La palabra ‘Talento’, proviene del latín ‘talentum’ y del griego ‘tálanton´. En el griego se refería al platillo de una balanza y en el latín se le otorgaba el nombre a una moneda de oro.
En la ‘Parábola de los Talentos’ que aparece en el Evangelio de Mateo, se hace referencia a la necesidad de cuidar, potenciar y multiplicar los talentos. Es a partir de ella que se usa este término para definir ‘la especial aptitud y capacidad para desempeñar determinada actividad, relacionada a la habilidad innata y a la creación’.
Los talentos en algunos casos pueden definirse también como los dones que recibimos las personas y que debemos cultivar y hacerlos crecer.
Soy un seguidor de los programas concursos de talentos y he tenido la oportunidad ver y conocer de cerca, por mi actividad profesional, los insólitos y abundantes talentos que tenemos las personas. Generalmente, en este caso, éstos están relacionados a lo artístico, a alguna facultad física, mental que hacen llamar mucho la atención y generan empatía del jurado y del público.
Hemos visto un vendedor de computadoras que era un tenor en potencia, una mujer, que salía del estereotipo, y que era una extraordinaria intérprete lírica, una niña de 12 años que era una ventrílocua excepcional, acá en Perú un joven que en minutos podía hacer una pintura al óleo de cabeza y decenas más que nos han dejado perplejos.
Estos programas sacan lo mejor de los competidores y hacen que sus talentos se potencien de una manera exponencial.
Regresando a la citada parábola, que son breves relatos bíblicos que encierran una enseñanza, revelando una verdad de forma comparativa, el amo entrega una cantidad de talentos a tres personas. En dos de los tres casos regresan los trabajadores y le demuestran que el talento que les dio lo habían duplicado. Sin embargo, el tercero o había escondido y no había dado frutos. Esto causó la indignación y rechazo del amo por la negligencia y cobardía del siervo.
Ahora yo me pregunto ¿y cuándo vamos a reaccionar frente a los talentos de nuestro país? En el Perú existen cientos de recursos para ser una potencia regional y por qué no mundial.
Su biodiversidad, gastronomía, lugares arqueológicos, festividades, litoral, costumbres, recursos minerales, pesqueros, agropecuarios. Tenemos todo para ser una nación de avanzada.
¿Qué estamos haciendo con nuestros talentos? ¿Los potenciamos y duplicamos como los primeros servidores de la parábola? o ¿los escondemos y por temor, desidia, negligencia los dejamos ahí no más?
¿Hasta cuándo vamos a tolerar y ser cómplices de la maldita corrupción que destruye y paraliza nuestro país?
¿Cuándo vamos a reaccionar y entender que la crisis principal que vive el Perú, es una crisis de valores?
Basta peruanos, hermanos, levantémonos. No permitamos más corrupción. No negociemos con ella, ni le demos otra oportunidad. Depende de nosotros si el camino de decadencia sigue en caída libre o si lo detenemos y empezamos a construir un futuro mejor.
Tomemos como ejemplo esta simbólica parábola y multipliquemos nuestros talentos, por nosotros, nuestros hijos y nuestro país.
Guillermo Ackermann Menacho
Desde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas . He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.
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