Ayer cuando muchos pensaban que Zamir Villaverde iba a guardar silencio, en su presentación ante la Comisión de Fiscalización del Congreso, quedaron sorprendidos por sus impactantes declaraciones en las que ha responsabilizado a Pedro Castillo por lo que pudiera pasarle y a la vez lo ha involucrado en una presunta coordinación, al más alto nivel con el JNE, para favorecer su candidatura, lo que le habría permitido pasar a segunda vuelta y ganar las elecciones del 2021, en perjuicio de Rafael López Aliaga y Keiko Fujimori.
Los peruanos nos hemos pasado más de medio año enfrentados y divididos, unos a favor y otros en contra de los resultados electorales, debido a los indicios de un presunto fraude que hasta ahora no ha podido ser probado por la poca voluntad de la ONPE y el JNE en otorgar el beneficio de la duda a quienes se vieron perjudicados.
Nos queda claro que, sin pruebas contundentes, nadie acepta culpabilidad y esta vez no ha sido la excepción. El JNE ha salido inmediatamente a desmentir y a victimizarse porque se pone en tela de juicio el “irrefutable” trabajo del poderoso organismo electoral por lo que afirma un hombre, sin aún haber mostrado pruebas, desde una prisión en la que está preventivamente para ser investigado por presunta corrupción.
Lo expresado por Villaverde no parece ser producto de una alucinación, ni una fantasía de un personaje que busque lograr protagonismo sobre un hecho inexistente. Más bien parece la reacción de una persona en prisión, abandonada a su suerte, por quienes consideraba sus amigos.
Castillo no se caracteriza por su lealtad. Parece tener relaciones wash and wear con personas que usa y luego descarta a su conveniencia. Sus más allegados, mientras no hablen, parecen estar protegidos. Villaverde es ahora el único en prisión y debe sentir la “pegada”. Después de haber sido uno de los que “cortaba la torta”, ahora parece no estar dispuesto a ser el único en “pagar los platos rotos” de otros, por ello lanza señales al gobernante y amenaza con hablar.
Hasta ahora el silencio de los presuntos implicados y la falta de pruebas le han salvado la cabeza al gobernante. Pero cuando el rio suena, es porque piedras trae y con la corriente en su contra lo podrían impactar directamente. Por la inminente amenaza es fácil inferir que su principal preocupación, en este momento, es cómo salvar su “pellejo”. Villaverde es experto en seguridad y no sería raro pensar que, para atreverse a decir lo que ha revelado, debe haberse protegido grabando videos y audios de sus reuniones con los que podría negociar condiciones que atenúen la pena por sus delitos.
Si las declaraciones de Zamir Villaverde de presunta corrupción, fueran corroboradas con pruebas, la caída de este gobierno sería inevitable. La oposición no tendría excusa para no respaldar una sólida propuesta de vacancia que sea fruto del trabajo en conjunto. El fraude no va a ser fácil probar, pero debemos persistir en el propósito para llegar a conocer la verdad. Para lograrlo deberían reemplazar de inmediato a los principales funcionarios de los organismos electorales
Tenemos que unirnos, dejando de lado la parte anti que muchos aún llevan dentro, para poder enfrentar y superar esta crisis que nosotros mismos hemos generado por nuestra maldita actitud de votar en contra de alguien, en vez de votar por el futuro del Perú.
No es momento de buscar culpables. Hoy, muchos están arrepentidos al comprobar que ellos han sido los más perjudicados por la ineptitud de un gobierno que con engaños nos ha llevado al borde del abismo. No podemos seguir siendo tolerantes y permisivos con la prepotencia que nos quieren imponer una nueva Constitución que sería el empujoncito final para saltar al vacío.
Luis Otoya Trelles
Comunicador con 42 años en la publicidad y el marketing. Columnista de VOX POPULI y DIARIO EXPRESO. He sido: Director de la APAP, Director de United Way International Perú, Presidente del Tribunal de Ética de la SNRTV, Presidente y fundador del Consejo Nacional de Autorregulación Publicitaria (CONAR). Director Divisiones Menores de Alianza Lima. Soy una persona libre que persigo mi sueño de contribuir con mi país, He decidido participar activamente en política asumiendo el riesgo de terminar frustrado y salir chamuscado en el intento.
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