El secuestro de dos periodistas de Cuarto Poder, por parte de un supuesto grupo de ronderos en Cajamarca, nos debería llevar a reflexionar sobre la incontrolable violencia que se vive en nuestro país y los métodos con los que se pretendería imponer impunidad frente a la corrupción.

Es fácil entender que suceda esto porque en sólo once meses hemos tenido seis ministros del Interior y cambios permanentes en la Dirección de la Policía, lo que hace muy difícil definir y ejecutar políticas coherentes que puedan mantenerse en el tiempo para combatir con éxito la delincuencia y la violencia de grupos radicales. Las calles en todo el Perú comienzan a ser tierra de nadie y los grandes perjudicados somos los ciudadanos que indefensos enfrentamos tan seria amenaza.

Esta situación ha preocupado hasta el mismísimo gobierno americano que ha emitido una advertencia a sus ciudadanos, recomendando se abstengan de visitar nuestro país, porque lo consideran muy peligroso por el incremento de la delincuencia y el terrorismo.

Los noticieros se han convertido en una exaltación a la delincuencia. Dedican más de la tercera parte de sus programas al raqueteo y el resto a poner en evidencia la vergonzosa corrupción. La violencia y la corrupción tienen tanta cobertura que desconocidos y oscuros personajes han ganado notoriedad. La prensa amarilla tiene tanto interés en los hechos delictivos que cada día ocupan más páginas en sus contenidos. Si esto sigue así, pronto van a tener que incorporar un cuadernillo especial para la sección política-policial.

En el tema político, la impunidad sigue ganando espacio. Ya nos estamos acostumbrando a que los prófugos nunca aparezcan porque parece que nadie los persigue. Silva, Pacheco y el sobrinísimo, si aún siguen en Perú, deben estar bien resguardados preparándose para ver, desde su escondite, el mensaje de fiestas patrias.

Tenemos un gobernante que se debe sentir abrumado por la crisis política que el mismo ha generado con la “ayuda” de su entorno más cercano y su familia. En sus titubeantes declaraciones por las regiones se le ve desesperado por mantenerse el mayor tiempo posible en el poder. Es previsible que una parte importante de su agenda la dedique a coordinar su defensa con los asesores legales para tratar de neutralizar las serias denuncias que lo podrían involucrar en presuntos actos de corrupción y que parecen haber fortalecido la hipótesis del Ministerio Público que lo investiga por la presunción de liderar una organización criminal. Tan sensible es este tema, en sus familiares más cercanos, que la primera dama y su hermana ha sido citadas para mañana por la Fiscalía para declarar sobre lo que denunciaron, los ahora afectados, periodistas de Cuarto Poder.

Es tal el desgobierno en el país que algunos ya dudan si Aníbal Torres sigue siendo el primer ministro, porque sólo se le ve en los Consejos de Ministros Descentralizados cumpliendo las únicas tareas que parece le han encomendado: confrontar al Congreso, promover la lucha de clases y exacerbar el odio entre peruanos.

He tenido la oportunidad de sugerir que la televisión debería disminuir la importancia que le viene dando a la violencia en sus espacios informativos. Quizá podrían producir un programa aparte como Alto Al Crimen, que difundían antes para denunciar los delitos y ofrecer recompensas para capturar a los delincuentes. Esto permitiría reducir la duración de sus noticieros o podrían optar por darle espacio a temas más constructivos.

La delincuencia y la corrupción disminuirán cuando la Policía Nacional persiga y capture a los bandidos; el Ministerio Público los investigue y acuse; el Poder Judicial juzgue y sentencie con rapidez y el Congreso revise la legislación vigente imponiendo penas más severas que impidan que, el crimen organizado, corruptos y corruptores, sigan circulando por la administración pública burlándose de todos los peruanos.

Luis Otoya Trelles
Comunicador con 42 años en la publicidad y el marketing. Columnista de VOX POPULI y DIARIO EXPRESO. He sido: Director de la APAP, Director de United Way International Perú, Presidente del Tribunal de Ética de la SNRTV, Presidente y fundador del Consejo Nacional de Autorregulación Publicitaria (CONAR). Director Divisiones Menores de Alianza Lima. Soy una persona libre que persigo mi sueño de contribuir con mi país, He decidido participar activamente en política asumiendo el riesgo de terminar frustrado y salir chamuscado en el intento.

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