El martes 4 de abril de 2023, la portada del periódico español El Mundo publica en portada una fotografía generada con inteligencia artificial. La fotografía en cuestión presentaba juntos a Pablo Iglesias, político de Podemos y expresidente segundo del gobierno, y a Yolanda Díaz, actual vicepresidenta segunda del gobierno. El pie de foto señala: una foto imposible, pero como sabemos muchos ven la fotografía y muchos menos leen el pie.
Estos dos políticos, antaño socios y aparentemente amigos, actualmente viven en la distancia y el desencuentro, pero la fotografía les muestra unidos, afables y sonrientes. Lo que esta fotografía, artificial y por tanto no auténtica, viene a demostrarnos es que cada vez es más difícil discernir entre lo verdadero y auténtico, frente a lo artificial con apariencia de real que la inteligencia artificial nos proporciona de manera fácil, rápida y barata.
Nos hemos acostumbrado ya a los mensajes y perfiles falsos en las redes sociales. Muchos admiten los mensaje generados artificialmente y la mayoría no se para a verificar ni los mensajes, ni los perfiles, ni siquiera analiza brevemente lo que lee. Estudios como los de IAB Spain sobre redes y sus usos, revelan que los jóvenes creen como cierto, sin cuestionar, lo que leen y ven en redes sociales, donde las fake news circulan alegremente. Junto a esta reflexión sobre la verdad y la apariencia de verdad en las redes sociales, amanecemos hoy con una imagen creada ad hoc para la portada de un periódico con trayectoria y que nos plantea en su titular: El gran desafío de la inteligencia artificial: “Será imposible distinguir verdad y mentira”.
Ante este desafío conviene regular cuanto antes el uso de estos programas, si no queremos borrar la línea necesaria entre lo verdadero y la apariencia de verdad o directamente mentira.
Imaginemos por un momento lo que los políticos en general y, los más populistas en particular, junto a los periodistas sin escrúpulos pueden hacer con esta tecnología en sus manos para manipular la opinión pública.
El tema es muy serio y manifiesta la necesidad de regulación. No regular su uso nos dejaría desprotegidos ante la mala praxis y facilitaría la manipulación, sobre todo, de los más vulnerables, de las personas con menos formación y con menos espíritu crítico. También puede colaborar a que, como en el cuento de Pedro y el lobo, no creamos nada, ni lo cierto o verdadero. El cambio ya está aquí. Ahora vamos a esperar que el uso de la inteligencia artificial sea en positivo.
María Palma Peña Jiménez.
Doctora en Comunicación por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (España). Licenciada y Máster por la Universidad de Salamanca. Directora del Máster Universitario en Protocolo, Comunicación Institucional y Organización de eventos y Coordinadora a su vez del Grado en Protocolo, Organización de eventos y Comunicación de la URJC. Autora de numerosos artículos científicos centrados en el análisis pragmático del discurso, sobre todo del discurso político, la comunicación política y la educomunicación.
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