Luis Otoya Trelles Opinión

Un rojo porvenir

El Perú caminó hace poco más de dos semanas al borde del abismo. La protesta de miles de peruanos, indignados con la clase política, estuvo a punto de permitir, sin proponérselo, que nuestro país sea gobernado por la izquierda comunista que simpatiza y santifica a los terroristas que destruyeron el Perú.

Esta situación se genera por un artificio hábilmente gestado por la prensa, sumado al cargamontón en redes sociales, que adjudicaron a los líderes de la protesta un paquete de exigencias, que además de la renuncia de Merino de Lama, imponía por una paradoja difícil de entender, que el presidente del Congreso que se convertiría en presidente del Perú, fuera elegido entre las 14 personas que habían votado contra la vacancia de Martín Vizcarra. Lo sorprendente no fue la petición, lo fue ver que partidos como AP, APP, FREPAP, con mayor representación y mucho sentimiento de culpa, aceptaran que por los votos emitidos, para oponerse a los indicios de una supuesta corrupción, se auto invalidaran moralmente para imponer que una persona de consenso y de derecha, respetando el voto del pueblo, lidere una lista que pudieron completar con los que votaron en contra de la vacancia, sabiendo que uno de ellos sería el presidente de un cuestionado Congreso.

Los peruanos no supimos medir las consecuencias de la protesta. Una lista para la mesa directiva del Congreso, liderada por Rocío Silva Santisteban fue sometida a votación y si hubiese logrado los 87 votos necesarios, hubiésemos tenido a una presidenta del Perú, bien comunista. Felizmente, en un momento “iluminado” del señor Acuña o de sus impredecibles congresistas, salvaron la situación no respetando el acuerdo pactado y votaron en contra.

La tolerancia de los peruanos ha sido llevada al límite por el desempeño de los políticos, quienes han recibido un claro mensaje que los debe llevar a la reflexión sobre el rol que el pueblo les exige asumir ante la sociedad. También queda claro que la indignación, no nos ha permitido ver que la manipulación que había detrás de la protesta nos pudo poner muy cerca de enfrentar una dura y similar realidad a la que se vive actualmente en países vecinos. Este hubiese sido un duro castigo para un sufrido pueblo que decidido salió a protestar.

Los que vivimos la “revolución” de Velasco Alvarado, que sufrimos 12 años de terrorismo en nuestro país, sabemos que el comunismo peruano se ha quedado en el tiempo. Parece que no se han enterado que el Muro de Berlín cayó hace más de tres décadas, junto con sus ideologías y teorías económicas que han fracasado en todo el mundo. El comunismo es atractivo para muchos jóvenes que luchan por sus principios de igualdad, el respeto a la mujer, su derecho a no ser discriminada laboralmente y rechazan que sea maltratada por una sociedad machista. Temas en los que coincidimos. Es cierto que aún nos falta mucho por evolucionar y aceptar como sociedad. Pero también se debe respetar la posición de los que creemos que el camino más corto para la igualdad es una mejor educación, que nos permita competir en las mismas condiciones, acceder a mejores oportunidades laborales y reducir la pobreza. Este es un tema crucial, como otros, en los que todos deberíamos estar del mismo lado para lograr desarrollarnos como personas y como país

Los hechos recientes en el Perú son claras señales y la misma fórmula que emplea el comunismo para primero tomar el control del poder, luego exigir una nueva Constitución para modificar radicalmente su capítulo económico. Hemos visto que estando agazapados detrás de las marchas tomaron el Congreso, defenestraron a los altos mandos de la Policía y ataron de manos a los miembros de su institución, resquebrajando aún más el principio de autoridad. Ahora, sin control, provocan desmanes, creando caos en Ica para paralizar la exitosa actividad agroexportadora, con reclamos laborales que deben ser atendidos y los infractores sancionados. Pero su intención va más allá, ahora exigen una nueva Reforma Agraria. Como si no hubiese sido suficiente el desastroso fracaso en su anterior intento, que destrozó una pujante actividad agroindustrial. 

El comunismo es popular cuando gobierna con las arcas fiscales llenas, hasta que se acaba el dinero. No saben generar recursos, ni promover la inversión. Ya lo vimos en el rechazo a importantes proyectos mineros, esa platita hoy nos ayudaría en algo a superar esta severa crisis económica. Ahora escuchamos voces que proponen un impuesto a la “riqueza”, que por los montos podrían penalizar el éxito de miles de peruanos que tienen una casita, una propiedad, sin importar si fue con tu trabajo con el que pagaste un crédito durante veinte años de tu vida.

Ya se ganaron tu emoción, marchaste sin saberlo junto a ellos, abollaste solidariamente tus ollas en los “cacerolazos”. Ahora toca estar atentos y no perder la razón, porque sabes que si llegan a “gobernar”, ni a la playa podrás ir a llorar.

Luis Otoya Trelles.
Comunicador con 42 años en la publicidad y el marketing. Columnista de VOX POPULI y DIARIO EXPRESO. He sido: Director de la APAP, Director de United Way International Perú, Presidente del Tribunal de Ética de la SNRTV, Presidente y fundador del Consejo Nacional de Autorregulación Publicitaria (CONAR). Director Divisiones Menores de Alianza Lima. Soy una persona libre que persigo mi sueño de contribuir con mi país, He decidido participar activamente en política asumiendo el riesgo de terminar frustrado y salir chamuscado en el intento.

1 comment on “Un rojo porvenir

  1. Pier Paolo Marzo Rodríguez

    ¿ Habla usted de educación y MIENTE con descaro e ignorancia?
    Miente y difama, pues Rocío Silva Santisteban es y fue una durísima opositora al terrorismo, ella es y fue una defensora de derechos humanos.
    De otro lado, ¿no sabe usted que el comunismo es una doctrina que ni nunca ha gobernado ni tiene presencia partidaria acá?
    ¿Cuál es su intención al levantar fantasmas?
    Finalmente, ¿no conoce usted de los abusos a los trabajadores agrarios de la costa en las chacras y fundos? Entérese. No es necesario nadie que azuze, para que ellos protesten. Cómo no se requería ningún azuzador para protestar contra el uso abusivo del artículo 113.2 de la Constitución

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