“¿Cuándo se jodió el Perú?”, le preguntan a Zavalita, personaje ficticio en la laureada obra de Mario Vargas Llosa, Conversación en la Catedral, procurando encontrar el origen de las frustraciones nacionales peruanas.
Desde mi perspectiva, en caliente, Zavalita, en la actualidad habría respondido, desde que Alejandro Toledo Manrique asumió el mando, iniciando los nefastos procesos de descentralización y regionalización, bajo el romántico discurso, pero falso objetivo, de lograr el desarrollo integral del país.
Los procesos de descentralización y regionalización vinieron acompañados de una serie de modificaciones constitucionales e implementación en la normativa nacional, como la Ley de Bases de la Descentralización, la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, la Ley de Ordenamiento Territorial, la Ley de Elecciones Regionales y la Ley Orgánica de Municipalidades, entre otras.
Lo cierto es que, detrás del prometido gradual proceso de integración regional, lo que se dio fue la parcelación del Perú en 26 gobiernos regionales, siendo éstos, no tan pequeños reinos, cantones desde donde gobernarían caciques propietarios de movimientos regionales; casi todos conocidos y reincidentes malhechores, los que en muchos casos gobiernan también alcaldías provinciales y distritales a través de sus organizaciones políticas criminales, pero reconocidas por el Registro de Organizaciones Políticas del JNE, como partes de los sistemas de partidos y electoral.
Quijotes, hermanos peruanos, no es acaso cierto que, todos los gobiernos regionales, han desfalcado, robando y apropiándose los apetecibles jugosos pliegos presupuestales. Estos seudo políticos, comprobados delincuentes, impunes se enriquecen a costa de sumir en la indigencia urbana a nuestras poblaciones, manteniéndolas prisioneras de la pobreza y rehenes del subdesarrollo.
Los gobiernos regionales, inútil nivel de gobierno, sirve y sirvió, en la práctica, como el mecanismo para robar formalmente a los peruanos de cada rincón del país. En las regiones abundan funcionarios públicos que carecen de las capacidades técnicas necesarias para proponer, elaborar y se aprueben los expedientes de inversión pública para obras como hidroeléctricas, carreteras, puentes, aeropuertos, redes viales, hospitales, colegios, postas médicas, redes de agua, desagüe, drenaje, canales de regadíos, colectoras.
Han pasado 21 años ya desde que el inefable Cholo Sano y Sagrado hizo realidad los nefastos procesos de regionalización y descentralización, y lo único que se ha logrado es más pobreza para cada vez más población.
Considero que, estoicos, con la mano en el pecho, respirando profundo, debemos reconocer que las regiones no van más. Debemos retroceder en la regionalización y la descentralización hasta que no tengamos el recurso humano adecuado; debemos desaparecer este inútil pernicioso nivel de gobierno.
El Perú, históricamente municipalista, debería aprovechar su infraestructura orgánica y funcional, reestructurándola, empoderándola, dotándola de los recursos humanos y tecnológicos adecuados, capacitándolas para hacer todo lo que no se hizo con las regiones. Es necesario que, el gobierno central, a través de los ministerios, recupere repotenciada la titularidad de la acción respecto de la Educación, Salud, Infraestructura, Vialidad, Vivienda, Sanidad, Seguridad Interna y todo aquello que sea necesario en cada localidad del Perú. Peruanos, ¡fortalezcamos el mecanismo de las mancomunidades municipales!
Señores, las regiones no han funcionado y no funcionarán. Este nivel de gobierno es un mecanismo de robo institucionalizado que debe desaparecer. Habrá voces que se opongan, no sorprendiendo que pertenezcan a los dueños de los clubes políticos que abundan COMO CANCHA en el interior del Perú, y que justamente son los peores peruanos, sino revisemos nombres: Acuña, Luna, Vizcarra, Aduviri, Cerrón, Santos, Oscorima, Moreno, Guillén, Kuori, Picón, Sotomayor, Álvarez, Acurio, etcétera, etcétera.
Por eso, Zavalita… el Perú dejará de estar jodido cuando desaparezcan los gobiernos regionales, cuando se retroceda con el trunco proceso de la regionalización, cuando los jóvenes recuperen la política para los mejores.
Mario Javier Núñez Cornejo. Estudios en Administración de Empresas, Derecho y Antropología. Magister en Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Columnista de opinión política bajo el seudónimo de “El Quijote” en el Diario Expreso. Conductor y analista político en el programa “Café Político” de Radio Canto Grande. Director Gerencial en diversas empresas del sector inmobiliario y de construcción
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