Opinión Tomás Marky

Perspectivas: el narcoterrorismo en el VRAEM y las alternativas para combatirlo

Antes de abordar el tema central, asumiremos que el narcotráfico es la comercialización de sustancias tóxicas ilegales lo que incluye el sembrío de la hoja de coca, la elaboración de la droga y su distribución a los mayores mercados del mundo.

De otro lado, el terrorismo es el insano accionar que realizan los remanentes de sendero luminoso. Estas dos nefastas actividades se realizan en nuestro país en la región denominada el VRAEM (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) que comprende varios distritos de los departamentos de Ayacucho, Huancavelica, Cusco y Junín. 

En esta zona, según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, los cultivos de hoja de coca, en el 2,014, fueron de 18,845 hectáreas.

El narcotráfico genera corrupción y violencia y según un estudio de las Naciones Unidas su comercialización en el mundo en el 2,003 generó  321,000 millones de dólares, aseverándose que en el Perú se mueven alrededor de 4,200 millones de soles anuales.

 Se afirma que es en el VRAEM donde se produce la mayor cantidad de cocaína en el país.

Lo lamentable y perjudicial en el VRAEM es la consolidación de un maridaje pernicioso entre el narcotráfico y el terrorismo que ha dado lugar a un nuevo y extremadamente peligroso fenómeno que hoy conocemos como narcoterrorismo y que el Estado enfrenta desde hace 25 años con sus Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, sin que se hayan obtenido resultados que certifiquen la pacificación de la zona.

Para combatir en mejores condiciones esta lacra, desde los años 90 se pensaba en Ayacucho en una alternativa que permita, además del enfrentamiento armado, propiciar el desarrollo de esta región comenzando por el asfaltado de la carretera de los libertadores que uniría más eficientemente esta ciudad, cuna de sendero, con la carretera Panamericana y Lima, es decir con la costa del país, favoreciéndose además el transporte de los cultivos alternativos a los sembríos de hoja de coca que provenien de los poblados de la llamada oreja de perro ayacuchana tales como Canaire, Llochegua, Sivia, Palmapampa, Pichari y muchos otros más infestados de narcotráfico y subversión.

Se planteaba en ese entonces que este asfaltado debería complementarse con el asfaltado de la carretera Tambo- San Francisco- Pichari que facilitaría enormemente el transporte de los cultivos de esta zona hacia Ayacucho y luego hasta la ciudad de Lima.

Para un mayor aseguramiento del transporte de los cultivos alternativos se pensaba que no solo podían llevarse a la costa sino también al gran mercado de Huancayo y la sierra central para lo cual debía asfaltarse la carretera Huanta- Mayoc- Izcuchaca- Huancayo.

De esta manera, los cultivos alternativos a la hoja de coca podrían ser transportados en mejores condiciones hacia la costa y hacia la sierra central disminuyendo las preferencias de los agricultores por el sembrío de la hoja de coca, cuyo precio es superior a la de cualquier otro cultivo por ser empleada para elaborar cocaína.

Desafortunadamente, solo se hizo el asfaltado de la carretera de los libertadores dejándose de lado el asfaltado del resto de la red vial con lo que se priorizó el enfrentamiento sobre el desarrollo al parecer porque era muy costoso hacerlo.

Nos parece que ambos deben complementarse máxime si al cabo de un cuarto de siglo la violencia y el narcotráfico siguen creciendo.

Sería interesante su estudio ahora que la presidencia de la República ha propuesto el Plan nacional de Infraestructura, considerando que los planes no son estáticos sino que se van actualizando o modificando en función de la realidad de sus cometidos.

Estas obras de infraestructura vial, que podrían ser replicadas en una gran extensión del VRAEM y ser ejecutadas por batallones de la ingeniería militar dado lo agreste del terreno y los peligros que presenta la zona, facilitarían ostensiblemente el transporte de los cultivos y complementarían el accionar de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, coadyuvando no solo al crecimiento económico sino a lo que es más importante aun, el desarrollo sostenido de esta región muy poco atendida por el Estado y que hoy está convertida en un territorio tan peligroso como deprimido de nuestro país.

Tomás Teobaldo Marky Montero.
Estudió en la Escuela Militar de Chorrillos, egresando el 01 de Enero de 1965. Pertenece al arma de infantería y es general de división en situación de retiro. Es graduado de la Escuela Superior de Guerra del Ejército y del Centro de Altos Estudios Militares. Fue Jefe Político Militar de Ayacucho, Comandante General de la Tercera y Cuarta Regiones Militares; Inspector General del Ejército y, Jefe del Estado Mayor General del Ejército.

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