Básicamente, el liberalismo es una doctrina política que predica la libertad individual, restringe la intervención del Estado en la vida social, económica y cultural. Propone la libertad y la tolerancia en nuestras relaciones es decir, en suma, cultiva la promoción de las libertades civiles y económicas.
Surge como una actitud política doctrinaria en la historia de Inglaterra que resulta de las tensiones de la sociedad civil y del Estado habidas en esa nación en el siglo XVII.
En su base se encuentran las ideas de John Locke que fueron expuestas en Ëpístolas sobre la tolerancia” y “Dos tratados acerca del gobierno”.
El liberalismo comprende dos aspectos que se interrelacionan, el social y el económico. El social se aplica en la vida política de los individuos y postula plena libertad de expresión y de religión con muy poca intromisión del Estado.
El liberalismo económico propugna la aplicación de los principios liberales en el desarrollo humano sin la intervención del Estado para que según esta doctrina se logre la igualdad de condiciones de todo el ser humano.
Dentro de los dos grandes aspectos el social y el económico, según escribe Isabel Castillo, el liberalismo social es una doctrina política que busca encontrar el equilibrio entre las libertades individuales y la justicia social fundamentándose esta ideología en la defensa de las iniciativas individuales limitando la influencia del Estado en los temas de la vida social y cultural de los seres humanos, encontrándose entre sus grandes pensadores y artífices a John Locke (Inglés. 1,632-1,704), Jeremy Bentham (Inglés. 1,747-1,832), John Stuart Mill (Inglés.1,806-1837) entre otros.
En lo que corresponde al liberalismo económico, se considera a Adam Smith (Escocia. 1,723-1,790) como uno de los más grandes propulsores de este aspecto del liberalismo considerándosele además como el padre de la economía moderna, siendo su obra cumbre “Una investigación sobre el origen y causa de la riqueza de las naciones”, donde sostenía que la verdadera riqueza de las naciones era proporcionada por el trabajo y que este incidía de manera directa en el precio de los productos, precisando también que el capital de una sociedad debería ser destinado en la inversión de la industria y luego al comercio exterior.
Para Adam Smith era vital la división del trabajo a efectos de lograr la mayor productibilidad posible.
Sostenía que una sociedad que quiera obtener la máxima riqueza debería practicar la libre competencia en todos los aspectos de la producción y el comercio. Decía que a través de la libre competencia se regulan los precios del mercado por medio de la oferta y la demanda, obteniéndose los mejores precios para los consumidores.
Ahora bien, con esta apretada síntesis, los peruanos debemos preguntarnos si somos liberales o no y si nuestra Constitución Política propugna o no el liberalismo.
Los principales estudiosos señalan que el pensamiento liberal desde el siglo XVIII influenció en los peruanos de entonces y es a partir de esa corriente ideológica que germinaron ideas como la libertad de imprenta y las de la independencia de España.
Las 12 Constituciones que hemos tenido en el Perú incluidas las del siglo XX (1,920-1,933-1,979 y 1,993) sin duda están inspiradas en el liberalismo, pero también esta corriente ideológica se ha visto enriquecida por pensamientos más modernos y otras corrientes que señalan que lo que nos guía política y socialmente en la actualidad es otra ideología denominada neoliberalismo que muchos entienden como la radicalización del capitalismo llamado también el capitalismo salvaje que trastoca todas las ideas de igualdad y genera, especialmente en los todavía llamados países del tercer mundo, enormes trastornos y brechas sociales.
Personalmente, creo que en nuestro país, en esencia, somos liberales a pesar de ideas colectivistas que se pueden apreciar en los rezagos del terrorismo y en la práctica política de algunos peruanos quizá desconcertados ideológicamente que pretenden imponer sus ideas trasnochadas que jamás han tenido éxito en ningún país que conocemos; pero, vivimos en democracia y eso implica tolerancia y libertad de pensamiento y de expresión.
Si nuestro país en los 198 años de vida independiente ha crecido económicamente 2.8% en cada año de estos casi dos siglos, superando a casi todos los países europeos (Dr Richard Webb. Diario El Comercio. 04Ago19), pareciera ser que este respetable crecimiento, que lamentablemente no se ha tornado en desarrollo, se debiera de algún modo a la iniciativa individual de emprendedores a lo largo de ese trajinar republicano. El Dr R. Webb en otro artículo (Diario El Comercio.18Ago19) lo llama el soldado desconocido, señalando que su perfil emerge de grupos medios cuya combinación de poder político y poder económico, les abre posibilidades de iniciativa empresarial que, bien podrían haber partido de iniciativas individuales.
En síntesis, se puede afirmar que las ideas de libertad y de emancipación siempre estuvieron asociadas a la impronta del liberalismo tanto en lo social como en lo económico, y a nuestro modesto entender, es esa la ideología que nos señala el mandato constitucional que ya vislumbra el bicentenario de nuestra independencia; porque como bien señaló Arturo Uslar Pietri, el ideal de igualdad absoluta, tan viejo como la utopía, no ha llegado a funcionar en ninguno de los ensayos revolucionarios que la historia ha conocido hasta hoy.
Tomás Teobaldo Marky Montero.
Estudió en la Escuela Militar de Chorrillos, egresando el 01 de Enero de 1965. Pertenece al arma de infantería y es general de división en situación de retiro. Es graduado de la Escuela Superior de Guerra del Ejército y del Centro de Altos Estudios Militares. Fue Jefe Político Militar de Ayacucho, Comandante General de la Tercera y Cuarta Regiones Militares; Inspector General del Ejército y, Jefe del Estado Mayor General del Ejército.
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