Hace más de doce años que nació la ingeniería del desarrollo y con ello IESD, la educación internacional para el desarrollo sostenible. Tuve a bien en explorar en Google el tema de microeconomía para el desarrollo y el contenido, aunque era muy rico, era insuficiente para el desarrollo de proyectos de inclusión socio económica. Le hacía falta la multidisciplinariedad de la ingeniera del desarrollo que logra la simbiosis entre las ingenierías duras y las ciencias sociales. Ahora estamos en la carrera contra el tiempo de buscar una ONG que quiera absorber esta innovación tecnológica para el desarrollo y que puede tener la certeza que cuenta con fondos internacionales para su desarrollo y financiamiento.
Estamos hablando de crear una escuela para el desarrollo sostenible con inclusión y movilidad sociales y económica que garantice procesos de mejora económica y cultural en la sociedad peruana dentro de un régimen de libertad de mercado y acceso a mercados de exportación y productos de valor agregado con el apoyo de las empresas privadas lideres en el Perú.
Uno de los grandes errores en política es haber capturado conceptos como justicia social, reivindicaciones sociales, protección del medio ambiente, movilidad social, justiprecios etc. solo a un lado de la balanza política del país. Lo real es que nuestra constitución dice textualmente que somos una economía social de mercado, cosa que no hemos sabido desarrollar a plenitud con proyectos e intervenciones de mercado, inversiones, que satisfagan la triple línea de rentabilidad de una empresa es decir social, ambiental y financiera. Esto que parece aspiracional es una exigencia porque garantiza estabilidad a las inversiones dentro del marco de los grupos de interés que afectan a las inversiones, especiales las que tienen que ver con recursos naturales.
La línea para el ejercicio de esta ciencia de la Ingeniería del desarrollo es muy delgada, porque los extremos de la balanza política reclaman, pero lo real es que la integralidad de sus proyectos suma las visiones de un país fracturado y que ignora que hay soluciones que no están en la agenda actual de los técnicos economistas, antropólogos, sociólogos e ingenieros del país. Tenemos un país que sufre de muy baja productividad y de muy alta informalidad, y le urge un proceso de reparación. Todos los políticos se preparan para las próximas elecciones con discursos que van a tocar las heridas del divisionismo de los peruanos y la ignorancia del cómo lograr el desarrollo nacional. La microeconomía del desarrollo existe, ahora que sabemos que existe la ingeniería del desarrollo, ¿Qué estamos esperando? Solo la valentía de los peruanos, la competencia publica por hacer más y mejores proyectos de Ingeniería del desarrollo y por qué no crear un marco legal tributario que fomente la inversión en las comunidades campesinas y las cadenas productivas en la periferia de las ciudades, podrá hacer la diferencia. Este que escribo ahora hace que el reto de la próxima contienda política no sea de divisionismos, sino de unión nacional en proyectos y calidad en la gestión del desarrollo nacional, cosa que está lejos de ser una realidad nacional en estos momentos.
Uno de los retos de la Ingeniería del desarrollo es las brechas en educación y acceso a la tecnología que existe a nivel del Perú en general, por ello que se necesita de una escuela como IESD que no solo eduque a los que van a desarrollar los proyectos, sino que adicionalmente provea de educación técnica a las comunidades campesinas y la periferia de las ciudades para que puedan con la tecnología desarrollar su productividad. Para esto se necesita que al menos una ONG nacional, tenga a bien incorporar esta ciencia en su portafolio de servicio y promoverlos dentro del impacto social de los privados en la sociedad y dentro de los publico en lo social. Les dejo el reto y ahora construyamos con confianza el gran cambio por medio de proyectos de Ingeniería del desarrollo donde la conciencia de las personas se desarrolla y se hace más dueños y libres sobre el futuro de sus porvenir económico y social.
Dimitri Vavoulis.
Soy economista de la Universidad del Pacifico con MBA en la Universidad de Esan. Tengo una experiencia en banca, finanzas y negocios por más de treinta años, y estoy fascinado con el cómo se fusionan las diferentes disciplinas económicas y financieras aprendidas en el sector inmobiliario. Soy por naturaleza emprendedor y proactivo, llevando a buen término los proyectos de negocios complejos que me tocan desarrollar.
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