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Francisco Morales Bermúdez

Lo conocí poco, pero aprendí a respetarlo como hombre y militar de bien, aunque jamás fui partidario suyo. No fue presidente constitucional, pero si contribuyó positivamente para que nuestra patria volviera a la democracia constitucional. Creo que ese fue su mayor aporte a la historia del Perú y por el cual siempre será recordado. Además, pienso como muchos de mí generación, que nos evitó una guerra que a Dios gracias nunca fue. Frase vaga y difícil de definir, pero no por ello no menos cierta, aunque nunca probada con evidencia dura.

¿Algunos me preguntarán acaso hubo una mítica guerra que nunca fue? En realidad, si somos objetivos se trató de una mera posibilidad que por cierto muchos negarán. El Perú en agosto de 1975 pasaba por un momento de gran tensión con el Chile de Pinochet, que definitivamente no era amigo del Perú ni tampoco de Velasco, pero había ciertas circunstancias que empujaban a un desenlace de eventual confrontación, entre ellas la posibilidad que Chile cediera a Bolivia un corredor marítimo por territorio que había sido peruano. El tranquilo “relevo de Velasco” consumado en Tacna el 29 de agosto de 1975 lo cortó de raíz. El resto es historia quizás no maravillosa, pero sí de paz en el continente sudamericano.

En agosto de 1980 luego de la trasmisión de mando a Fernando Belaunde Terry, escribí en la recordada revista OIGA de Paco Igartua, un artículo titulado “Los tres servicios del general”. En dicho artículo aludí a los servicios prestados a la nación por Francisco Morales Bermúdez, el primero sacar a Juan Velasco Alvarado, el segundo salir de los entonces llamados “primafásicos”, suerte de precursores de los caviares de hoy, pero con acento militar, y el tercero, el más importante irse. O sea, dejar el poder al mandatario elegido por el pueblo. Y luego añadí que ese tercer servicio era el más importante de su larga y exitosa carrera militar y el cual le podría brindar en el futuro la posibilidad de la vuelta grande con el voto ciudadano. Pero ese retorno nunca se produjo, aunque Morales Bermúdez si lo intentó, pero fracasó estrepitosamente en su empeño electoral. Ese contraste no alteró su carácter sobrio y parco ni menos su vocación de servicio al país en múltiples campos, particularmente en el ámbito de la estrategia y de la política, con una visión continental y mundial de largo aliento.

Muchos me podrán replicar que su gobierno tuvo momentos muy duros cuando reprimió algo que hubiera sido una subversión laboral por las pésimas condiciones económicas y sociales que el Perú atravesaba en ese período. Otros me dirán que en efecto exiló a ciertas personas y periodistas de oposición y algunos hasta afirmarán que encarceló a Abimael Guzmán Reinoso antes que comenzara el terrorismo genocida de Sendero Luminoso. Ahí la crítica hubiera podido ser que no lo mantuviera preso con cualquier pretexto. En esa negada hipótesis el Perú se hubiera ahorrado entre 25,000 y 65,000 muertos según las estimaciones oficiales de diversas fuentes. Debe asimismo recordarse que Morales Bermúdez con su primer ministro Richter Prada también fueron condenados en ausencia a cadena perpetua, por una corte italiana muchos años después de haber entregado el poder, a causa del asesinato de unos montoneros argentinos en Madrid presuntamente ejecutado por la dictadura de Videla. ¿En qué consistió su responsabilidad delictiva? No haberles concedido asilo territorial cuando ingresaron del Perú provenientes de Bolivia en 1980, por cuanto tanto los gobiernos militares del Perú y Argentina integraban una alianza secreta de protección recíproca contra los subversivos de esa época. Un error humanitario quizás, un delito de lesa humanidad pienso categóricamente que no.

En junio del 2001 me dedicó un libro de su autoría titulado “Paradigmas de la Democracia” y en su Preámbulo expresó el siguiente pensamiento con el cual coincido: “Una cosa debe quedar en claro: que es difícil lograr la democracia verdadera; a la democracia real algunos la consideran un mito. Debemos pensar que, en un sentido perfectible, es así. Pero también, que es posible de realizar sobre la base del esfuerzo y perseverancia comunitaria, de la constante vigilancia y espíritu de lucha de parte del ciudadano”. General de División EP (r) Francisco Morales Bermúdez, expresidente del Perú (1975-1980) descansa en paz.

Martín Belaunde Moreyra
Bachiller en Derecho y Abogado por la PUCP y Magíster en Derecho Civil y Comercial por la USMP. Abogado en ejercicio especializado en Derecho Minero e Hidrocarburos.  Autor del libro “Derecho Minero y Concesión”. Ha sido Vice Decano, y Decano del Colegio de Abogados de Lima, y Presidente de la Junta de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú y en el ámbito público: Embajador del Perú en Argentina y Congresista de la República del Perú en el período 2011-2016.

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