A menudo escuchamos de nuestros políticos y opinólogos que las Fuerzas Armadas y Policía no son deliberantes y bajo tal premisa creen que pueden hacer lo que quieran con ellas, sobre todo si se es Jefe Supremo o ministro del ramo. La Constitución establece la no deliberancia y la subordinación al poder constitucional de las FFAA. Esta norma ha sido muy mal entendida y practicada, se entiende que el principal espíritu de la norma es evitar los golpes de estado y la alteración del orden democrático, la permanencia del estado de derecho, lo cual es positivo. Esto lo han entendido bien los militares desde hace más de medio siglo pero la clase política no. Todo poder tiene sus límites y debe ser regulado (sino se convierte en poder absoluto que es tiranía), así sea supremo (que no tiene superior en su especie). “Las órdenes se cumplen sin dudas ni murmuraciones” nos enseñaron de chicos, y así se cumplen, pero la frase completa sigue “porque el único responsable es el superior que las imparte”, ahí sí, en el campo político, no se cumplen. Los diferentes Jefes Supremos (presidentes), ministros y demás políticos en el sector nunca se han hecho responsable de nada, si las cosas salen mal, pues que juzguen al general y sus hombres, y si salen bien, que venga el fotógrafo y que traiga una bandera. Un ejemplo de ello es que hace décadas que las FFAA asumen sus hipótesis de conflicto y amenazas ante el temor de firmar un documento así por los supremos y sus cortes, tampoco firman planes de repotenciamiento o renovación del material, porque no es popular, aunque saben que es muy necesario, (a diferencia de firmar apurados obras por varios miles de millones de dólares sin valor real ni necesario como la refinería de Talara o la Interoceánica del Sur) pero para meter la mano en los ascensos, pases al retiro, nombramientos y otros, ahí sí soy jefe. No puede existir Jefatura sin Liderazgo, ni Mando sin Ejemplo. El temor a firmar se ha convertido en un cáncer en la burocracia estatal, ahora todo es sospecha de corrupción o mal manejo, y el buen funcionario honrado, el que sí quiere hacer obra, tiene mil y un trabas para ello y tiene que defenderse de las investigaciones infundadas. Somos un estado atado de manos, el político bueno sabe que está de paso en el gobierno y no quiere crearse problemas, no firma nada, el político malo, sólo busca oportunidades donde sacar provecho personal. Las FFAA no solo son muy necesarias para nuestra soberanía, sino también para nuestro desarrollo, lo vemos en el día a día, ni qué decir en esta pandemia, en cada inundación, sismo, helada, huayco y cuanta amenaza se presente. Son ciudadanos que salieron de nuestros hogares para vestir un uniforme con el único afán de servir a su patria, aún a costa de su propia vida de ser necesario. Eso deben tener en cuenta todos los jefes supremos y gobiernos que vengan, que apliquen el control democrático sobre ellas, pero que respeten su autonomía normativa y funcional, que firmen sin temor, que las repotencien, que pidan su opinión en temas de asuntos nacionales, los militarismos y los golpes de estado ya pasaron a la historia, hoy las FFAA tienen un gran profesionalismo en su respectivo ámbito con gente muy competente, que hacen lo imposible con el escaso presupuesto para que sus instituciones cumplan su misión y sus funciones. Un ministro de salud que no conozca el ambiente que se vive en una posta médica, en una sala de emergencia, no es ministro. Lo mismo para un jefe supremo de las FFAA, para un ministro de defensa, del interior y demás cortes, que no sepa y sienta lo que es un entrenamiento militar y su misión, que no se comprometa con sus subordinados, que entienda que la obediencia no es mudez, que la no deliberancia no es indiferencia, que dar órdenes, o no darlas, acarrea responsabilidad. Ser Jefe no es un privilegio, es un honor de mucha responsabilidad, y las 5 estrellas de la jefatura suprema en una solapa no sirven, sin liderazgo y ejemplo.
Ismael Iglesias
Oficial FAP en retiro. Licenciado en Ciencias de la Administración Aeroespacial. Graduado en Inteligencia. Bachiller en Ciencia Política. Inteligencia en EE.UU. Imágenes Satelitales en Francia. Estudios de Maestría en Ciencia Política. Fue Gerente Municipal y Gerente General del Servicio de Administración de Inmuebles en Trujillo. Escribe en Correo. Ha escrito en La Industria, Revista Aviación, Revista Air Power de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y otros. Miembro del Instituto de Estudios Vallejianos – Universidad Nacional de Trujillo.
Un ensayo muy interesante y excepcionalmente cercano a la realidad.
Excelente análisis Ismael, como siempre claro y sencillo
Lo felicito por el comentario esa es la verdad. Los políticos (ministros) asumen sus cargos bajo un juramento en palacio de gobierno, luego renuncian y no pasa nada. Absolutamente Nada. Esto debe cambiar.
Atte
Alejandro cacho
Crl EP
Es gratificante leer este comentario muy bien expresado lo saluda cordialmente Manuel Michieli Crl EP (r) radico en Trujillo dedicado a la docencia y politica actual candidato al congreso. Mis saludos.
El golpe de estado es la respuesta a tanta mediocridad y robo, no estaría mal si se saca a corruptos para democraticamente elegir a una persona integra, el poder no significa ser corrupto