La aprobación del expresidente Castillo no fue poca cosa: 20, 25, 30%. ¿Sorprendente? No me parece. Más bien, lo que sí me pareció sorprendente fueron las razones que dieron muchos analistas para explicar tales niveles de aprobación.
¿Qué dijeron los analistas al respeto? Pues que “la victimización le dio resultados”. “El desprestigio del Congreso favoreció al expresidente”. “Los Consejos de Ministros Descentralizados le jugaron a su favor”. “La gente se identificó con el maestro provinciano”. “Es un hombre humilde y de familia”. Bla, bla, bla… Todo eso – y más – dijeron muchos analistas sabelotodo para explicar la relativamente alta aprobación que tuvo el expresidente Castillo.
Bueno pues, yo tengo otra lectura de la situación. Castillo tuvo un amplio respaldo entre las personas involucradas en el mundo delincuencial. Particularmente, los involucrados en el mundo de las drogas: productores de hoja de coca, amapola y marihuana; procesadores de pasta básica de cocaína, clorhidrato de cocaína y heroína; proveedores de insumos para la elaboración de drogas, transportistas, mulas y “burriers”, distribuidores y comercializadores de drogas, capos de mafias, consumidores, drogadictos y demás. Incluso, el expresidente tuvo un amplio respaldo de terroristas que – aparte de ser sanguinarios criminales – fungen de guachimanes de los cárteles del narcotráfico. ¡Cómo no iba a tener respaldo Castillo si él mismo ordenó la desactivación de todos los programas de lucha contra las drogas!
Por otro lado ¡cómo no iba a tener el respaldo de todos los involucrados en la minería y tala ilegal, si su gobierno se enfrascó en perseguir a todos los mineros y madereros formales, sin tocar para nada a los mineros ilegales y madereros furtivos!
¿Qué decir del asqueroso mundo de la corrupción en el Estado, incluidos los corruptores del sector privado? Para que se entienda bien. ¿De qué lado creen que estaban los miles de proveedores del Estado – incluidos contratistas y consultores – que están donde están, gracias a las coimas y sobornos que intercambiaban con funcionarios corruptos designados por el mismísimo expresidente Castillo?
Asimismo ¿de qué lado creen que estaban los políticos, dueños de universidades de dudosa reputación, algunos de cuyos exalumnos ostentan actualmente altos cargos en el Estado, sin haber recibido ninguna educación mínimamente adecuada… o peor aún, con plagios de tesis de por medio? Me refiero – por ejemplo – a la relación que existe entre el expresidente, Magister en Educación por la Universidad César Vallejo y César Acuña Peralta, dueño de la referida universidad. ¡Cuántos casos parecidos más hay entre universidades bamba y altos funcionarios del Estado! Todo eso contó en las cifras de aprobación presidencial.
Por todo ello ¡claro que Castillo tuvo 20, 25, 30% de respaldo! No tapemos el sol con un dedo. Gran parte del mundo ilegal y delincuencial lo respaldó. Más bien, alegrémonos de que su respaldo no haya sido mayor. En ese sentido ¡qué bueno que el 70% de los peruanos estuvimos en contra de Castillo! ¡Es extraordinario que una clara mayoría hayamos estado en contra de un presidente que pretendió convertirnos en un narcoestado!
La pobreza – que, para algunos, es un descaro moral – para muchos es una gran oportunidad de enriquecimiento. El narcotráfico – repito – gana mucho con la pobreza. Los pobres – hambrientos, sin oficio, desesperados – suelen ser presa fácil de los narcotraficantes. Poder ganar miles de dólares, tan sólo por llevar un paquete de aquí a allá… ¡cómo no caer en las garras del narcotráfico!
Y en cuanto a la minería y la tala ilegal. ¡Cuánto dinero! Miles de millones. Soles o dólares… da lo mismo. El hecho es que estamos hablando de un dineral. ¡Cuánta coima! ¡Cuánta plata debajo de la mesa! ¡Cuántas autoridades metidas en la colada! ¿Cuánta plata le llegaría al Número 1?
El gobierno del expresidente Castillo fue el aliado perfecto de la corrupción y la delincuencia. Por eso tuvo el respaldo que tuvo. El narcotráfico y la minería y tala ilegal estuvieron de plácemes. Su gobierno no sólo no combatió la delincuencia… la alentó. Su gobierno fue parte de la delincuencia. Por eso tuvo 20, 25, 30% de aceptación.
Por eso – precisamente – debemos respaldar la vacancia presidencial. No por ser izquierdista. No por ser estatista. Si no por pretender convertirnos en un narcoestado. En buena cuenta, debemos respaldar la vacancia del expresidente Castillo… por cínico, farsante, corrupto y todo lo demás.
Fernando Cillóniz.
Culminó sus estudios de Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (Perú). Estudió un MBA en Escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Ha sido director del Banco Internacional y miembro del Consejo Consultivo del Diario El Comercio. Fue ex regidor de Ica.
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