Escribíamos, recién conocíamos los resultados de las elecciones generales el pasado 10 de noviembre en España, que debíamos evitar el gobierno Frankenstein. Para quienes desconozcan que significa esto, es la etiqueta que puso Alfredo Pérez Rubalcaba, quien fue vicepresidente de gobierno con Zapatero en España, gobierno del PSOE y que definía bajo esta etiqueta un gobierno tripartito entre PSOE, PODEMOS y los independentistas. Un gobierno que sería, según Rubalcaba, letal para España.
Años después de que se inventara esta etiqueta aquí estamos, con un presidente en funciones llegando a acuerdos con Unidas Podemos (antes fue Podemos) y con ERC (Esquerra Republicana de Cataluña). Tan solo 48 h. después de conocer los resultados electorales firmó un acuerdo con Unidas Podemos, el acuerdo del abrazo para conformar un gobierno conjunto. Es lo que podríamos llamar “gobierno del insomnio”, ya que Pedro Sánchez consideraba antes de las elecciones que no “dormiría tranquilo” ni él ni los españoles si Unidas Podemos estuviera en el gobierno.
El presidente en funciones de España parece no tener memoria para lo reciente, ni para lo dicho por el mismo y gestiona en estos momentos esos acuerdos que deben contar con el apoyo de los independentistas, aquellos que solo apoyarán un gobierno que les conceda lo que piden y que es contrario a nuestra carta magna.
Pedro, quien dijera que ante una situación semejante antepondría sus principios antes de ceder a estas peticiones, ha olvidado por completo lo dicho y está dispuesto a la concesión antes de verse fuera del palacio al que le ha cogido el gusto y prefiere llevarnos al abismo antes de buscar acuerdos con los constitucionalistas.
Pedro Sánchez, llegó a la presidencia por una moción de censura; tiempo después convocó elecciones (abril 2019) y no fue capaz de conseguir los apoyos suficientes para su investidura y pensando que subirían los apoyos volvió a convocar elecciones (noviembre de 2019), pero los resultados fueron peores. Ahora está en el callejón que el mismo ha construido.
Esta es la lamentable situación y los independentistas de ERC, sabiendo que Pedro es débil y que no tiene más oportunidades, —porque o sale investido o tendrá que irse, es su última oportunidad y todos lo saben— sube el precio para su abstención.
El presidente en funciones, quien dijera que no sería presidente a cualquier precio y que entre principios o sillas elegiría sillas, padece amnesia y elegirá sillas antes que principios, nos venderá a cualquier precio, si alguien de su partido no lo remedia.
Unos le llaman el gobierno del insomnio, porque no nos dejará dormir tranquilos, citando al propio Sánchez. El presidente de la desmemoria para lo actual. El presidente que no sabe cuántas naciones hay en España; el que no sabe qué es una nación, sabe que ahora o nunca. Nunca ha sido investido presidente, nunca ha salido investido por las Cortes de la Nación Sspañola, la única soberana que existe según nuestra constitución, pero o admite varias naciones y varias barbaridades o debe retirarse porque su persona, su nombre no aguantaría como candidato de unas terceras elecciones. Él solo se ha metido en este laberinto y solo hay dos salidas: el abismo o la dignidad. Frankenstein o la dignidad. Vender o convencer.
María Palma Peña Jiménez.
Doctora en Comunicación por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (España). Licenciada y Máster por la Universidad de Salamanca. Directora del Máster Universitario en Protocolo, Comunicación Institucional y Organización de eventos y Coordinadora a su vez del Grado en Protocolo, Organización de eventos y Comunicación de la URJC. Autora de numerosos artículos científicos centrados en el análisis pragmático del discurso, sobre todo del discurso político, la comunicación política y la educomunicación.
0 comments on “Vender o convencer”