Opinión

El impuesto GAFA

GAFA es la sigla que reúne a los más  grandes conglomerados mundiales de hoy, los que están a  la vanguardia tecnológica: Google, Apple, Facebook y Amazon.

No es un exceso incluir otros como los innovativos tipo UBER que sirve al mercado del transporte individualizado. O el Airbnb,  que remece los costos del mercado del alojamiento,  turístico y familiar. O los Movos o grines de los patinetes eléctricos. Netflix.  

Pura tarjeta de crédito global.

Como siempre Francia se adelanta con un original  enfoque tributario a los multimillonarios ingresos de estos nuevos conglomerados planetarios del siglo XXI.

En esa línea viene de aprobar un impuesto del 3%  a la facturación cuando esta sea  superior a los setecientos cincuenta millones de euros al año, cerca de unos tres mil millones de soles de los nuestros, y por lo menos unos veinte y cinco millones de euros en el suelo francés.

Los  presuntos sujetos imponibles son, por lo pronto, además de las GAFA,  unas 35 grandes firmas y marcas.

Como la ley fue aprobada, primero por el parlamento en Diputados y el jueves  11 de este mes de julio, por la Cámara de senadores,  esta es  una norma que empieza con fecha vencida,  el primero de enero de este año.

 La ley será de aplicación  retroactiva entonces,  la caja fiscal gala recogería, según cálculos que aparecen en EL PAIS de Madrid,  unos primeros cuatrocientos millones en el 2019 y  650 millones de euros en el 2020. Ingresos fiscales que expresan, según los tenores de la política fiscal francesa, el sentimiento de “justicia distributiva real” que transmite la motivación de este gravamen.

El contragolpe ha sido inmediato. Viene de las oficinas comerciales del presidente norteamericano Donald Trump. Anuncian una puesta en revisión de los fundamentos y resultados de la medida que consideran gravosa para los intereses gringos. Amenazan con aplicarle un arancel suplementario a los mundialmente famosos vinos de los campos  francos, entre otros productos, si en un año  se confirma su naturaleza gravosa, y de esa manera “compensar” los efectos del “impto. GAFA”.  Para clarificar, la verdad de los  efectos compensatorios de la imposición de Trump  es una restricción a sus propios consumidores. Subirle de precio al vino de modo a desalentar  el consumo de los generosos productos bordeleses y remplazarlos por ríspidos alcoholes californianos.  “Sustitución de importaciones”, que le dicen, al modo de Paul Singer, el brillante neoclásico que algunos todavía confunden con alguna variante de izquierda. Lo que prueba ponerle impuesto a este GAFA es la enorme complejidad del cálculo de los ingresos, costos, márgenes, costos fijos y variables, punto de equilibrio y escalas de tributación, a escala de la circulación internacional del capital. Y la utilidad, en tal contexto, de la coordinación interestatal nacida de la Unión Europea. Vivimos, además, una suerte de  retorno a las más antiguas referencias prácticas  de la teoría de las ventajas  comparativas de David Ricardo, el gran teórico burgués inglés. Este analizaba el intercambio (del  Siglo 19)  vino portugués por tejidos de Gran Bretaña, lo que le permitía una ventaja de especialización. Telares y máquinas, fábricas de camisas para los ingleses, uva y vino, parcelas para los portugueses, mostrando que ese era el fundamento de la importancia de las diferencias de productividad entre la industria modernizadora y la agricultura estancada, y  en la determinación del desigual precio de producción, según la  teoría del valor.  Aquí y ahora, toda la información de las transnacionales fluye a través de redes y servidores opacos a las autoridades nacionales y los criterios de imputación del costo de cesión interna de bienes al precio son inaccesibles para los cristianos. Si no preguntar las claves del Drousy  a los globalizados cariocas. Será bueno conocer, en consecuencia, el modo que han encontrado los galos para estimar los márgenes imponibles de estos conglomerados que actúan en redes complejas y densas.  Deben haberse apoyado en su legendaria Dirección General de impuestos que, desde los tiempos de Napoleón, se ha convertido en modélica para las administraciones tributarias del planeta. Y en las otras DGI de la UE.

Gonzalo García Núñez.
Profesor principal de la Universidad Nacional de Ingeniería y de la Escuela de Posgrado de la facultad de ingeniería industrial y de sistemas. ex decano nacional del colegio de ingenieros del peru y secretario general del cip. director del bcrp, consejero presidencial del cnm (2010- 2015). presidente de la comisión nacional anticorrupción can 2011.Consultor de la JNJ Ecuador y de Guatemala. Ex regidor metropolitano de lima, presidente del directorio de la empresa de informática y del catastro urbano.

0 comments on “El impuesto GAFA

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: