Mariana Benavente Opinión

La normalización de la corrupción

“Todos robaban, todos saqueaban. Y entonces las riquezas empezaron a considerarse un honor, la pobreza un oprobio y la honradez sinónimo de malevolencia”. (Cicerón)

La corrupción no es mal de ayer, sino que se remonta a la antigüedad. Años atrás se descubrió lo que hoy se conoce como el primer caso de corrupción, el “Tebasgate”. Trata del saqueo de la tumba del rey Sobekemsaf, en el cual estuvieron involucradas autoridades de la antigua ciudad de Tebas (Egipto). Los miembros del gobierno fueron eximidos, mientras que el resto de personas involucradas fue juzgado y condenado.

También en Egipto, en el año 1,300 a.C, se dio el Decreto de Horemberg, en el cual ya existían normas contra las malas prácticas de las autoridades: “Se castigará con implacable rigor a los funcionarios que, abusando de su poder, roben cosechas o ganado a los campesinos bajo el pretexto de cobrar impuestos. El castigo será de cien bastonazos. Si el involucrado fuera un juez, la pena será de muerte”.

Con respecto a nuestro país, la corrupción se remonta a la colonia. Cuando españoles, que, al no ser parte de la clase privilegiada en su país de origen, acudieron al Nuevo Mundo con ansias de riquezas y poder. Esto, a expensas de los tesoros y mano de obra indígena que encontraron. El historiador Daniel Parodi, indica que la corrupción se instauró como algo muy común en la época del virreinato, donde los intercambios incurrían en sobornos y ventajas.

Hoy en día, la corrupción sigue presente, y, a pesar de existir múltiples leyes, comisiones e iniciativas en su contra, esta se constituye como uno de los principales males que aqueja a la sociedad.

Nelson Shack, Contralor, indica que, de acuerdo con cálculos de la Defensoría del Pueblo, el Perú pierde un aproximado de s/ 17 mil millones anuales en corrupción. Los cuales representan el 9,4% del presupuesto anual. Además, señala que las coimas salen del sobrecosto de las obras.

Para entender mejor la figura; s/ 17 mil millones son el equivalente a 18 millones 280 mil sueldos mínimos (s/ 930). Es decir, con lo que se va en corrupción, se podría pagar el sueldo mínimo del 59% de la población peruana, una población que pasa los 31 millones de personas. Es justo e importante que tales niveles de corrupción indignen a la opinión pública, pues su normalización sería nuestra ruina.

En la actualidad, el caso más sonado de corrupción, es el Odebrecht, que ha involucrado a cuatro expresidentes peruanos: Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García (2006-2011), Ollanta Humala (2011-2016) y Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018).

Como bien se sabe, la empresa Odebrecht tenía un departamento de sobornos llamado “Sector de relaciones estratégicas”. Desde aquel departamento, Odebrecht pagó millonarias sumas de dinero a distintos funcionarios públicos en 12 países, con el fin de ganar grandes licitaciones de obras públicas.

Esta empresa llegó a sistematizar un actuar incorrecto (el pago de sobornos para conseguir licitaciones), a tal punto, que incluso se llegó a crear un departamento de sobornos, como se indicó antes. El uso de coimas como modus operandi a lo largo de los años en los cuales Odebrecht operó, indica que los altos funcionarios de la empresa llegaron a considerar “normal”, algo tan grave como la corrupción. ¿Dónde queda la ética? ¿Dónde queda la responsabilidad social? Mucho se habla de la corrupción de los políticos, pero se debería hablar en igual medida, del actuar de los empresarios que hacen posible dicha corrupción.

Cuando era más joven me preguntaba ¿Por qué la corrupción sigue siendo uno de los principales problemas en nuestra sociedad y en el resto del mundo, si existen distintos mecanismos gubernamentales y no gubernamentales que velan por el control de la corrupción y existe un claro rechazo por parte de los ciudadanos? ¿Cómo sobrevive la corrupción al repudio generalizado de la opinión pública?

Ahora me doy cuenta que la respuesta no es tan sencilla, algunos sistemas de control de la corrupción, están siendo manipulados por corruptos, cuya misión es blindarse. Existen entidades a cargo de defender los derechos e intereses de la población, que están siendo manejadas por grupos de poder con intereses egoístas; seguir consiguiendo beneficios y no comparecer ante la justicia.

La corrupción está presente en la sociedad desde las primeras formas de Estado. Los casos que vemos en el día a día sugieren que, en lugar de mejorar, hemos retrocedido. La frase de Cicerón aún sigue vigente; la riqueza es sinónimo de honorabilidad, la pobreza de vergüenza y la rectitud, de tirria.

Mariana Benavente

Directora de Vox Populi Al Día

1 comment on “La normalización de la corrupción

  1. Vilma flores

    Excelente artículo acompañado de frases célebres, de opiniones de especialistas profesionales, fechas y cifras porcentuales.

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