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Hacer el bien… sin mirar a quién

Este antiguo proverbio popular sintetiza la esencia de la Beneficencia de Lima, que se encuentra cumpliendo 188 años de existencia y cuyo lema es: ‘Vivir para Servir’.

El 12 de junio de 1834 el Presidente provisional de la República, General Luis José de Orbegoso y Moncada la creó como una institución ciudadana, nombrada originalmente Beneficencia Pública de Lima, por la particularidad del servicio que brindaba, pero que, dada su naturaleza privada, cambió de nombre a Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana para evitar confusiones.

La misión era hacerse cargo de los más pobres de la ciudad, que estaba sumida en una pobreza muy grave, ocasionada por el proceso de Independencia. Desde el inicio la naciente Beneficencia atendió a niños, jóvenes, adultos y ancianos que estaban en estado de abandono, o tenían necesidades extremas.

Brindar albergue, alimentación, salud, vestimenta y mucho cariño, fue siempre la columna vertebral del servicio. Como institución ciudadana nunca recibió dinero del presupuesto público y articuló a la sociedad civil para cumplir un rol complementario al Estado.

Pocos saben que, hasta la década de los sesentas, en el siglo pasado, los hospitales los construía la Beneficencia. Hablamos del Dos de Mayo, Arzobispo Loayza, Maternidad de Lima, Hospital del Niño, Larco Herrera, todos levantados con dinero privado. También los albergues más importantes como el Puericultorio Pérez Araníbar, el Hogar Canevaro, San Vicente de Paúl, y otros más. Comedores populares, colegios, cementerios hacían de la Beneficencia una de las instituciones más importantes del país.

Luego de una nefasta intervención del gobierno militar desde 1968, y durante 50 años, el Estado se aprovechó de las Beneficencias en el Perú. Éstas fueron depredadas y las dejaron al borde de la desaparición.

Finalmente, el 12 de setiembre de 2018 se promulgó el D.L. 1411 restituyéndole su naturaleza y derechos privados. Una luz aparecía al final del túnel.   

La Beneficencia de Lima comenzó su proceso de recuperación, poniendo a la persona por encima de todo, mejorando la calidad de atención y sus condiciones de vida. Y entendiendo que el servicio es su razón, inspirados en una frase tan dura como profunda de Santa Teresa de Calcuta: ‘El que no vive para servir, no sirve para vivir.’ Una nueva era empezó y se proyectó a la institución con un plan maestro hacia el 2034, año en que cumplirá su 200 aniversario.

Durante la pandemia cumplió un rol protagónico al haber salido al encuentro de los más invisibles de la ciudad y crear, en la Plaza de Toros de Acho, la ‘Casa de Todos’ un refugio para acoger a las personas en condición de calle. Posteriormente se levantó un albergue permanente en Palomino para poderlos trasladar y darles una nueva oportunidad en la vida.

El Puericultorio Pérez Araníbar, el Hogar Canevaro y el Albergue San Vicente de Paúl han empezado un proceso de renovación. Asimismo, se incorporó una importante propuesta cultural poniendo en valor la Sede Central y regalándole a la ciudad un nuevo Centro Cultural en la ‘Casa de Divorciadas’.

Se puso en marcha un importante plan comercial para la generación de los recursos necesarios optimizando el área inmobiliaria, potenciando los servicios funerarios, y lanzando varios proyectos de inversión para el Hogar de la Madre, el Presbítero Maestro y el Cementerio del Ángel.

Otra de las buenas noticias fue que, gracias a un convenio con la Tinka se pudo   recuperar, después de más de dos décadas, una lotería para la Beneficencia de Lima. Todo esto permitió tener ingresos históricos aun estando en plena pandemia.

Sin embargo, aún hay un largo camino que recorrer. Esta ley fue incompleta y dejó muchos candados que aún las atan al Estado, no permitiéndole a las Beneficencias una plena autonomía de gestión. En el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables existe un ente rector, que es la Dirección de Beneficencias, que lejos de ser promotora y de ejercer un acompañamiento, suele ser obstruccionista y burócrata, planteando lineamientos que riñen directamente con el espíritu y la letra de la ley.

Hay mucho que aprender aún, pero es muy importante que se haya emprendido un camino de cambio que las gestiones venideras deben seguir.

Feliz Aniversario Beneficencia de Lima

Guillermo Ackermann Menacho. Desde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.

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