Realizar una reflexión sobre la sociedad y las personas que la forman, regularmente, es oportuno, por ello, dedicaremos las próximas líneas al eje central de una sociedad: sus valores, un tema sensible y lleno de posibilidades.
Los valores, son los principios que rigen nuestras vidas, y pueden ser éticos, estéticos, personales, familiares, afectivos, sociales, religiosos, etc., y algunas categorías, como por ejemplo: respeto, la honestidad, la responsabilidad, la justicia, la libertad, la tolerancia,….
Sabemos que la “primera escuela” es el hogar, y los padres son los modelos facilitadores significativos, constituyendo una guía de aprendizaje de los valores familiares y comportamiento para sus hijos; posteriormente, el ámbito socio-educativo y la interacción con sus miembros, influirá en lo aprendido.
De ahí la repercusión de una educación emocional autorreguladora, pues facilitará el cumplimiento de las normas que implican esos valores, la persona aprenderá a sentirse bien siendo paciente, cortés, solidario, afectuoso,… de manera natural.
Así, apreciamos la importancia del desarrollo de estos valores, para la expresión inteligente de nuestras emociones, sentimientos y actitudes, frente a la vida y el entorno del que formamos parte.
El propósito es invitaros a considerar vuestros valores personales, por mi parte comparto una pequeña lista de esos valores que, respetuosamente, os propongo fortalecer y/o reactivar:
Amor, es uno de los principales valores pues tiene el poder de cambiar las vidas y generar esperanzas a pesar de lo difícil de una situación.
Cortesía, es el valor que favorece las relaciones interpersonales, a partir del respeto al otro.
Empatía, valor permite a una persona comprender y ayudar a otra que pueda encontrarse en una situación difícil, contribuye a relacionarse más fácilmente con los demás.
Gratitud, es sentirse agradecido con el mundo y con las personas que nos rodean y aportan positivamente a nuestra vida.
Humildad, tiene que ver con reconocer nuestras debilidades y errores y el deseo de ayudar a los demás a ser mejores.
Paciencia, es el valor que nos induce a ser tolerantes y resistir, con fortaleza, las adversidades
Respeto, es el valor que mueve a tratar bien y con educación a los demás, aceptando las diferencias.
Solidaridad, es el valor que conduce a ayudar a otros.
Verdad, es un valor que implica honestidad y sinceridad en palabras y acciones.
Existen diversas listas de valores propuestas por otros estudiosos del tema y, es probable que algunos de vosotros no estéis de acuerdo con determinados valores, o que reconozcáis otros, no pasa nada, lo principal es que cada uno tenga claridad sobre aquellos que practica, pues se trata de facilitar que estos valores (y otros), lleven a la persona a desarrollar una vida sana y con objetivos coherentes, de calidad para sí misma y para los demás.
Finalmente, si me permitís, os propongo, a modo de ejercicio, hacer una lista de vuestros valores y ordenarlos por prioridad.
Luego, responder a las siguientes preguntas:
- ¿Qué valor me gustaría inspirar en mi entorno?
- ¿Contribuyo con mi rol social, profesional, laboral y personal a la transmisión de valores?
Recuerda:
“Tus valores no se definen por tus palabras, sino por tus actos”
Jacqueline Alejandra Dolores Dagnino.
Licenciada en Psicología, Universidad Femenina del “Sagrado Corazón”. Directora de la Escuela Profesional de Psicología de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (2016 -Febrero 2018)
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