El gobierno acaba de declarar feriado no laborable el 6 de agosto, aniversario de la batalla de Junín, que este año cayó sábado, porque de haber sido otro día de la semana el daño para la economía peruana hubiera sido mayor. De paso, honró a Bolivia porque en esa misma fecha celebra su aniversario nacional. Sin embargo, no creo que esa haya sido su intención, porque sin ánimo de ofensa, no creo que mucha gente en el Ejecutivo tiene conocimiento de tal celebración. Pero el problema al que me quiero referir es otro y muy importante para la economía peruana, el exceso de feriados en el curso del año. En muchos informes se indica que el Perú tiene 44 días feriados (sin precisar su categoría nacional, regional y de empleados públicos) y con el nuevo pasaríamos a tener 45, número que de acuerdo a la mayoría de los expertos en productividad y producción tiene un efecto bastante negativo sobre nuestra ya maltrecha economía.
¿Por qué? Todos saben que el año tiene 365 días salvo el bisiesto de 366 cada 4 años, dividido en 12 meses y 52 semanas. Eso significa que si descontamos los domingos tendremos 52 días adicionales no trabajados, e igualmente, en el ámbito de la administración pública y de la empresa privada, los empleados generalmente también descansan los sábados. Con ello tendríamos que descontar adicionalmente 52 sábados no laborables para un importante sector de la población económicamente activa (PEA). De todo lo cual en un año de 365 días tendríamos alrededor de 148 días no laborados en el caso de los empleados, reduciéndose esa cifra 96 respecto de los obreros. Por cierto que estos cálculos resultan estimaciones muy genéricas, dado que en el trabajo formal, que solo existe en un porcentaje minoritario de la población peruana, se debe tomar en cuenta el régimen laboral de cada estamento, incluyendo a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú. Por ello es indispensable que los técnicos en la materia hagan un cálculo exacto de los días que por cualquier razón no se trabajan en el año.
Entonces, ¿Qué hacer? En mi opinión se debe tomar el toro por las astas así origine una muy grande impopularidad. Mi propuesta en este caso sería que los feriados, aparte de domingos y sábados según el régimen laboral aplicable, se reduzcan considerando las tradiciones sociales y regionales, así como históricas y religiosas del pueblo peruano. Para ese efecto propongo mantener los siguientes en el ámbito nacional: 1 de enero, jueves y viernes de semana santa, 1 de mayo, 29 de junio (tentativamente), 28 y 29 de julio, 30 de agosto, 9 de octubre, 1 de noviembre, 8 o 9 de diciembre, (habría que escoger entre la Inmaculada Concepción y la Batalla de Ayacucho) y finalmente el 25 de diciembre. A esos 12 feriados nacionales se deben agregar un número de feriados regionales que no exceda de 10 en su conjunto, considerando además que solo se celebrarán en la respectiva región, el 15 de agosto en Arequipa, por ejemplo. Otro tema que debería revisarse son los feriados exclusivos para los empleados públicos, teniendo en cuenta además su número y que no sean anteriores o posteriores a un feriado regional o nacional. Creo que la meta es que la totalidad de los feriados, nacionales, regionales y de los empleados públicos no excedan de 30 en el año.
Es muy probable que muchas personas en el Perú, por razones de lógica coincidente, hayan realizado un conteo parecido al señalado, pero el gobierno piensa diferente Lo cual se debe fundamentalmente, en este difícil momento, a su deseo de ganar fácil popularidad.
Martín Belaunde Moreyra.
Bachiller en Derecho y Abogado por la PUCP y Magíster en Derecho Civil y Comercial por la USMP. Abogado en ejercicio especializado en Derecho Minero e Hidrocarburos. Autor del libro “Derecho Minero y Concesión”. Ha sido Vice Decano, y Decano del Colegio de Abogados de Lima, y Presidente de la Junta de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú y en el ámbito público: Embajador del Perú en Argentina y Congresista de la República del Perú en el período 2011-2016.
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