Mariana Benavente Opinión

Adolescentes en pandillas

“El pandillaje en Perú no es como en Centroamérica, los pabellones de pandilleros son marginados, les dicen los “tirapiedras””, comentaba un ex ministro del interior. Para mi sorpresa, no había reparado en la gravedad del pandillaje, en el cual se inician niños desde los 10 años o incluso menos.

Me encuentro haciendo una investigación acerca del pandillaje en Perú, se trata de un estudio exhaustivo que busca conocer los motivadores, la realidad y las expectativas de futuro de adolescentes que han estado en pandillas. Parte de la investigación incluye hacer entrevistas en profundidad, con las cuales voy conociendo la realidad del pandillaje en nuestro país.

El pandillaje es un problema que se encuentra en auge. Las pandillas son grupos que se caracterizan por la actividad delictiva, el abuso de sustancias como el alcohol y las drogas y por tener altercados con miembros de otras pandillas, hecho que es mucho más grave de lo que parece, pues en dichos encuentros más de uno puede terminar muerto.

Mi investigación se enfoca en menores de edad, los cuales se unen a pandillas por múltiples motivos. Algo en común es la situación de pobreza y de extrema pobreza. Uno de los menores alega que la primera vez que robó fue para comprar comida dado que en su casa no había suficiente dinero para alimentarse. Otro adolescente comenta que “gracias” al pandillaje, él puede tener cosas que no podía tener antes, como zapatillas y celulares.

“Faltaba plata para cocinar, mi madre se tenía que rebuscar de donde sea. A veces mi madre se tenía que pedir fiado para comer, mi abuela también (…). La primera vez que robe fue por necesidad. Tenía once años”

A esto se le suma la criminalidad en lo barrios donde viven, este es un segundo factor que aparece como motivador para que niños y adolescentes se unan al pandillaje. Jeferson, un adolescente de catorce años que perteneció a más de una pandilla en San Juan de Miraflores, cuenta acerca de una oportunidad en la que asesinaron a un hombre en su barrio.

“Eso me lo contó mi padre: estaban todos tranquilos, y justo viene un grupo de la banda de la U a chaparlo a mi papá. (Él) estaba tomando con un compañero y se corrió. Justo los vecinos salieron y se reúne todo el barrio de Alianza.  Se reúnen a atacar y chapan a uno, o sea, le tiran un rocón, le cae en la cabeza y cae al suelo. Van corriendo los de la Alianza a chaparlo y viene un chibolo frío, no sé y le mete un cuchillazo en la barriga. De ahí viene un señor, también de Alianza, pero ese era de los viejos, le mete un rocón en la cabeza y ahí quedó, se murió. Llegó la policía, todos se fueron. Al día siguiente pasaron en las noticias de que había un muerto”.

Jeferson se unió a la pandilla “Imperio” a los once años de edad. Su padre estaba en la pandilla “Los Zicarios” de Alianza, e introdujo a su hijo en el pandillaje y la actividad delictiva. Incluso le enseñó a usar el sable – un cuchillo “grandazo”, según cuenta – también le permitía beber y fumar desde que era un niño.

Vamos viendo que el pandillaje se presenta como una alternativa a una situación económica precaria. Asimismo, los adolescentes que provienen de barrios donde existe criminalidad, están más expuestos al pandillaje. A esto se le puede sumar que algunos padres introducen a sus hijos en el pandillaje, ya que vienen de bandas o pandillas.

Otro aspecto en común es que los menores que se unen a pandillas suelen provenir de familias en las que existe violencia física y psicológica. “Yo tenía mucho temor porque mi tío mucho me maltrataba. Y yo pensaba que todo lo que hacía algún día se lo podía hacer a mi tío. Y me reía y decía: “y así mi tío me pegaba, me maltrataba y ahora soy más pendejo que él””.

La realidad del pandillaje es muy fuerte, los adolescentes se dedican a robar para comprar drogas, a atacar a los miembros de otras pandillas e incluso pueden llegar a cometer asesinatos a sangre fría. Continuamos con la historia de Jeferson para ilustrar esta realidad.

“O sea, cuando estás en una pandilla y te alocas, cuando estás borracho dices: “quiero ir a matarlos, acuchillarlos”, Una vez estábamos tirando piedras y le cae un rocón a un pata. Y se cae al suelo, se vuelve a parar y mi pata viene y le mete un cuchillazo en el cuello. Le metí un rocón en la cabeza y se desamaya, me contarón que murió”.

Juan Carlos sabe que su actuar fue incorrecto, sin embargo, no parece darse cuenta de la magnitud de sus acciones. Él como otros adolescentes que han estado en pandillas, revelan que los asesinatos no son algo tan grave, incluso llegan a disfrutarlo, como si se tratara de un juego.

En nuestro país, la justicia se dirige a las consecuencias más no a las causas, nosotros nos enfocamos en los síntomas pero no en la enfermedad. Para atacar el problema del pandillaje en el Perú, se debe conocer a profundidad el tema y hacer algo con respecto a la situación familiar, de pobreza, de los barrios, etc.

El Estado podría hacer un acompañamiento a los padres para que reciban orientación acerca de la formación de sus hijos. De la misma forma, el Estado debe estar presente en los barrios donde existe criminalidad y alejar a niños y adolescentes de esta realidad, con todo lo que ella conlleva.

Es una tarea difícil pero no imposible. La sociedad y la empresa privada pueden contribuir en la formación de niños y adolescentes para que no caigan en el problema del pandillaje. Se podrían hacer trabajos de inclusión social a través de infraestructura y programas de recreación saludable para niños y adolescentes, también se les podría enseñar un oficio para que se sientan útiles en la sociedad.

Deben existir mayores esfuerzos para que haya menos niños y adolescentes en situaciones que los lleven al pandillaje.

Mariana Benavente.
Bachiller en comunicaciones p or la USIL, diploma en comunicación corporativa y desarrollo sostenible por la universidad de piura y diploma en Gestión de Marketing por Centrum Católica. Especialista en comunicación estratégica, investigación de mercado y opinión pública. Autora libro de investigación «Los Niños de la Calle».

2 comments on “Adolescentes en pandillas

  1. #JEA vengo trabajando en surquillo, punto vulnerable de pandillas y barras bravas
    Hoy por hoy se necesita voluntad y 0 protagonismo del que apoya,muchos han sido el mal necesario para mas de un empresario,alcalde y luego que.?

    :/ con esfuerzo y mucho trabajo planificado y bien presupuestado podemos articular,gestionar,sencibilizar,educar,informar y empoderar a los jovenes..!! #JEA

  2. Vilma flores

    Una realidad de escalofríos.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: