Durante el último año he sido muy crítico con la gestión del presidente Vizcarra, por muchas razones de orden político y respecto a sus deficiencias en la gestión administrativa del país. No obstante, en lo político, reconozco como valiosa su propuesta de adelantar elecciones generales para presidente de la República y congresistas.
Con el adelanto de elecciones en el país, se podría salir de la grave crisis política que nos agobia y que nos ha llevado al punto en que la mayoría de peruanos tenemos la sensación de que el país no da para más.
Por un lado, el Ejecutivo ha cometido muchos errores, y no ha dado muchas señales de disposición al diálogo, a la vez que el Congreso ha demostrado que -tenemos que decirlo con todas sus letras- se ha convertido en una verdadera vergüenza nacional. Es una institución plagada de muchísimos congresistas cuestionados por todo; por lobbies, por delitos comunes; hasta por crímenes, y, por cierto; por acoso sexual, y muchas cosas que seguramente no sabemos, y que ha llevado al desprestigio de esa institución ante la ciudadanía, además de manejar una agenda política de espaldas a la realidad del país y a las demandas sociales, hasta desconectarse de los ciudadanos.
Hoy, muchos de los opositores a la propuesta presidencial, son principalmente agrupaciones políticas y figuras públicas que de alguna manera no han estado vinculados a aquello que se ha desgastado en el país: la confianza. En muchos casos, con vinculaciones a las denuncias de corrupción, y en otros casos, con un desgaste en su prestigio, que ha llevado el repudio popular.
La salida política del adelanto de elecciones pondrá respiro al país, los argumentos en contra son totalmente vacíos, inútiles, insuficientes, pobres, escasos, que no vale la pena ni atenderlos, pero que igualmente habría que citarlos. Se dice que esto generaría inestabilidad económica, yo no creo que esto genere inestabilidad económica, al contrario, debería generar estabilidad económica, porque un cambio en el país a nivel político, lográndose más estabilidad política, tendría una correspondencia en la estabilidad económica, por un lado. Por otro lado, el Perú ha vivido permanentemente en una situación muy grave, de inestabilidad política y la economía ha caminado. Como en los 80 o 90, cuando ocurrió en Italia que la política era un caos, pero la economía avanzaba, al punto que a eso se le llamó la “italianización” de la economía y la política.
No es deseable lo que ha ocurrido, pero buena parte del estancamiento económico se debe a la crisis política, a la degradación de la política. También se habla de inviabilidad de la propuesta presidencial, por los plazos que serían muy cortos, pero todo el mundo sabe que cuando hay voluntad política se puede hacer cualquier cosa. Evidentemente, si el Congreso lo desea podría poner la prisa suficiente para que la iniciativa salga adelante.
Todo esto me hace pensar que, en el Perú, a los políticos les está importando muy poco el país, no hay amor al país, no hay un verdadero trabajo por el interés nacional, y que están primando los intereses particulares de grupos e individuales, y también está primando el odio y las bajas pasiones sobre los intereses nacionales.
Luis Benavente.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Magíster en Administración, graduado por la Universidad de Lima. Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional Hermilio Valdizán de Huánuco.
Actualmente se desempeña como director ejecutivo de Vox Populi Consultoría y analista político en medios de comunicación nacionales e internacionales.
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