Columnas Guillermo Ackermann

El Cristo de Pachacamilla

‘Incienso, palio y flores, y un Señor que no tiembla, ni en mis temblores.

El cordón que forme, pa’ protegerlo me enseñó a quererlo…’

Así empieza el canto al Señor de los Milagros que compuso el cantautor peruano, Eduardo Gildemeister, el cual quedó inmortalizado en una grabación con el gran ‘Caitro’ Soto. Ambos deben entonarlo en el cielo cada octubre.

Quisiera dedicarle unas líneas a mi Señor, al Cristo Moreno, al de Pachacamilla, pintado por un esclavo angoleño. Escribir sobre su paso en procesión, con cantaoras, sahumadoras y cuadrillas de hermanos que lo llevan sobre sus hombros. O quizá sobre el mar humano que acompaña su recorrido saliendo de las Nazarenas. Podría ser un relato sobre las hermosas alfombras de flores o los incontables hábitos morados, cordones y mantillas blancas. Podría destacar cómo inundan los pechos y corazones los escapularios y detentes. Y qué decir de las costumbres de un rico turrón de doña Pepa, la chicha y la mazamorra morada, que son el color bandera en este mes.

Milagros y milagros que millones de fieles agradecen y piden desde cientos de años. En el Perú y en el mundo.

Pero la mejor manera que he encontrado es reproducir unas décimas al Señor de los Milagros escrita por uno de los grandes poetas de nuestra historia:

PASO A NUESTRO AMO Y SEÑOR

Nicomedes Santa Cruz

‘Paso a Nuestro Amo y Señor

andas, lienzo y candelabros.

Paso a Nuestro Salvador

el Señor de los Milagros.

La calle es un río humano

por cuyo cauce, la gente

muy acompasadamente

camina desde temprano.

Avancen, avancen hermanos,

no estorben al cargador…

grita el Capataz Mayor

que las cuadrillas comanda.

Paso, que vienen las andas,

paso a Nuestro Amo y Señor…

Por las calles se desborda

aquel torrente morado;

Gimen los pies maltratados,

la Fe permanece sorda.

La multitud que lo aborda

da marco al rey de los cuadros:

Caídas y descalabros

en aquella mar mulata,

y cual velero de plata

andas, lienzo y candelabros.

Una señora morena

le ofrece todos sus hijos;

una ciega de ojos fijos

pídele Luz Nazarena;

Azota una Magdalena

su vil cuerpo pecador.

Al paso del Redentor

doblan triste las campanas.

Avancen, avancen hermanas,

paso a Nuestro Salvador…

Sobre el lienzo de Jesús

la tarde pinta una sombra.

Sobre las frentes se nombra

señal de la Santa Cruz…

Bajo un cirio -santa luz-

a Ti, Señor, me consagro,

Y de tus perfiles magros

venga a nos tu Redención

que nunca negó perdón

el Señor de los Milagros.’

NSC

No podría terminar este escrito sin recordar la canción,

Que cada octubre cantamos con devoción:

‘Señor de los Milagros, a ti venimos en procesión

Tus fieles devotos a implorar tu bendición…’

Y en estos momentos aciagos acuérdate de esta Nación, que sufre por el desgarro que ocasiona tanta corrupción. Y que unidos en una oración, te imploremos un cambio y una sincera Reconciliación.

Guillermo Ackermann MenachoDesde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.

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