William Osler dijo: “el primer deber del médico es educar a las masas, no tomar medicamentos”.
A nivel mundial se sobresaturan los consultorios con problemas semejantes entre sí; cansancio, agotamiento físico y problemas del sueño hacen común una triada sintomatológica que la OMS está considerando cada vez más importante y lo definió como “condición posterior a la Covid-19” y a partir de octubre del 2021 como una enfermedad.
La sintomatología se complica porque puede tener compromiso de diferentes órganos y sistemas. En algunos casos se están considerando cerca de 200 síntomas y signos de diferentes características que pudieran corresponder a este cuadro, entre otros, ansiedad y depresión, falta del gusto, dolores articulares, musculares, problemas cognitivos, taquicardias y alteraciones del ritmo cardiaco,
El tiempo que transcurre desde el fin de la etapa aguda de la COVID-19 hasta el momento de instalarse los síntomas es variable, generalmente después de 60 o 90 días, pero pueden presentarse aún después, inclusive después de más de 6 meses.
Los pacientes aparentemente son más susceptibles al virus e inclusive pueden adquirir la enfermedad más de una vez.
En el Perú, la estrategia para el tratamiento de esta nueva enfermedad deberá colocarse en agenda, ya que puede ser a la larga un problema más de salud pública y un copamiento de los servicios de salud aún mal implementados. Durante los próximos meses será importante hacer seguimiento de los casos y así saber realmente el número de casos que deben estar actualmente sin un protocolo para estadiaje y tratamiento respectivo.
¿Acaso un cansancio físico o falta de aire no podría ser indicativo de una secuela de COVID-19 con fibrosis pulmonar o hiperreactividad bronquial? O, tal vez, ¿una pericarditis en sus diversos niveles que a la larga podrían perjudicar más al paciente que la padece si no es tomado en cuenta?
Según un estudio realizado por el State Serum Institute, en Copenhague, Dinamarca, publicó hace unos meses, que el 53% de los pacientes del estudio respondieron que tenían síntomas de Covid-19 después de 6 a 12 meses de la infección inclusive.
Otro estudio publicado en la revista médica The BMJ, en Londres, este último febrero, encontró que la tercera parte de los pacientes con COVID-19 sufrían un síntoma diferente después de algunos meses sin otra relación asociada.
Los fisiólogos Stephen J. y Marissa Baranauskas, de la Universidad de Indiana en Bloomington, decían “tales alteraciones tienen el potencial de limitar no solo la tolerancia al ejercicio físico, sino también la participación en la actividad física de vida libre en las mujeres durante la recuperación postaguda de COVID-19”.
¡¡¡Debemos prepararnos!!!
Mario Cabani
Médico, gestor en proyectos de innovación y bienestar social, graduado como médico cirujano en la Universidad Nacional de San Marcos. Realizó estudios de postgrado en el Hospital Universitario Pedro Ernesto entre 1991- 1993 en Cirugía General y 1993 – 1996 en cirugía plástica con certificado por la Universidad Estatal de Rio de Janeiro, Brasil. Fundador y gerente general de empresas dedicadas a salud, agricultura y construcción, así como de Organizaciones sin Fines de Lucro con convenios nacionales e internacionales para la atención gratuita de pacientes desfigurados y el mejoramiento genético de embriones vacunos.
Las secuelas a largo plazo afectan en mayor o menor grado a las personas que han sufrido alguna infección generalizada precedente cómo es el caso del Covid19 .Por tal motivo es importante investigar, en nuestro país, los trastornos consecutivos que podrían tener las personas que tuvieron en los meses precedentes el diagnóstico inequívoco de dicha infección viral. De hecho, debemos suponer que las posibles secuelas serán de mayor gravedad en las personas que sufrieron síntomas iniciales de mayor gravedad y por fortuna sabemos que ellos se dieron en menor porcentaje. Ojalá que pronto aparezcan investigaciones nacionales sobre este asunto del Covid19 a largo plazo, antes que se suscite en la población, infundados temores sobre el tema.