Si sigues haciendo lo mismo, no pretendas obtener un resultado diferente.
Hace un par de días veía, con asombro e indignación, que el actual presidente de la Federación Peruana de Fútbol, el sancionado revendedor de entradas, que es un activo de la FPF, que además tiene un sinfín de acusaciones de todo tipo, rompiendo todos los códigos y protocolos, se entrometía en el entrenamiento de la selección, haciéndose tomar fotos, abrazando a cada jugador, al entrenador, y parándose al borde de la cancha como si él fuera el protagonista de la historia.
Por supuesto que en su megalomanía poco le importa la molestia que pudiese generar en el Comando Técnico, o la incomodidad en los jugadores. Y el riesgo de un posible contagio en medio de un posible rebrote del maldito virus. Él se pone por encima de todo y lo único que busca es su vana gloria. Inmediatamente postea sus fotos en su Facebook y durante las siguientes horas debe haber estado sentado esperando cada comentario que le hacían. De esta manera el directivo se auto convence que está cambiando el fútbol en el Perú, se engaña creyendo que él tiene una pizca de mérito en el proceso que Ricardo Gareca dirige y que Dios mediante termine en una segunda clasificación consecutiva a un mundial de fútbol. Y no tiene la más mínima idea ni conciencia de la dura realidad.
Cada vez estamos peor. El ridículo que hacen nuestros clubes de fútbol en el contexto internacional, no tiene precedentes. Somos los últimos de Sudamérica. Pero a él no le importa solo quiere retratarse y poner mensajes mesiánicos en sus redes.
En 2015 cuando un grupo de profesionales, entre los cuales con mucha modestia me honro incluirme, elaboramos un plan estratégico ‘Plan Centenario 2022’ y el segundo pilar era la Profesionalización de los Clubes, Torneos, Entrenadores y Arbitraje.
Fuimos los primeros en la región en empezar a implementar el Sistema de Licencias FIFA para este fin, convirtiéndonos en un modelo a seguir según el mismo ente rector del fútbol mundial. Y la principal exigencia, aparte del ordenamiento administrativo y financiero, con auditorías profesionales y fiscalización, era la de contar con divisiones menores. Hacerles entender a los clubes que sin trabajar en las futuras generaciones los fracasos se seguirán sucediendo y continuaremos haciendo un papelón. Que los jugadores que sobresalen y emigran son, por un lado, consecuencia de su propio talento personal y de algún empresario que tuvo un buen ojo, e hizo un buen negocio, pero en lo concreto, en medio de este sistema terminan siendo un accidente.
Pero como si fuera una constante en nuestro país, regresaron los dirigentes del fracaso, de las componendas, de los arreglos extra deportivos y erradicaron todo. Volvimos a foja cero. Esos que vienen y utilizan la Videna como su hotel, haciendo parrillitas y bañándose en la piscina.
Si quien rige el fútbol en el Perú no lidera este proceso de cambio, sino que se dedica a la repartija de fondos para aliviar los flujos cotidianos y así asegurar sus votos en la Asamblea de Bases, entonces sabemos que no hay un verdadero interés de transformación, sino en buscar beneficios subalternos, que han destruido nuestro fútbol por décadas.
Regularmente hemos puesto la mirada en estos tristemente célebres dirigentes departamentales, quienes amañaron durante más 30 años a los que secuestraron la FPF, pero ni los periodistas, ni el hincha encara con coraje a los ‘dizque’ directivos de los clubes ‘supuestamente’ profesionales. Escuchaba una entrevista a uno de ellos que está más de dos décadas vinculado a un club y el reportero le decía. ‘Don… muchas gracias, gracias por atendernos, es un honor tenerlo en el programa…’ Ni una sola alusión que pudiese inferir que aquel debía retirarse de la directiva.
El standard mediocre es clasificar a una copa internacional para cobrar la primera cuota que la cuestionada Conmebol otorga. Con eso se contentan porque ya tienen como cubrir un mes o dos de la planilla. No importa que luego se coman goleadas estrepitosas. Que seamos la burla y el hazmerreír de la prensa foránea.
En esta columna incluyo no solo a los clubes informales, que les basta con estar uno o dos años en primera división y con eso hicieron su faenón, sino también a los que, teóricamente, pretenden hacer las cosas mejor y hacen un esfuerzo, aunque insuficiente, por marcar una diferencia.
El sistema tiene que cambiar. Tienen que desaparecer los facinerosos que depredan la Federación. Tiene que tomarse las riendas y declarar en emergencia al fútbol porque termina este proceso y no hay nada hacia adelante.
Ya no podemos seguir en esta situación y consintiendo que las autoridades busquen sus intereses individuales. Sabemos que por lo menos en Sudamérica no recibirán ninguna presión porque los dirigentes son cortados con el mismo molde y se protegen entre todos.
Ojalá que la FIFA entienda que, si no interviene en este continente, algún día América del Sur dejará de producir a los mejores talentos del mundo en la historia y llegará una sequía futbolística que se lamentará.
Y acá en el Perú ojalá que los empresarios privados quieran asumir un rol más protagónico, para extirpar este tumor y retomar el proceso de sanación, profesionalizar el fútbol, mandar a su casa a los vividores de la ‘caja chica’ y convertir al fútbol en un motor de cambio social.
Guillermo Ackermann Menacho. Desde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.
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