Juan José Vega Opinión

Serie bicho maldito

2021: no te nos compliques tan rápido

A veces uno recuerda entre brumas aquellos meses en los que la pandemia se instaló sin asco entre nosotros. Recorremos algunas calles y rememoramos aquellas largas colas que envolvían los mercados y markets, el miedo residiendo a plenitud en los rostros de la gente, las prohibiciones más extremas, el encierro en nuestros propios hogares y temores. Son recuerdos de meses atrás que aparecen como si fuesen añejos, y aunque tenemos esa sensación que la situación ha mejorado, sentimos que nos hemos encanecido más de lo debido. Y cuando al borde del año nuevo, con cierta insípida alegría, mandábamos a la mierda al 2020, el año 2021 insinuó un perfil no tan auspicio. En un texto anterior, de esta nuestra querida serie dedicada al bicho maldito, construimos una imagen en la que advertíamos que de lo que se trataba ahora era de una carrera entre la segunda ola que entraba con fuerza -en especial en Europa y Estados Unidos- y la llegada a la meta de las vacunas que estaban a tiro de piedra de alcanzar no una, sino muchas alternativas de inmunización. Pero del otro lado, emulando también el título de la novela de Enrique Congrains, “No una, sino muchas muertes”, llegaron refuerzos importantes con competidores mutados, al menos dos bien reconocidos, cuya característica principal es el contagio multiplicado respecto de su primo hermano, el bicho maldito (el original). Los ingleses lo identificaron primero y cerraron todo de inmediato, apenas antes de la navidad. Luego Sudáfrica reportó un virus mutado similar al inglés, aunque no necesariamente igual. Y en Japón apareció hace un par de días otra variante, esta vez al parecer distinta a las anteriores, proveniente de Brasil. En realidad, no se sabe mucho de ellos. Son como velocistas siniestros que aparecen en los momentos más críticos en una competencia de postas. Aunque los científicos dicen que la vacuna los bloqueará a todos (en el caso nipón aún no se han pronunciado), me parece no haberlos escuchado con mucha convicción cuando defendían sus hipótesis. Entonces si bien el 2020 fue horrible y violento en muchos sentidos, no vaya a ser que más adelante extrañemos su presencia ante el advenimiento de nuevas sorpresas que nos traiga el bicho maldito (y sus primos hermanos) en este año que comienza. Acaba de confirmarse que un grupo de gorilas del zoológico de San Diego (California) dio positivo al COVID 19, y se sospecha que fue el empleado encargado de su alimentación quien los contagio; alucinante, todo el grupo de primates comenzó a toser y alguien sospechó: ¿Coronavirus?, y bingo. La epidemia de COVID 19 en visones, que fueron sacrificados por millones en Europa, especialmente en Dinamarca, lo produjo un virus mutado que fue transmitido por humanos. Lo que no sabíamos mucho -lo ha advertido la primera ministra danesa- es que ese virus mutado hallado en los visones podría ser inmune a las vacunas que actualmente se producen y  aplican con mucha dificultad en varios países. Aquí en Perú, ahora mismo parece que la crecida empieza a castigar también a quienes se guardaron y cuidaron más en nuestro país, democratizando el contagio (por decirlo de algún modo). Los hospitales se van llenando, las UCI están escasas de verdad y comenzamos a saber de más gente que está contagiada o recibiendo tratamiento hospitalario. La muerte ronda, pero no con la perversidad de los peores momentos de la pandemia.  Y la ministra de Salud dice: hay indicios que nos podrían llevar a la presencia de una segunda ola. Carajo, decimos nosotros, si lo que está sucediendo son indicios, entonces esa segunda ola puede convertirse en un tsunami. Ya se ha confirmado la presencia del virus mutado inglés aquí en Perú, que al parecer ya andaba, semanas atrás, contagiando con mayor aceleración. Respecto a las vacunas, debe ser cierto que llegan en enero; lo dijo el presidente Sagasti con mucho énfasis. Pero llamó la atención que la ministra Mazzetti comentara de inmediato que mientras no se concretice un acuerdo formal, no había cronograma asegurado. Como fuera, ese millón de vacunas que llegarían este mes no alcanzarían ni para el caldo. Apenas cubrirá a los servidores de salud -con justa razón- y en parte a las fuerzas armadas y policiales. El resto llegará más adelante, quien sabe en el segundo semestre de 2021, aunque no hay visibilidad alguna para afirmar ello. Sin cargarnos mucho el espíritu, vemos con poco entusiasmo este 2021. Habrá que esperar. Siempre lo dijimos, el bicho maldito tiene una prolijidad extrema para generar incertidumbre. Basta mirarse en el espejo con cierta profundidad de campo, y ver pasado y futuro reflejados en nuestra propia inseguridad de hoy. Así estamos, y mientras la pesadilla no termine, no podremos volver a la normalidad, ni vivir en paz el eufemismo de la nueva realidad. Ni siquiera juntarnos libremente y menos abrazarnos como en los buenos tiempos. Año 2021 no dejes que la penumbra siga siendo parte cotidiana de nuestras vidas. No te nos compliques tan rápido.

Juan José Vega.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Licenciado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima.  Con 30 años de experiencia en Comunicación Estratégica, ha participado en el diseño de proyectos de comunicación en Perú, Brasil, Paraguay y Bolivia. Ha sido funcionario y consultor de diversas entidades nacionales e internacionales, y redactor principal y editor de suplementos en los diarios El Observador y La República, así como colaborador de la revista Caretas. Actualmente realiza su tesis en la maestría de Gerencia Social de la PUCP.

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