Columnas Guillermo Ackermann

Camino a los cuarenta

Me preguntaba uno de mis hijos ¿qué tal es reencontrarse con tus ‘patas’ de colegio después de casi 40 años?.

La pregunta venía al caso porque estaba terminando un almuerzo de camaradería con mi Prom XLI, en un conocido local de la capital, del cual, además, muchos habían sido asiduos concurrentes, desde la edad escolar.

Y es paradójico que, a pesar de haber transcurrido casi 4 décadas, desde el día de haber dejado las aulas, pareciera que, cuando empieza la junta, el tiempo se hubiese detenido.

Abrazos van y vienen. Saludas a todos y cada cierto rato te preguntas: ¿y éste … quién es? y volteas donde el del costado y te dice: ‘¡… es el del conjunto criollo que va a tocar!’. ¡Plop!.

Pero, sobretodo, desde que llegas, lo que no deja de haber, son las risas, carcajadas y tan solo, a los pocos minutos, has regresado a los días de clase.

¿Qué puede motivar al  genio de la Prom, que recibió el premio al mejor de toda secundaria, un extraordinario campeón de natación y que vive, casi las mismas 4 décadas en Norteamérica, a tomarse un avión y venirse a juntar con sus compañeros, a quienes nunca ve?

¿O, desde el mismo país, hacer lo mismo uno de los amigos que recibió ‘maleo’, y que hoy, siendo un próspero ejecutivo, viene a Lima y se reencuentra con su pasado?

Ingenieros, abogados, doctores, profesores, brokers, empresarios, comunicadores, comerciantes, ejecutivos, arquitectos, la vida ha sido generosa con cada uno de nosotros y ha sabido darnos una segunda oportunidad, cuando ha sido necesario.

La amistad del colegio es única. Si te pones a analizar, son pocas las personas en la vida con las que puedes haber pasado tantos años juntos, en una misma aula, o promoción. Son casi 13 años, 9 meses por año, por lo menos 6 horas al día.

Has compartido tus primeros miedos, alegrías, satisfacciones, logros y derrotas sin tener tus padres al costado. Has aprendido a jugar en equipo y a defenderte cuando te querían ‘abrir’.

Encontraste la manera de ubicar quiénes eran los más compatibles contigo y hacer tus primeros grupos, y conseguir a tus ‘mejores amigos’. Hay casos increíbles en los que, ese mismo grupo, ha durado hasta el día de hoy.

La etapa escolar define mucho de lo que será tu futuro, y aunque no tiene por qué ser determinante, bien encaminada, te puede ayudar a tomar las mejores decisiones para lo que viene, y para reencaminarte si no fue así.

Lo que uno más recuerda en los reencuentros son las anécdotas. Las horas interminables de deporte, los campeonatos, los clásicos partidos del recreo, los primeros ‘tonos’, los festivales.

No pueden faltar las evocaciones hacia los profesores, las ‘chapas’, los ‘plages’ en los exámenes, las jaladas de patilla, el cocacho con el anillo, o las botadas de salón y suspensiones. Y las frases célebres: ‘¡Qué pasa carachoso!’, ‘Cucú elegante da la hora’.

Las ‘broncas’ detrás del gimnasio, las ‘peladas’ de lonchera, las escapadas por la pared de atrás, o las ‘tiradas de pera’. También hubo excesos y hasta crueldades, que nunca debieron suceder, pero hoy suena impensable que pudiesen repetirse.

Cada relato se recuerda y se repite, una y otra vez, cada vez que nos juntamos. Y, por supuesto, están siempre en nuestra memoria los que se nos adelantaron: amigos, padres, madres, hermanos, hijos, los ‘brothers’ y profesores.

Pero, regresando a la pregunta inicial, pasados casi cuarenta años de haber salido del cole, puedo afirmar que: ¡los reencuentros son mucho mejores!

Quiere decir que los valores que nos inculcaron desde chicos los hemos hecho vida. Hablamos de la fraternidad, el compañerismo, en síntesis: la verdadera amistad.

Ya no existen los buenos, los malos, los vivos, los pavos, los líderes, o los tímidos. Puedes conversar largo rato con algún compañero con el quizá nunca habías cruzado más de dos frases en el colegio y la sintonía es total.

Conozco también a más de uno, que fue un poco maleado en el cole, que desde hace mucho han buscado reconciliarse con quienes pudieron haber ‘bulleado’ y más bien buscan estar siempre atentos para servir. 

Hay muchos también que interactúan no solo en el ámbito amical, sino en el profesional y otros que no dudan en darle oportunidades a quien lo pueda necesitar.

Están también están los que invierten tiempo, energía y ganas en mantenernos unidos y hacen una labor encomiable, a ellos les estaremos siempre agradecidos.

La tecnología ha hecho que nos acerquemos y que tengamos diferentes chats: el de todos, el de los que nos afanamos con la política, el de los taurinos y el de otros intereses que mejor no menciono. Incluso existe una página de Facebook.

Nos saludamos por los cumpleaños, cosa que a algunos les molesta por la cantidad de mensajes que entran, pero bueno ‘carne sale con hueso’.  Pero también están los que detestan los grupos de Whatsapp.

Cuando las malas noticias llegan todos nos volvemos uno solo para apoyar a quienes hayamos tenido una pérdida ya sea de nuestros padres, hermanos, hijos, amigos… Importante mencionar la muestras de solidaridad cuando ha sido necesario darle la mano a algún amigo.

Y por supuesto nos súper alegramos con las buenas noticias:

¡‘El hijo de uno, es el hijo de todos’!

El próximo año cumplimos 40 años de haber salido y tenemos el orgullo de contar en nuestra promoción al Director de nuestro Colegio y ya desde ahora venimos planeando qué vamos a hacer para celebrarlo por todo lo alto y así seguir honrando los valores que recibimos desde chicos.

Pero por ahora cantamos como Joan Manuel Serrat:

‘Se acabó

El Sol (la luna) nos dice que llegó el final

Por una noche (tarde) se olvidó

Que cada uno es cada cual.

Vamos bajando la cuesta

Que arriba en mi calle

Se acabó la fiesta’

SANTA MARÍA

¡CAMPEÓN!

Guillermo Ackermann MenachoDesde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.

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