Columnas Santiago Carpio

Entre el espectáculo musical, la seguridad y el espectáculo electoral

Luego de las elecciones municipales y regionales que nos dejan un panorama tanto o más desconcertante que la situación anterior, lo que mis colegas están analizando al detalle (espero tener una mejor opinión pronto), de manera paralela venimos observando la reactivación de los espectáculos culturales y musicales, lo cual demuestra que aún tenemos vida y un poquito de ahorros para gastar en distracción.

El fin de semana pasado vivimos “la fiesta electoral” que ojalá que no se convierta en un festín, y el viernes 30, algunos cientos tuvimos la oportunidad de asistir al concierto de Marc Anthony que aún sigue haciendo gala de una extraordinaria voz y al que el público peruano le tiene respeto y cariño.

El estadio de San Marcos estuvo abarrotado de seguidores de todas las edades que disfrutaron de sus canciones. Sin embargo, hay que decirlo en voz alta y con firmeza: el acceso, la salida y la seguridad de este espectáculo fue deplorable, caótico y sumamente peligroso, sin que los organizadores se inmutaran por los riesgos que cualquier accidente hubiese podido ocurrir.

Las indicaciones en las entradas no señalaban una puerta de acceso en particular, solo daban la dirección de la Av. Venezuela y del Estadio de San Marcos. No había ningún tipo de señalización, ni personal que indicara rutas de acceso o salidas de emergencia.

Algunos transeúntes indicaban que los que tenía entrada “premium” debían ingresar por una puerta más cerca de la Av. Faucett y TODOS los demás por la puerta principal del Estadio.

Las colas cruzaban las avenidas Venezuela, Universitaria y Amézaga abarrotadas de gente en filas en zigzag, golpeándose unas a otras sin tener claridad de sus recorrido y destino. Serenazgo y la policía brillaron por su ausencia. Caos callejero con conatos de bronca entre los transeúntes, personas con sus entradas, microbuseros, taxistas y particulares tratando de abrirse espacio para pasar y atravesar las calles o llegar a la puerta principal del estadio.

Ni un solo guía, asesor o representante de los organizadores para brindar información.

El trayecto estuvo lleno de huecos, basura y malos olores, y hasta el lanzamiento de botellas (presumo de agua) desde el puente que cruza la avenida Venezuela a la altura de la Universidad de San Marcos a los parroquianos que trataban de no perder su fila para ingresar al coloso.

Personas adultas, algunas veteranas, otras con una prominente barriga de embarazo hacían la cola del trencito al más puro estilo de Hola Yola, para no perder su lugar y estirar bien el codo e impedir que otros les quitaran sus puestos.

Más de 3 horas de suplicio para ingresar al estadio y ver como los supuestos VIPs se arremolinaban para comentar las incidencias sin tomar ninguna iniciativa y apaciguar a los excitados asistentes.

El concierto comenzó cerca de las 11 de la noche y durante la hora y media se mantuvo la multitud cautivada por el canto de Marc Anthony.

Luego vino la salida. ¡Ay, mi Dios! El caos fue peor. Verdad que Dios es peruano porque protegió a los asistentes. Al menos no pude ver heridos de gravedad más allá de contusos y algunos que como yo, cayendo en uno de los tantos huecos del sinuoso camino.

Próximamente llegan a Lima otros cantantes que anuncian tremendos conciertos que seguramente congregarán a multitudes. Señores Autoridades: tomen las precauciones del caso. No lloremos accidentes, ni heridos y mucho menos muertos. Dios no libre. Mejor que los promotores se preparen para organizarse mejor y dejar en el pasado tragedias como Utopía.

Santiago Carpio.
DOCTOR EN COMUNICACIONES de la Universidad Autónoma de Barcelona. Consultor – especialista en estrategias de comunicación, habilidades socioemocionales y producción audiovisual. Expositor y promotor del storytelling para la educación y el marketing. Docente PUCP, CENTRUM. Profesor Referente U. Continental. Docente UPN. Director de Proyectos e Innovación Educativa, Escuela Superior Toulouse Lautrec. Ex Presidente del Comité de Ética de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión. Ex DIRCOM de la Oficina General de Comunicaciones del MINEDU.

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