Una noticia seguramente conocida en todo el mundo es un nuevo ataque armado en Estados Unidos, el sábado 3 ahora en El Paso, Texas, ciudad situada en la frontera con México por el estado de Chihuahua, que en este momento arroja la cifra de 21 personas muertas y otro tanto heridas. Otro evento semejante ocurrió al día siguiente en Ohio con nueve víctimas fatales.
Nunca podremos dejar de conmocionarnos por eventos de esta índole que hieren a la humanidad entera. Nunca podrá ser tanta la indiferencia que no nos duelan sus consecuencias en el plano humano y social.
Con mucha consternación advertí que las primeras notas de la ejecución de El Paso, se referían a ella como la de mayor número de víctimas “en lo que va del año”. Subrayo por mi cuenta esta última expresión porque trasluce varias realidades que han tomado carta de naturalización en aquel país: que ya no son eventos extraordinarios, que cualquier día ocurrirá otro más, y de mayores proporciones. Alarma verlo como un hecho de la cotidianeidad, que lo atroz sea asumido con una resignación subyacente que se traduzca en normalidad.
Lo grave no termina ahí. El ejecutor, detenido con vida y bajo investigación, ha sido un joven de 21 años, que de acuerdo con un extraño manifiesto publicado en sus páginas personales, arguye que su motivación consiste en que hay una invasión de hispanos a Estados Unidos, que se apoderan de cargos y empleos, que nadie los detiene y él es quien tomará cartas en el asunto. No siempre es suficiente una convicción ideológica para llevar a alguien a cometer algo tan horrendo, seguramente concurrirá con factores del orden psicológico, social y cultural. Aun se apresura a decir, consciente de que esta será una línea de análisis, que él tiene estas ideas antes de que las expresara Donald Trump.
A partir de aquí la cabeza de cualquiera con un poco de sentimientos debería estallar. ¿Qué está ocurriendo en los entornos familiares como para construir personalidades que se convierten en fértil caldo de cultivo de ideas extremas que alientan el odio? ¿Qué ocurre en el sistema educativo que no forma personas que puedan discernir el bien del mal, lo falso del error? ¿Son frutos podridos o son auténticas creaciones de nuestros propios sistemas, aun sin que sea ese el propósito? Anhelamos personas críticas con la información que reciben y que la procesen de modo fecundo para una existencia armónica con sus semejantes esenciales aun con quienes no compartan un mismo punto de vista. Me pregunto qué está en la mente de los líderes de esa sociedad, empezando por supuesto con el presidente Trump, que con tanta facilidad e irresponsabilidad, como señalan investigaciones periodísticas, se envuelve en discursos supremacistas y segregacionistas. Yo no lo culpo a él, desde luego, pero ya en el conjunto de factores todo concurre a un ambiente que tarde o temprano iba a terminar en esto.
También está el factor de la venta de armas. En ningún país latinoamericano somos tan liberales como para permitir este tipo de comercio con personas que no están capacitadas ni habilitadas para usarlas, y cuya consecuencia es que alguien puede morir víctima de balas propias de las guerras haciendo compras de víveres en un centro comercial un día cualquiera por la mañana.
Como decía un viejo maestro de periodismo, la noticia no es el hecho, sino el significado del hecho. Hay demasiadas cosas que estamos haciendo mal y que concurren en que la principal riqueza de un país, como un joven de 21 años, sea la fuente de su mayor dolor, el que es evitable, el que no tiene sentido, uno, en este caso, que significa el fracaso de la palabra y el entendimiento, el fracaso de la vida que se expresa en odio con un lenguaje de balas.
Arturo García Portillo.
Político mexicano miembro del Partido Acción Nacional, del que fue integrante de su dirigencia nacional por varios años. Fue Diputado Federal, secretario de las comisiones de relaciones internacionales y comunicación. Consultor en campañas electorales y comunicación. Colaborador habitual de la Fundación Konrad Adenauer. Actual asesor de la alcaldesa del municipio de Chihuahua, Mexico.
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