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Entrando al área de las dieciocho

Estamos a escasos 30 días del repechaje en el que nos jugaremos la clasificación al Mundial de Qatar y ha comenzado a calentarse la previa con el reclamo de Chile por una supuesta mala inscripción de un jugador ecuatoriano, lo que podría acarrear un cambio en las posiciones, aunque dicha modificación no afectaría a nuestros intereses.

‘El fútbol siempre nos ha unido’ me sentenciaba un amigo.  ‘En las buenas y en las malas’. Hace tan solo dos procesos, nos podíamos ‘sacar los ojos’ al quedar eliminados sucesivamente de un mundial, por 36 años consecutivos. Fracasados, argolleros, incapaces, mermeleros, y muchos otros adjetivos acompañaban las discusiones.

‘Por qué tanta sorpresa si Perú siempre clasifica al mundial’ afirmaba un sobrino que tiene 12 años y que representa la otra cara de la moneda. Y es que el fútbol mueve pasiones, no pasa desapercibido, es como afirman miles ‘lo más importante, de lo menos importante’.

Y la realidad pareciera decirnos que algo ha cambiado. Lo importante es analizar, qué y cómo, porque, las cosas no cambian si seguimos haciendo lo mismo.

Clasificamos a Rusia, y estamos a punto de llegar consecutivamente a otro, a pesar de las injusticias arbitrales pasadas por agua tibia por los organismos internacionales. En Copa América sucesivamente fuimos terceros en Chile, quintos en la Copa Centenario (sobre 16 participantes), segundos en Brasil. Le ganamos a todas las selecciones sudamericanas (salvo a la Argentina), incluida Brasil dos veces. Tuvimos una racha de 15 partidos sin perder incluida Croacia (posterior sub campeón mundial). Rompimos ‘maleficios’ como ganar una definición por penales, voltear partidos, ganar de visitantes, obtener puntos por un reclamo, levantar un fallo de suspensión al jugador más importante. Y muchos otros datos relevantes, que hablan de una gesta épica.

‘Están pasando cosas’ afirmaban muchos, y no se equivocaban… siguen pasando.

En 2015 el primer cambio fue el dirigencial. Se rompió la inercia que nos arrastraba por décadas a sucesivas debacles. El Perú era el único país en el mundo cuyos dirigentes federados provenían del mundo amateur (departamentales). Los estatutos direccionaban todo a que así sea, y, de esa manera, se perpetuaban en el poder.

Fuimos convocados profesionales del mundo corporativo, e iniciamos la transformación de la Federación. Trabajamos una planificación estratégica, Plan Centenario 2022, con una visión: ‘Convertir al fútbol en un motor de cambio social’, porque estamos convencidos que el Perú puede transformarse a partir del fútbol. Se definieron objetivos a corto, mediano y largo plazo.

Al llegar Ricardo Gareca y su grupo de profesionales, se les brindaron todas las facilidades para que puedan hacer su trabajo de la mejor manera. Implementación de un gimnasio del primer mundo, renovación del centro médico, sistemas de monitoreo audiovisual y otros aspectos que podrían parecer secundarios, pero eran fundamentales. Siempre se les escuchó y se les empoderó.

Sabemos que la selección absoluta es la locomotora que mueve todo y había que trabajar mirando adelante, sino todo finalmente no sería más que un accidente anecdótico.

Por ello se lanzó el más ambicioso Plan de Menores de nuestra historia, llegando a 24 regiones, con visorías permanentes y una importante inversión para encontrar talento por todo el país. Fuimos los primeros en implementar el Sistema de Licencias FIFA para profesionalizar a los clubes. Se lanzó una nueva Escuela de Entrenadores. Se asumió la organización de los torneos de primera y segunda para optimizarlos y mejorar la competencia. Se empezó la construcción del nuevo centro de selecciones con estándares internacionales y así reemplazar a la obsoleta ‘Videna’. Fuimos también los primeros en firmar ‘FIFA Integrity’ para combatir la corrupción en el fútbol. Se contrataron a las principales firmas auditoras para revisar todos los procesos, contratos y convocatorias y que sean totalmente transparentes.

Todas estas reformas trajeron como consecuencia: atraer a numerosos empresarios y ejecutivos del mundo corporativo, que, ad honorem, se incorporaron a comisiones de apoyo. Se cuadruplicaron los ingresos. Y del 95% de desaprobación a la gestión anterior, pasamos a 87% de aprobación.

Lo que ha venido ocurriendo, no ha sido casualidad, es el resultado de una planificación, organización y ejecución rigurosamente cuidada.

Sin embargo, hay una señal de alerta. Todo esto se ha vuelto a ver amenazado al haber recuperado el poder los ‘antiguos’ dirigentes departamentales. Aquellos que incluso fueron sancionados por malas prácticas como revender entradas y que llevaron a Perú a los últimos lugares de Sudamérica.

Si no se continúan los cambios vamos a retroceder. Ojalá el ‘Tigre’ se quedara eternamente, pero hay que prepararse para que no volvamos a caer.

Hoy somos puro agradecimiento a este gran líder y a su equipo más cercano integrado por los profesores Santín y Bonillo, y por los casi 30 profesionales que lo acompañan en papeles más silenciosos, pero igual de importantes como el psicólogo Scerpella, el comunicador Rey y, por supuesto, el utilero ‘Jayito’ García, entre otros.

Estamos ‘entrando al área de las dieciocho’ memorable frase de Don Humberto Martínez Morosini que hacía referencia a las 18 yardas del área, lo cual indicaba que había una jugada que se presentaba con peligro de gol. Y ese es el momento previo a la gran celebración.

Unámonos en este objetivo, pero con la mirada puesta en que hay que retomar los cambios, o todo volverá a foja cero. ¡Arriba Perú!

Guillermo Ackermann Menacho. Desde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.

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