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En busca de la honestidad perdida

Sin duda los aficionados a la literatura, en particular de la francesa, observarán que el título del presente artículo se inspira en la obra del escritor Marcel Proust: “En busca del tiempo perdido”. Sin embargo, hay una pequeña diferencia, el autor de estas líneas no pretende recuperar el tiempo, sino la honestidad en la administración pública, hoy inexistente como nunca en nuestra historia, por la acción delictiva atribuible a personas claves en el actual gobierno, tal como se desprenda de la transcripción de los audios difundidos por Willax en los programas de Combutters.

Muchos dirán que la corrupción es uno de los males que carcome la salud moral y económica del Perú desde que nacimos a la vida independiente, afirmación que sin duda es cierta, pero creo que nunca hemos llegado en el pasado al nivel de pobredumbre que sufrimos en estos momentos.  El Perú ha tenido grandes funcionarios, así como jueces que señalaron un patrón muy alto de valores morales e igualmente hemos tenido modelos y arquetipos de personas honestas que trabajaron en el Estado. Menciono a dos, Francisco García Calderón, presidente provisional del Perú en los momentos aciagos de nuestra derrota en la Guerra con Chile, que hoy es el símbolo de la profesión de la abogacía por su coraje y entereza en la adversidad. En el campo de las obras públicas de carreteras, el Ingeniero Federico Basadre Grohmam, hermano de nuestro gran historiador, quien, como Director de Caminos del antiguo Ministerio de Fomento y Obras Públicas, construyó buena parte de nuestra red vial con los escasos recursos disponibles en las décadas del veinte, treinta y cuarenta del pasado siglo XX. Entonces ha habido honradez en el manejo del Estado que hoy parece perdida por el afán de ganar dinero a raudales en el menor tiempo posible.

Eso se desprende del diálogo entre Zamir Villaverde y el ex ministro de Transportes y Comunicación Juan Francisco Silva transcrito en Combutters, hasta ahora no objetado por sus protagonistas. Es evidente que partiendo de esa prueba deberán continuar las investigaciones hasta llegar a la verdad de los hechos, que lleven a la conclusión que el segundo recibió del primero un maletín de “cien grandes” fuere de soles o dólares. La moneda no importa así el monto en dólares sea cerca de cuatro veces mayor que en soles. El soborno o la coima como se dice en lenguaje coloquial, prima sobre cualquier monto, que se rotula como un “presente”, el cual puede ser el primero de muchos por delante, si las cosas se arreglan bien para que determinadas empresas reciban jugosos contratos, que les permitan recuperar tales “adelantos” en el menor tiempo posible.

Todo lo anterior nos conduce a la terrible conclusión que el Poder Ejecutivo ha caído en manos de una “organización criminal”, en la cual el presidente sería su jefe titular rodeado de una corte de ministros y funcionarios, a quienes se les permite desarrollar actividades ilícitas en los más variados ámbitos del Estado. En esos casos el Presupuesto General de la República es utilizado en el desvío ilícito de los recursos del Perú para el enriquecimiento privado de quienes manejan y administran los dineros de la nación. Eso obviamente no puede continuar indefinidamente. Frente a tamaño desafío, el Congreso es el llamado a pronunciarse para poner remedio a este orden de cosas con los medios constitucionales que están a su alcance. Y mientras más rápido mejor.

Martín Belaunde Moreyra
Bachiller en Derecho y Abogado por la PUCP y Magíster en Derecho Civil y Comercial por la USMP. Abogado en ejercicio especializado en Derecho Minero e Hidrocarburos.  Autor del libro “Derecho Minero y Concesión”. Ha sido Vice Decano, y Decano del Colegio de Abogados de Lima, y Presidente de la Junta de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú y en el ámbito público: Embajador del Perú en Argentina y Congresista de la República del Perú en el período 2011-2016.

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