Siempre pensé que en el Perú podíamos hacer eventos de un primer nivel, pero no me imaginé que se pudiese llegar a un nivel superlativo como el que se mostró en la inauguración de los 18 Juegos Panamericanos Lima 2019, el pasado viernes 26, en el Estadio Nacional.
Un nivel de complejidad altísimo y una ejecución impecable. Ya la conceptualización fue diferente a otras, articulando distintos elementos de nuestra cultura, historia y tradiciones, los cuales fueron plasmados con mucho profesionalismo.
Se tomó como elemento central al imponente nevado Pariacaca, ubicado en los Andes centrales que gracias a la realidad aumentada fue transformándose en el hilo conductor de toda la ceremonia. Es cierto también que llamó la atención que el guión no comprendiese ningún elemento de la cristiandad, característica esencial de nuestra peruanidad, en los últimos 500 años. Para que sea un fiel reflejo histórico se pudo hacer alguna referencia al Señor de los Milagros u otra festividad religiosa.
Los momentos culmen fueron la participación del mejor tenor del mundo, Juan Diego Flórez, interactuando con uno de los íconos emblemáticos de la Ciudad de Lima,
la majestuosa Chabuca Granda, y posteriormente el encendido de la antorcha panamericana, para lo que fueron seleccionadas dos leyendas, Lucha Fuentes y Cecilia Tait, máximas representantes de los momentos gloriosos del voleibol, deporte que le ha dado al Perú los más grandes logros colectivos.
La alegría e integración, el desfile de las delegaciones, no por la pista atlética, sino por el medio de la cancha, la musicalización, el despliegue de miles de voluntarios y un país unido fueron las características principales de este mega evento. Aplausos sin límites.
Culminada la inauguración, el panorama deportivo para nuestro país podía volverse ófrico. En la historia de los 17 juegos anteriores, que iniciaron en Buenos Aires en 1951, Perú había obtenido solo 8 medallas de Oro, y 110 medallas de plata y bronce. Esto nos ubica, como país, en la posición 18 de todo el espectro panamericano y por encima solo de Paraguay y Bolivia en Sudamérica.
Ese para mi opinión era el mayor cuestionamiento, en su momento, de postular una candidatura a unos juegos panamericanos. Por qué no invertir ese dinero en promover el deporte, desde la niñez. Mejorar la infraestructura para los deportes que se practican en el país. Capacitar a los formadores y traer a los mejores del mundo para transformar a una nueva generación y convertirlos en deportistas de élite.
En casi todos los casos los éxitos logrados por nuestros deportistas, son mérito de ellos mismos, pero decisivamente de sus padres y de esfuerzos de personas individuales. Entrenando en condiciones precarias y prácticamente sin posibilidad de competencia de alto nivel.
No existe una política de estado que fomente el deporte y por eso el resultado es tan pobre. Revisemos una información de Forbes del 2015, relacionada a la inversión en deportes en los países de Latinoamérica:
- Brasil – U$S 842.4 millones
- México – U$S 233 millones
- Chile – U$S 213 millones
- Colombia – U$S 169.3 millones
- Panamá – U$S 65.3 millones
- Cuba – U$S 62.1 millones
- Ecuador – U$S 52.5 millones
- República Dominicana – U$S 50.2 millones
- Puerto Rico – U$S 32.8 millones
- Argentina – U$S 30.3 millones
La información a la mano indica que el Estado peruano invierte aproximadamente 10 millones de dólares para el mismo fin.
Gracias a Dios el tesón, amor propio y capacidad de lucha de nuestros deportistas han contribuido a darle brillo a nuestras Fiestas Patrias y en las primeras jornadas han puesto el nombre de nuestro país por todo lo alto obteniendo 4 medallas de oro y otras más de plata y bronce. Pero sobretodo lo más conmovedor es ver el carácter y entrega de dejar todo para demostrar que en nuestro país hay talento y podemos lograr grandes cosas.
Que este esfuerzo logre un cambio en la visión país y que pronto veamos mayor inversión tanto del sector público, como de la empresa privada para obtener mejores resultados y que por fin entendamos que el deporte es un motor de cambio social.
Guillermo Ackermann Menacho.
Desde hace más de 38 años me desempeño en la industria de las comunicaciones y el marketing, ejerciendo tanto en medios tradicionales, como radio y televisión, así como en la producción independiente de contenidos audiovisuales, documentales, videos institucionales, programas televisivos y radiales y publicidad. He sido productor ejecutivo de material realizado en 24 países. Desde mi juventud he estado involucrado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como gestor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar y quiero ser protagonista.
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