Ha terminado la Semana Santa con el acontecimiento que para los cristianos es el más grande de la historia de la humanidad, la Resurrección de Jesucristo. Al tercer día de haber sido crucificado, el Mesías, el esperado de los tiempos, ha vencido a la muerte, como lo había prometido y nadie lo entendía.
Como una paradoja de la vida, justo en medio de esta sagrada semana, un obispo ha tenido la visión de escoger a un personaje que andaba ya en los estertores de su vida política, si así se le puede llamar, y afirmar que él tendrá una nueva oportunidad y que volverá a la vida, pero eso sí, si falla ya no tiene más bonus time.
Uno no sabe si llorar o reírse ante semejante candidez. Recuerdo por lo menos hasta 3 personajes públicos que se han reunido con el mandatario y que al salir de ese encuentro han afirmado: Él va a cambiar. Me lo ha prometido. Lo que se viene es muy bueno. Ya se dio cuenta. Será un gabinete de ancha base. Va a enmendar los errores. Se está desvinculando de los entornos dañinos que ha tenido. Tiene un buen corazón. Es un hombre de pueblo. Ahora sí ya aprendió.
Por Dios ¡nos toman de idiotas o realmente la ingenuidad puede llegar a extremos de ridiculez!
Escuchar a este prelado, que lo apoyó en todo el proceso eleccionario. Que guarda una estrecha relación con el tan cuestionado y sentenciado entorno huancaíno del lapicito. Aquel que, bien revestido con su hábito, les prohibía a los futbolistas de nuestra selección, emitir una opinión con la camiseta puesta. Con el agravante que esos mensajes no eran a favor de un candidato, sino en contra de una nefasta ideología que es contraria a la fe. Es de una tristeza enorme más aún en días de reflexión y conversión.
Erigirse como la reserva moral. Como el garante del cambio. Como el salvador que le da la mano al hombre caído, es, cuando menos, de una soberbia descomunal, o es tirarle el último salvavidas al compinche.
¡Ya basta! No le creo. A ninguno de los dos. A uno por la demostrada incapacidad, por el desastre al que nos ha llevado y por las claras evidencias de corrupción. Al otro por la falta de transparencia, por la poca integridad que demuestra y porque no representa el sentir de los cristianos. Si quiere hacer política proselitista, que lea el catecismo y sea honesto colgando su hábito y deje de una vez de mancharlo.
Jesús resucitó, porque es el Hijo de Dios. Porque el Padre así lo tenía planeado. Porque al vencer a la muerte, cambió el rumbo de la historia. Resucitó porque es Dios.
Los hombres no hacemos resucitar a los muertos. Si realmente valora a sus amigos y quiere al país, su consejo debió ser uno solo: Renuncié ya y ayudemos a que el país empiece el camino de la reconciliación y reconstrucción.
En este fin de semana coincidía con una opinión que me da vueltas hace semanas. La salida del presidente, o del congreso, es el camino que todos visualizamos, pero en sí mismo no ataca el fondo del problema.
Hasta que no entendamos que estamos frente a una de las crisis morales más importantes de nuestra historia. Hasta que no sentemos las bases para la recuperación de los valores trascendentales. Hasta que no hagamos un alto y miremos hacia adentro de nosotros mismos y nos propongamos renovarnos. Hasta que no nos pongamos de acuerdo en cuáles son los grandes cambios estructurales que necesita nuestro país, nada nos garantiza que lo que venga será mejor que lo que tenemos ahora.
Que este tiempo de Pascua de Resurrección ilumine nuestro camino y entendimiento.
Guillermo Ackermann Menacho
Desde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas . He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.
Que se puede esperar de un
JUDAS que vende SU FE y HABITO a la ideología de la muerte social y tiranismo sin escrúpulos del Comunismo Radical y TONTO ÚTIL de la Globalización Del Nuevo Orden Mundial (NOM)