Columnas Víctor Velásquez

Yo escribo, yo denuncio

A los miles de compatriotas que estan destruyendo la propiedad publica y privada del pais; que marchan por las calles y plazas, en las que se entreveran los sicarios y criminales por un buen sueldo; los llegados a Lima por encargo por una plato de comida; los jóvenes de tipo caviar en busca de mejores oportunidades; los políticos y soldados ideologizados de otras naciones, y el lumpen histórico repetitivo, que acompaña, hay que decirles que, no.

Que, no queremos que el sistema democratico sucumba ante un sistema suprenacional denominado “socialismo del siglo XXI” en las que los comunistas insensatos, recliclados, anacrónicos y enceguecidos por el Pensamiento Gonzalo, vuelvan a tomar el poder. 

Que, no deseamos que como ocurrio hace dos años, desde la campaña electoral última con el pase a la segunda vuelta de Perú Libre hasta la prisión del entonces Presidente Castillo por delito de delito de sedicion, que la gobernabilidad, el desarrollo y la seguridad del país, se destruyan.

Que, los ciudadanos de bien, debemos saber que, las causas que explican la reaparición de la subversión en el país, son: que exista un grupo de personas con un objetivo político preciso y dispuestas a desarrollar la guerra irregular, y que se construya un principio legitimador de las acciones a realizarse y poner en duda la legitimidad de la situación previa (Castañeda; 2022). Es decir, la pobreza o demandas históricas del pueblo, solo son elementos motores para legitimar la protestas vandálicas. Sólo son la justificación a éstos.   

Que, al comparar la actuación del gobierno y de los opositores, vemos que, mientras nuestros oponentes hacen gala de un realismo extremo y no ponen limites a sus acciones, nuestra sociedad no solo es bastante reacia a emplear la fuerza como elemento de política externa, sino que presenta importantes debilidades que son explotadas por nuestros adversarios para convertir en irrelevante nuestra supremacía militar convencional y lograr asi sus fines políticos. Entre estas debilidades, se pueden citar la volubilidad de la opinión pública doméstica y la presión de la comunidad internacional; el pánico a las bajas propias y el temor a los daños colaterales; el sometimiento a unos usos y costumbres de la guerra restrictivas y anacrónicas; la ansiedad por los costes políticos y efectos electorales de las operaciones; la exigencia de limitar su alcance, impacto y duración; la necesidad de emplear la fuerza de manera limitada y restrictiva o la incapacidad de implementar estrategías integrales a largo plazo (Colom; 2012).

Que, en pleno accionar de los contendientes, se une entonces una percepción favorable del desarrollo del conflicto como nunca antes habia tenido, con una percepcion del tiempo como un recurso prácticamente ilímitado. Por eso para ella -la subversión- es mejor negocio continuar el conflicto que hacer la paz.  Tienen más que ganar en la confrontación que en la negociación. Esto es asi, aún cuando las almas cándidas crean que los problemas políticos siempre se pueden resolver apelando principalmente a la buena voluntad del adversario (Rangel; 2009).

Que, en este ajedrez politico, con un próximo proceso electoral a la vista, en el cual los tiempos son muy cortos, si los líderes nacionales o internacionales sean de socialismo del siglo XXI o no, sólo tienen que ofrecer al pueblo ingobernabilidad, muertes por la violencia y pobreza extrema, los que nos oponemos, con el apoyo de nuestras Instituciones Democráticas, deberíamos mediante un pacto social, nombrar un candidato de consenso, y a traves de una agenda común, ofrecer, entre otras cosas: ley y orden constitucional para vencer la pobreza extrema y la corrupcion; una real descentralización social y económica; el desarrollo agrario integral; y la solución real a los  problemas derivados de la lucha contra el terrorismo, las drogas, contrabando y minería ilegal.    

Victor Velasquez Perez Salmon.  Coronel del Ejército del Perú en Situación de Retiro. Se ha desempeñado como Catedrático de Historia Militar en la Escuela Superior de Guerra, Director de la Comisión Permanente de Historia, y miembro del Proyecto Ejercito 2001.  Es autor de varias publicaciones de historia, ensayos, poesía y cuento.        

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