Columnas Mario Núñez

Relación entre las protestas y la regionalización

A consecuencia de las masivas publicaciones de contenidos en redes sociales, sobre las radicales y violentas protestas, dos temas, desde mi perspectiva, fehacientemente se evidenciaron. La primera es que, una buena parte de los protestantes, traídos desde el interior del país, genuinamente expresan descontento e indignación por la histórica precariedad urbana de sus rurales localidades andinas y amazónicas; sin embargo, al intentar examinar el sustento de sus motivaciones, queda claro que poco les es claro, que desconocen de quién es verdaderamente la responsabilidad de ser rehenes de la pobreza y prisioneros del subdesarrollo. Lo segundo es que, muchos fueron traídos con engaños, desde poblaciones que subsisten en precariedad urbana y educacional, por lo que, resultó y resulta muy fácil engañarlos culpando al gobierno central, cuando lo cierto y real es que los azuzadores de las protestas y de la violencia son justamente los que les roban desde el gobierno regional y las alcaldías.

Considero que, sin mediar tiempo, deberá implementarse como política de Estado, la educación y formación de nuestros niños y jóvenes en valores morales, éticos y ciudadanos. No deberá existir un peruano al que, a la vez de enseñársele a leer y escribir, se le instruya cómo está estructurado el Estado, en qué consiste el estado de Derecho, qué es la democracia. Deberá promoverse e internalizarse, en nuestra niñez y juventud, elementos identitarios que nos construyan como Nación.

Todos los gobiernos subnacionales fueron tomados por caciques regionales, provinciales y distritales, siendo casi todos delincuentes disfrazados de políticos provenientes de las canteras de la minería ilegal, de la explotación de madera ilegal, trata de blancas, explotación sexual de menores de edad, del narcoterrorismo y del contrabando. Es decir, los peores peruanos se han apropiado de los gobiernos subnacionales, desfalcando el dinero público, manteniendo a las poblaciones del Perú como grandes asentamientos humanos y pueblos jóvenes.

Quién puede negar que los reclamos, que las necesidades expresadas en las protestas sociales no son reales; quién puede negar que en el interior del país la pobreza y el subdesarrollo es parte del histórico y vergonzoso cotidiano. Pero, además, quién o cómo explicarles o hacerles entender que los culpables de sus necesidades son aquellos que los trajeron a Lima a protestar, que, no por casualidad son los propietarios de los partidos políticos y movimientos regionales que se han entronado en sus regiones y provincias para robarles.

Señores, la responsabilidad de no permitir que los gobiernos regionales y provinciales sean los cantones desde dónde operan impunes bandas de pseudopolíticos delincuentes, es del Poder Ejecutivo, del Congreso de la República y del Poder Judicial. La responsabilidad de educar adecuadamente a nuestros niños y formar a nuestros jóvenes como ciudadanos de bien, es del Estado.

Entonces, peruanos hay mucho por hacer; eso está claro. Así, después de esta dura lección que recién estamos entendiendo y sopesando en su real dimensión, tenemos que aceptar que, más allá de la inaceptable violencia, existen necesidades y reclamos que se han hecho escuchar fuerte, las cuales deben ser atendidas no mediante políticas públicas populistas, sino mediante la modificación de la normativa que sostiene el sistema electoral, de los procesos de la regionalización y la descentralización.

Peruanos, hermanos, no es suficiente que los que protestaban se estén percatando de quienes son los reales responsables de la pobreza que fiel compañero los acompaña agobiante; no es suficiente dar la pelea democrática en redes sociales y recurriendo al monopolio del legítimo uso de la fuerza del Estado. Debemos desterrar a los peores peruanos del ejercicio de la política gubernamental; debemos identificar, potenciar y promover la participación de los jóvenes en la política; debemos lograr que la población nunca más apoye ni vote por las nefastas organizaciones políticas que abundan como cancha; debemos lograr que postulen los mejores jóvenes al cargo público. De no ser así, en poco, veremos que lo que está ocurriendo ahora, recargado, volverá a presentarse.

Artículo de Mario Núñez: “El Quijote”

Mario Javier Núñez Cornejo. Estudios en Administración de Empresas, Derecho y Antropología. Magister en Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Columnista de opinión política bajo el seudónimo de “El Quijote” en el Diario Expreso. Conductor y analista político en el programa “Café Político” de Radio Canto Grande. Director Gerencial en diversas empresas del sector inmobiliario y de construcción. 

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