Los peruanos somos proclives a las discusiones políticas. Ejemplos hay miles. Y eso hace que muchas veces la atención se centre en lo accesorio, no en lo realmente importante. La atención ahora está centrada en sí el presidente del Congreso debería reemplazar al Jefe de Estado en caso de viaje al extranjero. Hay ahí un vacío legal creado por la propia historia reciente de la política peruana. ¿Qué pasa si por alguna razón no deseada no hay vicepresidente de reemplazo? Tendría que haber alguien con las facultades legales correspondientes en caso de ausencia. Y no la hay a falta de vicepresidentes.
Por lo mismo, la presidencia envió un proyecto de ley buscando subsanar ese vacío y pidiendo que se ponga a debate la posibilidad de que sea el presidente del Congreso quien asuma las funciones mientras dure un eventual viaje al extranjero. Y se arma a partir de eso todo un debate y se dan un conjunto de especulaciones y opiniones sobre si debe o no viajar la presidente, de que es la prueba de que estamos ante un gobierno cívico-militar o un cogobierno; de que si la presidente viaja a Brasil, Lula la puede jalar al comunismo, de si es o no es constitucional, al punto que ya se anunció que la presidenta no viajará.
En realidad, lo que está de por medio es la necesidad de subsanar un vacío legal que existe en la actualidad. En el camino surgen los que dicen que no conviene que viaje, los que opinan que basta un zoom, los que opinan que en su reemplazo debe viajar el presidente del Congreso, del TC o del Poder Judicial, los que consideran que no debe representar a la presidente un congresista militar de carrera, los que además creen que hay que tomar distancia de Lula.
Pero más allá de eso, no está demás señalar que en estos momentos hay temas que merecen la misma atención e incluso mucho más debate que el que hoy está ocupando el escenario público, y no están siendo necesariamente tratados.
Por ejemplo, las próximas elecciones y las reformas a implementarse en la constitución, las protestas que se anuncian para el 4 de enero, la inscripción de los partidos políticos para las próximas elecciones habiendo 14 grupos en proceso de inscripción o reinscripción, la presentación del gabinete en el Congreso el 10 de enero, las investigaciones a los congresistas que vendieron su voto en el anterior gobierno, las vicisitudes existentes sobre el JNE y la ONPE, la importancia de una adecuada convivencia entre el Ejecutivo y el legislativo, el problema alimentario por la falta de fertilizantes, los posibles desbordes en el norte propios del verano, la adecuación de las escuelas públicas para marzo, los contenidos escolares, etc. Todos estos temas requieren de debate público.
No hay que perder el norte. Hay una agenda de temas urgentes que también requieren de diálogo, de intercambio de ideas, y de modificación legislativa. Temas sobre los cuales, al final de cuentas, el país exige que se pongan en la agenda pública y que sean abordados abiertamente a la brevedad posible.
Manuel Escorza Hoyle
Abogado y psicoterapeuta
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