En el terrorismo no hay regreso ni reconversión, por eso los países que lo sufren lo castigan con pena de muerte o cadena perpetua. Illich Ramírez Sánchez, alias Carlos el Chacal, hace poco recibió su tercera cadena perpetua de la justicia francesa, necesita 3 vidas para cumplirlas todas. Nació en Venezuela en 1,949, hijo de un fanático comunista que colocó a sus 3 hijos los nombres de Vladimir, Lenin e Illich, en honor a Vladimir Illich Ulianov, alias Lenin. Se puso el apodo de Carlos porque admiraba al populista y corrupto presidente Carlos Andrés Pérez y el Chacal por la novela de espionaje que le encontraron en uno de  sus departamentos parisinos “El Día del Chacal” de Frederic Forsyth. Estudió en la soviética Moscú y se entrenó en Jordania y otros países. Disparó un lanza cohetes a 2 aviones de la aerolínea israelí El Al llenos de pasajeros en el aeropuerto de Orly en París, asaltó la embajada francesa en La Haya y tomó rehenes. Confesó que Gadafi, otro loco y tirano presidente en Libia, le pagó para secuestrar a todos los ministros de petróleo de la OPEP en plena conferencia en Viena y matar al ministro saudí, ya que éste quería bajar el precio del barril y se negaba a “concertar” la subida del precio del petróleo, mató guardias y civiles, secuestró a todos los ministros y delegaciones en una mediática y sonada operación terrorista, exigió un avión y se paseó por aeropuertos del norte de África hasta que los liberó en Argelia a cambio de 20 millones de dólares (el ministro de petróleo venezolano se jactaba de ser paisano de Carlos, después Chávez estatizó PDVSA y hoy los venezolanos hacen cola en los grifos). Colocó bombas a los trenes de París y Marsella, lanzó granadas en un centro comercial y una bomba en una concurrida farmacia en el barrio de Saint Germain en París que dejó 15 muertos y 100 heridos, etc. Autor de más de 100 atentados terroristas en el mundo, la mayoría en Francia, que costaron más de 2,000 vidas, 83 con su propia mano. Habla 6 idiomas, tuvo 52 nombres en más de 100 pasaportes, incluyendo la identidad peruana. Rompió con el frente palestino y creó su propia empresa del terror por encargo, entrenó a las FARC de Colombia, etc. Adicto al whisky. Era el terrorista más buscado por la CIA, el Mossad y casi todos los servicios secretos del mundo, hasta que el propio DST francés lo capturó en Sudán en 1,994. Actualmente tiene 72 años y dice que como todo hombre ha pecado pero que como “revolucionario” no se arrepiente de nada, habría que preguntarles a las viudas y huérfanos de las decenas de policías que mató, a las familias de las miles víctimas civiles que murieron en sus atentados, hoy desde la prisión La Santé en París gestiona su extradición a Venezuela, Chávez y Maduro lo llamaron “luchador revolucionario internacionalista”, tal vez porque los 3 son caimanes del mismo pozo. Su hermano Vladimir es el mayor activista en la Venezuela de Maduro para exigir su “repatriación”, porque dice que está “secuestrado en París” por ser un “luchador revolucionario”, ya sabemos que todo terrorista le llama revolución a su terror, mejor que Vladimir nos cuente una de vaqueros.

No olvidemos que en el Perú hubo y hay terrorismo demencial, y para el terrorista no hay regreso ni reconversión, y siempre, siempre, es una red internacional (véase estudios y entrenamientos, movimientos migratorios, funcionarios de embajadas de países promotores del terror, transferencias de dinero, etc.), así que mucho ojo con los que se sienten predestinados por el nombre que llevan, que se formaron en países promotores del terror, que tienen familia y amigos vinculados con el terror, que se reúnen con las organizaciones terroristas de las FARC y Sendero Luminoso, que se entrenan acá y afuera, que quieren nueva constitución, pacífica o no, y que se autodenominan “luchadores revolucionarios”, ¿revolución? La de Túpac Amaru en 1,780, que generó un gran precedente y fue el origen de todas las guerras de independencia de América ¿revolución? La de Francisco de Zela en 1,811 que se levantó en armas y proclamó a la heroica Tacna como “patria libre” 10 años antes que San Martin. Así que no nos cuenten cuentos de terroristas asesinos y corruptos por “revolucionarios”, mejor que Vladimir nos cuente una de vaqueros.

Ismael Iglesias
Oficial FAP en retiro. Licenciado en Ciencias de la Administración Aeroespacial. Graduado en Inteligencia. Bachiller en Ciencia Política. Inteligencia en EE.UU. Imágenes Satelitales en Francia. Estudios de Maestría en Ciencia Política. Fue Gerente Municipal y Gerente General del Servicio de Administración de Inmuebles en Trujillo. Escribe en Correo. Ha escrito en La Industria, Revista Aviación, Revista Air Power de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y otros. Miembro del Instituto de Estudios Vallejianos – Universidad Nacional de Trujillo.

2 comments on “Una de vaqueros

  1. Eduardo Rabines Llontop.

    Así es, Ismael. No hay terrorista plantado, ni puta arrepentida.

  2. César Alberto Verastegui Llaque

    Excelente artículo.
    Completamente de acuerdo.
    El terrorista nunca dejará de ser terrorista. No debe haber regua con ellos.

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