Ahora las personas se involucran más en política, ya no existe ese “soy apolítico”, todos participamos en política, nadie se escapa y cada uno interpreta a su manera la realidad. Esa lectura es producto de un “input” que consumimos a diario, he allí la clave, la realidad es lo que se percibe, y percibimos la información que consumimos. Ciertas organizaciones desarrollan sistemas para producir información en marketing digital y redes sociales, se las conoce como las “360” porque abarcan todos los segmentos, se usan para campañas, encuestas o para que la población apoye ciertas ideas (cerrar el congreso, derrocar a un gobierno, sobre todo cuando han perdido la mamadera de la corrupción). Desarrollan bots o robots, crean noticias, perfiles, se apoderan de otros, clonan personas en redes, etc. con el fin de replicar una misma noticia, la desnaturalizan, le dan otro sentido, por ejemplo, en un enfrentamiento entre policías y vándalos, es fácil usar términos como “fuerzas represoras, exceso de la fuerza o incluso la policía tiene órdenes de matar”, y así la mentira, el rumor y el trascendido cobra validez en mucha gente, esa es la finalidad de ese juego político. A esto se llama Desinformación.
Los medios digitales tienen una súper velocidad y abarcan mayor población y electores. Una mentira puede convertirse en verdad para millones de personas en sólo minutos ¿Cómo? Se identifican los mayores grupos en una red social y se crea un perfil falso pero similar a los del grupo, con foto de un nacional real para mayor credibilidad, se lanza la noticia falsa con un comentario que responda a los intereses del grupo, las personas del grupo elegirán creer en la noticia porque está conectada emocionalmente a sus sentimientos y modo de pensar, a su línea política, a su economía, a su arraigo territorial o región. Estas organizaciones se cubren para parecer defensoras de la democracia y de los derechos, pueden ser partidos políticos, colectivos, asociaciones, etc., suelen llamarse con nombres agradables al oído como Democracia Digital, Observatorio Democrático, etc. Sus robots inundan las redes con cuentas falsas, por ejemplo, se mide el grado de influencia que logra un perfil o perfiles falsos al comentar el desarrollo de un debate electoral. Se emplean imágenes y videos fuera de contexto, datos falsos, estadísticas erradas, etc.
Es necesario “mapear” a estas organizaciones y sus noticias falsas más compartidas ¿Quién debe hacer este mapeo? Se les conoce como “Agencias de Fact Checking”, se encargan de validar o no las noticias que inundan las redes. Como la información es una guerra, un excelente contra ataque es un sello de “Fake o Falso” en esa noticia, ese Fake también puede y debe inundar la red. Se mide la repercusión de cada noticia y su correspondiente Fake y se hace un balance.
En los sistemas políticos muy polarizados como el nuestro, las noticias falsas se dirigen a nuestros deseos, creencias y voluntad. Nos hacen creer lo que queremos creer.
El individualismo, el narcisismo crea individuos ensimismados, que los lleva a apoyar y creer en un resultado que aún no ha sucedido, o que no sucederá, como el intentar derrocar a una sucesión constitucional. A esto se llama Sesgo de Confirmación. Un individuo predice de forma errónea un hecho del cual ha sido influenciado, esto trae, siguiendo el ejemplo, el desconocer un gobierno legítimo, no le interesa la verdad, sino afirmar su creencia, que es su verdad. Ejemplo: “este gobierno es usurpador y hay que derrocarlo, hay que tomar Lima”, el fakenews es “gobierno usurpador”, la predicción errónea es “el gobierno será derrocado”, y con las marchas y la “toma de Lima” el individuo “Confirma su Sesgo”, su cerebro escucha lo que quiere creer, y lo cree: es allí donde el debate se convierte en insulto y un grito se convierte en piedra.
Un fakenews no es cualquier desinformación, sino que es aquella que reafirma lo que el individuo cree, sin importar sea verdad o mentira, lo que importa es que esté en su línea de creencia, que crea en la desinformación que se le da, así los datos no sean objetivos o reales.
Hoy, cada individuo es un medio de comunicación, uno produce y reproduce información y desinformación en grandes cantidades y a gran velocidad porque que estamos siempre interconectados. Lo sorprendente es la progresión y escala en la que se reproduce e incrementa, si a ello le agregamos la variable de sesgo de confirmación tendremos un objetivo cumplido.
No crea cuando le digan que los soldados se ahogaron porque su superior los obligó, así sea portada de diario, escuche mejor la declaración de un soldado sobreviviente que declara que nadó para no morir lapidado por los vándalos, no crea a Petro cuando dice que la policía peruana marcha como nazi y desconoce a nuestro gobierno, lea mas bien el juicio a su hijo diputado por financiar su campaña con dinero del narcotráfico o a su hermano enjuiciado, por ofrecer indultos a presos a cambio de sobornos.
Esta credulidad (facilidad de creer lo que le cuentan) es bien aprovechada por organizaciones interesadas en derrocar a un gobierno u otro objetivo, las agencias de fact checking deben emplear a influencers, líderes de opinión, personajes a los que se siguen, etc. como contraparte a esa desinformación.
Los ciudadanos necesitan información veraz para tomar decisiones, tales como por quién votar, qué política pública apoyar o simplemente para pensar críticamente. Sea usted su propia agencia de fact checking, no replique desinformación, coloque FAKE a lo que sabe que es falso, difunda ese FAKE, que no jueguen con su mente.
Ismael Iglesias
Oficial FAP en retiro. Licenciado en Ciencias de la Administración Aeroespacial. Graduado en Inteligencia. Bachiller en Ciencia Política. Inteligencia en EE.UU. Imágenes Satelitales en Francia. Estudios de Maestría en Ciencia Política. Fue Gerente Municipal y Gerente General del Servicio de Administración de Inmuebles en Trujillo. Escribe en Correo. Ha escrito en La Industria, Revista Aviación, Revista Air Power de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y otros. Miembro del Instituto de Estudios Vallejianos – Universidad Nacional de Trujillo.
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