Johan Leuridan Opinión

Educación y género

La violencia en la familia no es solo un problema en América Latina. Jennifer Tejada informa que 25 millones de mujeres en la Unión Europea fueron víctimas de violencia machista en el año 2014, principalmente en Suecia, Finlandia, Dinamarca, Francia e Inglaterra.

No solo el machismo es causa de esta violencia sino la subestimación de la mujer de los poderes políticos y los pensadores que encontramos en toda la historia. Solo dos ejemplos: la mujer no tenía derecho al voto y no podía hacer estudios universitarios. Nietzsche remató comparando la mujer con la vaca (Nietzsche, Así habló Zaratustra, 1883,33).

“Uno de los ámbitos en los que las ideas de inacción estatal y la “libertad” negativa han resultado particularmente perniciosos ha sido en el de la relación del estado con el hogar o la familia” (Martha Nussbaum, Crear Capacidades, 2017, 88). El liberalismo político dejó siempre al lado la esfera familiar y la crianza de los hijos. La mujer no tenía donde quejarse. Faltaban las sanciones contra la violencia.

Felizmente hoy en día los grandes poderes y pensadores quieren promover la igualdad, pero la teoría del género se puede sólo difundir en los colegios. Se confunde enseñanza con educación. La familia educa y el profesor enseña. La familia tiene su autonomía que el Estado no puede reemplazar. Una comunicación racional en las aulas no cambiará los comportamientos. No se puede imponer un cambio de conducta con la amenaza de desaprobar un curso de género. “No se puede poner en duda el significado político-moral de la esfera familiar, puesto que las condiciones psíquicas para casi todas las virtudes que el individuo debe tener… se crean dentro de las familias intactas, confiables e igualitarias (Alex Honneth, El Derecho de la Libertad, 2014, 229).

La teoría del género afirma que hay un sexo biológico y un sexo psicológico, que no tendrán ninguna relación entre sí. El sexo biológico no es dado y no se puede modificar mientras el sexo psicológico se podría construir. Cada persona puede decidir sobre su sexo independientemente de su cuerpo. Se usa el término género para indicar el sexo construido por uno.

Si cada uno construye su propio género sin referencia a los valores entonces todos los modos de relación tendrán el mismo valor: matrimonio, poligamia, promiscuidad, orgía, prostitución etc. Ninguna relación sería mejor o peor que otra. Se pretende marginar a la familia. Por eso se habla de la familia democrática. Los padres no tendrán ninguna autoridad sobre los hijos. Cada uno opina y toma sus decisiones sin intervención de otros. El Estado se encargará de la “educación” y lo entiende como sexual. El nuevo tipo de familia democrática será incapaz de educar humanamente a los hijos, de enseñarlos a amar y ser amados por lo que son y no por lo que tienen o saben. La sociedad de la teoría del género tendrá un futuro de violencia. Quedará como un proyecto de buena voluntad para lograr la igualdad entre varón y mujer porque no logrará sus objetivos.

Ya Platón querría eliminar los vínculos familiares. Aristóteles le respondió: “Y en un régimen semejante estarían mínimamente obligados a cuidarse el padre de sus hijos y los hermanos entre sí. Pues hay dos motivos, fundamentalmente, para quien los hombres se tengan mutuo interés y afecto: la pertenencia y el amor familiar. Consideramos, pues, que la amistad es el mayor de los bienes en las ciudades, ya que con ella se reducirán al mínimo los enfrentamientos civiles” (Aristóteles, Política, 126, 2 b). La revolución bolchevique también empezó con la eliminación de la familia, pero la realidad la obligó apenas después de cinco años volver a valorarla.

“En su unión de amor los esposos experimentan la belleza de la paternidad y de la maternidad; comparten proyectos y fatigas, deseos y aficiones; aprenden a cuidarse el uno al otro y a perdonarse mutuamente. En este amor celebran sus momentos felices y se apoyan en los episodios difíciles de su historia de la vida… La belleza del don recíproco y gratuito, la alegría por la vida que nace y el cuidado amoroso de todos sus miembros, desde los pequeños a los ancianos, son sólo algunos de los frutos que hacen única e insustituible la respuesta a la vocación de la familia, tanto como para la Iglesia y la sociedad”. (Francisco, Amor letitiae, 2016, 88).

Johan Leuridan Huys

Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología

0 comments on “Educación y género

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: