Carmen Masías Opinión

Nos podemos quemar, no sólo en incendios: el “Burnout”

¿Es una característica de nuestro tiempo el síndrome del “burnout”? Este  conjunto de síntomas es un extremo del estrés laboral. La Organización Mundial de la Salud  (OMS) opina que no es exclusivo de estos dos siglos. Ha existido  siempre. Lo considera un conjunto  de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción, ante determinados estímulos.  Cuando nos enfrentamos a una situación de amenaza las hormonas cortisol y adrenalina son segregadas por nuestros órganos para responder. Se produce  un incremento de la presión arterial. De ello nos habla el doctor Elmer Huerta: “pasado el evento de peligro el organismo,  se autorregula y regresa a la normalidad. Pero hay la posibilidad de no retornar al estado inicial y que el daño se de y esto sucede cuando el estrés es permanente”.  Se vuelve negativo  y daña la salud. Puede  causar  depresión y  ansiedad  en el hogar, la comunidad, el ámbito laboral y darse entonces el síndrome del “trabajador quemado” es decir aquel que sufre el “burnout”. La OMS lo define como “un estrés crónico  con elementos de agotamiento,  cinismo, escepticismo y sentimientos negativos hacia el trabajo, así como eficacia y eficiencia muy reducidas son un  fenómeno ocupacional  que afecta la salud”.

Se han realizado estudios que revelan que las personas más vulnerables son los médicos, enfermeras y docentes que  cumplen largas horas de trabajo.  “Es peligroso que el compromiso laboral se entienda como permanecer más allá de tus horas de trabajo, incluso, de tus fuerzas.  Es grave.” 

Muchos trabajadores  sacrifican su vida personal  incluyendo la  pareja y la familia  por satisfacer las demandas  irracionales de jefes  terminando en un “burnout”. Las organizaciones,  deben medir   niveles de estrés fundamentalmente aquel que esté llevando,  a esta situación. Es importante considerar el enfoque de género, tomando en cuenta que en un país como el perú con tantas inequidades entre los sexos, la mujer,  muchas veces,  lleva a cabo doble o triple jornada,  es decir,  además del trabajo fuera del hogar,  asume la mayor carga en la organización doméstica.

Rosa María Fuchs de la Universidad del Pacífico, (citada por el diario “el comercio” el 9 de junio del 2019) propone que las empresas cuiden la salud mental de sus trabajadores  mediante programas de prevención y promoción sobre todo cuando se trabaja en situaciones de riesgo y de alta tensión.  Añade que es importante adecuar horarios de acuerdo a edad, situación, necesidades.

Las jornadas laborales flexibles son posibles. Se dan en distintas sociedades trayendo  beneficios. Chile, por ejemplo, ha dado una ley sobre flexibilización laboral  tratando  de conciliar trabajo y familia: con la posibilidad de dividir los días entre casa y  centro de trabajo, asimismo  “bloques de trabajo” con  vacaciones y  de acuerdo a las parejas y sus necesidades. Es obvio que la situación de Chile es distinta a la peruana. Comencemos diciendo que la informalidad en Chile es  30% y la peruana   70%.

Las siguientes expresiones aparecidas en el diario el Comercio del 9 de junio del 2019 son esclarecedoras y se deben a dos expertos: Elmer Huertas y Mario Reyes-Bossio. Resumiremos las mismas:  la vida nos enfrenta a nuevas realidades, a incertidumbres y el estrés se presenta, es inevitable y dependerá como lo maneja cada persona de acuerdo a sus percepciones y habilidades y a los recursos de su entorno. Si una persona empieza a sentir sobrepasada su capacidad  intensificará ciertos síntomas como ansiedad, trastornos del sueño, etc.

Huertas ve la hiperconectividad como un detonante del estrés dañino.  Esperar con ansiedad y responder con la misma a mensajes de correo, whatsapss, produciría estrés.

¿Cómo manejarlo?, desde la empresa considerar que los trabajadores son “ellos y sus múltiples circunstancias”. Que un trabajador producirá más si no siente “una espada sobre la cabeza” permanentemente. Obviamente tener en cuenta la familia que merece respeto y es parte de la productividad de quien trabaja.

Carmen Masías Claux.
Directora Ejecutiva de Cedro. Ex jefa de Devida. Psicóloga con máster en Terapia de Familia. Estudió administración, desarrollo de proyectos y desarrollo comunitario. Estudió crítica de cine.

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