Innumerable es la diversidad de especies en nuestra fauna política, como también extensa es la variedad de actos reprochables, inmorales y delitos cometidos por estos Jarjachas, estos inefables folclóricos demonios; faltas que, como veremos, son parte de nuestro chicha cotidiano. Así, entre otros, la arrogancia, la inmoralidad, la coima, la corrupción, la impunidad, la mentira y la cobardía forman parte de la cosmovisión del político tradicional peruano.
La arrogancia de los caciques propietarios de partidos políticos y movimientos regionales por considerarse los elegidos, los salvadores de la patria, el mesías. Obviamente, ni redentores, ni elegidos, menos los salvadores son ni serán estos sátrapas. Si han logrado ser propietarios de alguna organización política, no será por ser brillantes líderes con multiplicidad de virtudes, sino por tener plata como cancha, quién sabe de qué procedencia… ¡eso es todo!
Efectivamente, en Perusalén, sólo se requieren unos miles de dólares para constituir un partido político, además de unos cuantos despistados o inmorales dispuestos a vender su alma por una cuota de poder que, finalmente, se traducirá en dinero para sus bolsillos. Para confirmarlo, sólo digan el nombre de cada dueño de partido político que se les venga a la mente y el de su séquito de chauchillas.
La inmoralidad es característica sine qua non del político. Ninguna carencia urbana, ninguna mala inversión, ningún contrato sobrevalorado, ninguna obra inconclusa, ni nada de lo que haga será su culpa. Todo delito será un error que, además, tendrá una explicación, y hasta quizá termine siendo una lección de vida que le servirá para ser una mejor persona.
La coima, en su constructo, es el diezmo, la donación de la décima parte del presupuesto a que tiene derecho el mesías local de cada rincón de Perusalén; es un designio de Dios, que los pueblos tienen que acatar.
La corrupción para estos iluminados señores, no es el mal uso del poder público, ni una forma de obtener ventaja indebida, es el ejercicio del poder al que tienen derecho por la inversión que hicieron por construir su organización política, por vender cupos para candidaturas, por dinamizar la economía local inyectando ingentes sumas de dinero en las campañas electorales.
La impunidad, es en realidad el perdón otorgado por el supremo Señor de los cielos, quien ordena a jueces y fiscales librar de toda culpa a sus hermanitos políticos regionales y locales, con quienes compartieron hazañas de juventud o largas noches de estudios universitarios, o algún negocio o arreglo que han preferido mantenerlo en reserva; total… ¡la amistad y la lealtad es irrompible y para siempre!
La mentira, el disfrazar la verdad, el relativizar los actos reprochables o delictivos es parte del cotidiano naturalizado de la política en Perusalén. En esta sucursal del cielo todo vale, nada es censurable. Si algo no se dijo o no se fue fiel a decirlo a cómo son o a cómo pasaron las cosas, pues, no hay problema; son pequeños detalles que con los días pierden importancia; total nadie es santo y todos somos hijos de Dios… ¡el que no haya mentido, el que no haya pecado, que tire la primera piedra! ¡Entonces pues! ¡No pasa nada!
La cobardía es un acto de preservación del heroico político. Es un diestro suceso digno del más hábil superviviente expuesto a los más grandes peligros judiciales, del acoso salvaje de la justicia. Es por ello que, si para salir bien librado de alguna investigación penal, el político tiene el derecho divino de involucrar y endosar las culpas a amigos y familiares. Y eso tiene lógica divina, ya que, si estamos frente a designados por Dios, si se trata de nuestros salvadores, éstos no deberán temerle a la ley del hombre, sino y sólo a la ley de Dios.
Finalmente, Quijotes, este texto podría parecer algo irónico, sínico y triste a la vez, pero… ¿no es acaso que describe la triste realidad política de nuestro amado Perusalén?
Mario Javier Núñez Cornejo. Estudios en Administración de Empresas, Derecho y Antropología. Magister en Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Columnista de opinión política bajo el seudónimo de “El Quijote” en el Diario Expreso. Conductor y analista político en el programa “Café Político” de Radio Canto Grande. Director Gerencial en diversas empresas del sector inmobiliario y de construcción. . Estudios en Administración de Empresas, Derecho y Antropología. Magister en Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Columnista de opinión política bajo el seudónimo de “El Quijote” en el Diario Expreso. Conductor y analista político en el programa “Café Político” de Radio Canto Grande. Director Gerencial en diversas empresas del sector inmobiliario y de construcción.
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