Columnas Guillermo Ackermann

Fútbol, política y religión II

Hace unos día escribí mi columna semanal con este mismo título políticamente incorrecto, ya que los códigos sociales nos inculcan que debemos callar para no polemizar y mantener las buenas costumbres.

Pero eso no va conmigo, ni con la coyuntura tan particular que vivimos.

FÚTBOL

Empiezo entonces por ´lo más importante, de lo menos importante’:

‘Argentina es campeón mundial’. ¡Y sí! digo Argentina porque decir… Messi es campeón mundial… lo cual sería correcto también, sería minimizar lo logrado por este conjunto de peones liderados por un fuera de serie.

Inmediatamente las redes comenzaron con las comparaciones. ‘Es mejor que Pelé y Maradona’,Pelé ganó 3 mundiales. Sumados Maradona y Messi alcanzan 2’, ‘Maradona no necesitó de los penales para campeonar’, ‘Messi ha ganado todo en  clubes y selección’. Todas son afirmaciones reales, o que aceptamos como verdaderas. Para mí la verdad se me hace innecesario hacer estas comparaciones, pues es tan grande el deleite el ver lo logrado por cada uno de estos superdotados, que disfruto cada instante, cada pase, cada genialidad, cada gol, cada triunfo, y, por supuesto, sufro con cada derrota o fracaso.

Lo que logró Argentina ayer es digno de elogio. Llegó como uno de los favoritos al mundial y en el primer partido dejó tantas dudas, que solo los más fanáticos argentinos pensaban que esta proeza se podría convertir en realidad. Perdieron frente a Arabia sin mostrar cohesión, fútbol, ni argumentos.

Vinieron dos partidos claves contra México y Polonia, el entrenador aprovechó para hacer los cambios y poner al equipo a tono. No como un plantel arrollador, que va destrozando al rival en el camino, sino como una orquesta con la armonía suficiente  suficiente como para dejar en claro, que estaban en competencia al más alto nivel.

Lo primero que resalto es la convicción de este grupo. La tenían clara. Solo había un objetivo: ser Campeones Mundiales. Lo demás ya lo conocían perfectamente. Quedar eliminados. Decepcionar y empezar de cero. Incluso hace dos mundiales en Brasil habían perdido una final. Por lo tanto, había una sola meta.

La mística de este equipo es estremecedora. Alguna vez escuché a un entrenador candidato a dirigir a Argentina, que, le encantaría hacerlo, pero cuando ya no esté Messi, porque de otra manera todo tiene que girar en torno a él y entonces se limita la capacidad de dirección del DT. Pues ¡qué equivocado estaba!, este equipo gira en torno a Messi, sueña en torno a Messi, y solo anhelaba cumplir ese gran objetivo de Messi: ser Campeón Mundial y ¡vaya que lo lograron!

Equilibrio entre la juventud y la madurez. Ver a Messi reír, abrazarse, disfrutar con chicos de 19, 20, 21 años. Ser uno más con ellos. No sentirse superior, ni molestarse con ellos. Ser más bien generoso y gozar con sus avances es conmovedor. Messi parecía tener 20 como ellos. Y, hay que decirlo, cuando más se le necesitaba al otro ‘jubilado’ Di María, que ya se había perdido la final anterior, por una presión de su club el Real Madrid, en ésta apareció como un Ángel y jugó un partido de 100 puntos. Gran mérito para el joven Scaloni, por quien pocos apostaban.

Francia, por su parte, jugó el mejor fútbol del mundial: contundencia, variantes, una plantilla enorme de jugadores. La final hubiera podido ser Francia contra Francia y aún así tendrían una buena banca de suplentes. Es admirable como han capitalizado el trabajo de años. Es exquisito verlos jugar. Pero no siempre se gana. Estaban aletargados. El primer tiempo fueron superados en todos los aspectos y antes que termine, el bicampeón Deschamps,  tuvo el atrevimiento de cambiar dos jugadores claves como Giroud, goleador histórico francés, con 4 goles en el torneo, y a Dembelé, en el podio de los mejores galos en este mundial, junto a Griezmann y Mbappé .

La final fue digna de dos grandes. Le dio un realce inesperado al Mundial de la vergüenza, así se le llama por la forma mafiosa como se adjudicaron la sede. Un regalo para los amantes del fútbol y un orgullo como sudamericano. Gracias Argentina, gracias Francia. Hasta el 2026.

POLÍTICA

Castillo, el usurpador de Palacio, preso. Por golpista. Por haber sido traicionado por quienes seguramente antes él había traicionado. Por incapaz. Por corrupto. Deshonró a la porción del pueblo que lo eligió y a los que vergonzosa, egoísta y mediocremente vieron en él al mal menor, votaron por él, y ahora se lavan las manos.

No creo en la izquierda. No creo en los caviares, falsos e hipócritas. Ellos no buscan el bien común, solo defienden intereses particulares y endulzan a los pobres, los engañan, solo buscan seguir viviendo del Estado, con sus jugosas consultorías, y del copamiento del sistema. Cualquiera que no esté en ese espectro es un peligro para ellos y hay que aniquilarlo políticamente. Tienen infestados ministerios, poder judicial y sistema electoral. Por eso tiemblan con las reformas constitucionales que se plantean, pues se les acaba la mamadera, y han sacado a toda la segunda línea de influencers, actores, periodistas asalariados y pseudo especialistas, con toda su artillería. ‘Hagan su chamba o no hay más contratos’.

Soy de derecha, conservador y tradicionalista. Pero también reconozco que en la riqueza generada por el empresariado, sobretodo en los últimos 30 años, ha habido excesos, insensibilidad y una priorización ciega de sus ganancias, sin darse cuenta de la bomba de tiempo que se estaba incubando.

Hay un descontento social válido, real. No es posible que existan peruanos que no tengan agua, educación, salud. Es inadmisible. No es una invención.

Que muchos de ellos sean azuzados por agitadores, narcotraficantes, criminales y terroristas no quita que sus necesidades sean la gran tarea por resolver. Pero hay que distinguir la paja del trigo. Hay infiltrados, pero no todos son terrucos.

Mucho criticamos la corrupción de los gobiernos regionales, todos de izquierda, traidores y delincuentes, pero esta lacra social es transversal en nuestro país, en la derecha y en el empresariado. Hay que erradicarla al costo que sea. Caiga quien caiga.

El camino se escribió, desde mi perspectiva, en 1891 y fue el Papa León XIII, quien planteó la Doctrina Social de la Iglesia, y sentó las bases de la Economía Social de Mercado. Ahí está la Hoja de Ruta. Hay que adaptarla al Siglo XXI. Algunos le llaman Centro. Yo le llamo Equilibrio Social, Justicia y Paz.

RELIGIÓN

Navidad es Jesús. ¿Es tan difícil de entender?. Navidad significa la Natividad (Nacimiento) de Jesucristo. Es como si celebráramos Fiestas Patrias sin pensar en el Perú. Como festejar nuestro cumpleaños, sin nuestra presencia.

Entonces, las celebraciones de fin de año, los intercambios de regalos, la ambientación navideña, las reuniones familiares carecen de sentido si no está presente Jesús. ¿Qué significa esto? Amor, perdón, acogida, entrega, salir al encuentro del otro, sacrificio: hacer el bien. Buscar que esta Navidad el mundo sea un poquito mejor. Una obra buen al día. Es una buena receta. Me la dieron hace más de 30 años. Ojalá la pueda seguir difundiendo.

¡FELIZ NAVIDAD!

Guillermo Ackermann MenachoDesde hace más de cuatro décadas me desempeño como gestor en el campo de las comunicaciones, marketing y responsabilidad social, tanto en empresas del mundo corporativo, instituciones con fines sociales, medios de comunicación, radios, televisión, digitales, así como en la producción de contenidos audiovisuales, publicidad, documentales, videos institucionales y diversos programas. He sido productor ejecutivo de material producido en 24 países. Desde mi juventud he participado en diversas iniciativas sociales, deportivas y religiosas, como promotor y voluntario. Soy un convencido que este mundo se puede cambiar si cada uno pone su granito de arena y, en lo que hago, trato de poner el mío.

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