Cada semana hay uno o más temas adicionales para escribir sobre el descalabro progresivo en el que se encuentra el país, desde que una camarilla de improvisados, impostores y personajes anacrónicos han asumido el poder.
La novela de la semana empezó en uno de los programas televisivos dominicales en el que se denunció que la tesis de maestría de la ‘pareja presidencial’ (no escuchábamos ese término desde hace dos gobiernos), tenía casi el 60% de plagio, es decir, se había copiado literalmente de otra tesis.
Plagiar según el diccionario de la Real Academia Española es: ‘Copiar en lo sustancial obras ajenas , dándolas como propias’ , en buen castellano es tomar algo ajeno y presentarlo como si fuera de uno. A ver pongamos ejemplos: coger un vestido de otra persona y apropiárselo para ir a una fiesta. Tomar un plato de comida e ingerirlo como si yo me lo hubiera comprado. Quitarle el dinero a alguien y gastarlo para comprar cosas para uno mismo.
Podríamos seguir describiendo diversas situaciones para graficar la contundencia de lo sucedido. El plagio es un robo, un engaño, dolo, estafa, delito.
Pero descubro 3 actitudes que son de terror:
- No es tan grave como otros actos del presidente.
- Todo el mundo lo hace, es una práctica común.
- Si no lo descubrieron, entonces no existe el plagio.
Escuchar a los defensores de los ‘prosores’ sostener que la responsabilidad es de la Universidad por no haber detectado el ‘error’, no hace más que confirmar que estamos frente a una banda de pillos, que no tienen escrúpulos para cometer cualquier acto, por más ilícito que este sea.
Esta situación ha dejado al descubierto también las malas prácticas a las que están acostumbradas algunas de las entidades educativas, promovidas y aceptadas por las propias autoridades de estas supuestas ‘casas de estudio’. Razón por demás de sobra para seguir apoyando la reforma educativa, en aras de buscar una mejor calidad de educación en las universidades.
Esto amerita una nueva investigación, a profundidad, para desbaratar este corrupto sistema que ‘vende’ estas acreditaciones en desmedro de impartir enseñanzas adecuadas a sus estudiantes.
Además, como factor complementario, es importante resaltar que este mecanismo está diseñado para que los implicados sean contratados por el Estado con otra categoría y de esa manera ganar el doble, triple o más, que si no tuvieran el título. Esto, desde mi modesto entender, constituye una organización criminal que implica a toda la cadena y que atenta contra todo el aparato estatal, que ha sido copado.
No es tan grave, dicen algunos, total si todos lo hacen. Eso es lo grave que nos acostumbramos y normalizamos las malas prácticas. Que preferimos pasar por agua tibia lo que consideramos que no es ‘tan dañino’, sin darnos cuenta que estamos permitiendo que se siga destruyendo nuestra sociedad.
Qué mensaje le estamos dando a nuestros hijos. Cómo les vamos a decir que no deben copiar en un examen, o que no pueden hacer una tarea haciendo un ‘copy-paste’ sin mencionar la fuente de origen.
Este es un problema moral de carácter permanente. Y, si no es sancionado, todos los involucrados incurrirán en encubrimiento y complicidad.
Al Capone, uno de los grandes mafiosos del siglo XX, era perseguido por muchos delitos y las autoridades nunca pudieron acopiar las pruebas para apresarlo, o eran corrompidas y los delitos se seguían sucediendo uno tras otro. Este gangster cayó por lo menos esperado, evasión de impuestos. No importa, fue a la cárcel y su imperio se empezó a desmoronar.
La tesis plagiada por estos desfachatados personajes, puede ser lo que los peruanos esperábamos, el argumento flagrante para decirles: afronten la justicia, pero lejos de palacio. Este título, otorgado por otro plagiador, es el mayor descrédito del mandatario, desde ahora, será muy deshonroso que se atreva a decir su tristemente célebre expresión: ¡Palabra de maestro!
¡No lo permitamos! Es una vergüenza y descrédito para los maestros. Reivindiquemos a nuestros Amautas y no demos un paso atrás.
Afuera el desánimo, el derrotismo. No tiremos la toalla. De nosotros depende que terminemos de entregar el país para que se termine de destruir o lo rescatemos de esta caída libre.
Guillermo Ackermann Menacho. Desde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.
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