Es complicado señalar un rumbo para todos, cuando la confusión se apodera de la realidad y cuando hay demasiados profetas de la verdad. Y en un país tan complicado como el Perú, se multiplican los profetas y se diversifican las desgracias presentándose como verdades.
Los dueños de esas verdades están y siguen sentados en el sofá de la entrada, los hipotecados a una esperanza siguen alertas a cualquier posibilidad, los desencantados opinan cada minuto que no les escuchan y los que tiene la razón, insisten en dar a conocer sus verdades sin ser escuchados, pero una nación no funciona así, entre lo que puede ser, lo que pensamos que será y lo que aspiramos que ocurra.
Nos gobiernan ladrones –que tal paradoja al decir “nos gobiernan”-, nos dirigen incapaces y nos administran los peores, pero por extrañas razones o sinsabores, no hacemos nada impactante para recuperar el rumbo. Recurrimos a las encuestas que nos gustan y a las que nos disgustan, polemizamos en redes, discutimos en familia, nos molestamos entre amigos… ¿Y?
Y de allí no salimos, nos encadenamos al fracaso y la sumisión. Y si alguien tiene el atrevimiento de hacer sonar su voz, esperamos, observamos a cómoda distancia, no nos comprometemos en la lucha por una mejor Democracia, por una auténtica Libertad. Estamos viendo y no actuamos, pero en la crítica, nadie nos gana. Imbéciles.
Somos celosos de nuestros iguales o semejantes, somos los peores críticos de los que piensan igual y actúan distinto, la verdad es nuestra y a nuestro modo o no es verdad.
Eso, todo eso, no es oposición sino rendición, aunque no te guste que lo diga.
Construir una alternativa nacional de gobierno popular es una tarea de todos, inclusiva, transversal, heterogénea, diversa. ¿No te agrada esto? Que pena, así es la cosa.
El tema con los que no somos de la izquierda esa repulsiva, odiosa, degradante, ratera y corrupta, es que nos cremos los “non plus ultra”, los dueños de las verdades. Falta humildad entre los que creemos ser la respuesta, falta credibilidad entre nosotros mismos, falta auntenticidad para reclamar el grito de Libertad.
Después de un año de desgracias políticas, es momento de liberarnos de las soberbias y de las angustias del poder. Es momento de actuar sin meter la mano al bolsillo y teniendo la mano en el corazón y la mirada en la razón.
La Democracia necesita de muchos, aunque a muchos no les guste eso.
Ricardo Escudero
Especialista en temas previsionales y recursos humanos, con formación en la UNMSM, Universidad de Lima y ESAN. Becario de las fundaciones Konrad Adenauer y Friedrich Ebert; Jefferson Fellow por The Thomas Jefferson Educational Foundation. Investigador periodístico y columnista de opinión política y análisis social. Autor de «La rebelión de la clase media» y «Desborde del estado y crisis popular».
0 comments on “Hagamos realidad el cambio y la democracia”