Columnas Juan Carlos Suttor

Congreso en crisis: ¿Hasta cuándo la decadencia política?

Según la encuesta de Ipsos publicada en Perú21 este mes, el índice de aprobación del Congreso es de 13% y la desaprobación de 79%. Es decir, que, de cada 100 peruanos, solo 13 aprueban la gestión de este poder del estado. Una vergüenza sin duda.

Desde hace muchos años vengo diciendo “peor que este Congreso no podrá haber” y siempre me he equivocado porque el siguiente Congreso siempre ha sido peor y este, muchísimo peor que el anterior.

¿Será posible que el siguiente Congreso sea peor que este? Dios no lo quiera, pero en este país cualquier cosa puede suceder.

No puedo negar que en nuestro Congreso tenemos buenos congresistas, que aportan y ahí están, en mi criterio, Alejandro Aguinaga, Maricarmen Alva, Carlos Anderson, Roselli Amuruz, Alfredo Azurín, Rosangella Barbarán, Diego Bazán, Carlos Bustamante, Lady Camones, Alejandro Cavero, Patty Chirinos, Pepe Cueto, Nano Guerra García, Patricia Juárez, Edward Málaga, Martha Moyano, Alejandro Muñante, Adriana Tudela, José Williams y Norma Yarrow.

Son 20 de 130 congresistas, que representan el 15% del total y hago notar que no estoy mencionando ni al general Roberto Chiabra, ni al almirante Jorge Montoya, grandes decepciones, a mi modo de ver.

El resto, 110 congresistas, que representan el 85% del total, absoluta mayoría, son o un montón de intrascendentes, incapaces, impresentables, o fantasmas ignorantes que deambulan por el Congreso y cobran, o son parte de los “niños”, o los “mochasueldos” o los pro-terrucos, grupo en el cual destacan, principalmente, esa mujer tan repugnante que es Susel Paredes, además de Sigrid Bazán, Guillermo Bermejo, Pepe Luna o Isabel Cortéz “La Chabelita”, entre otros que completan este grupo.

Pero ¿quién es el primer culpable de que tengamos este Congreso? Pues nada más y nada menos que el Lagarto Vizcarra, el criminal, además de corrupto, culpable de la muerte de más de 220.000 peruanos, quien, utilizando de mala manera el aparato del Estado, manipuló a las masas para que votarán en contra de la reelección congresal en un referéndum.

El segundo culpable sin duda son los partidos políticos que no saben separar la paja del trigo e inscriben a candidatos de dudosa calidad moral y profesional.

Y el tercer gran culpable, qué duda cabe, es el peruano, sin educación, que vota por todos estos incapaces. Y ese es el gran trabajo que hace la izquierda y todas las ONG satélites, muy bien financiadas, cuyo objetivo es mantener a las poblaciones en la ignorancia y la pobreza.

No contentos nuestros congresistas con el desprestigio de su institución, hace dos semanas aprobaron en primera votación, con 68 votos, la “Ley mordaza”, el proyecto de ley que eleva de dos a cuatro años de prisión la pena por el delito de difamación, y que, en la práctica, constituye una amenaza para el ejercicio del periodismo y la libertad de prensa. Está pendiente aún la segunda votación.

De aprobarse esa ley, querido lector, hasta este humilde columnista, aficionado a la política, que no tiene pelos en la lengua, podría terminar preso.

El último miércoles, el Congreso, en una sucia negociación bajo la mesa, en un pacto vergonzoso, eligió, sin debate previo al Defensor del Pueblo, Josué Gutiérrez, ex abogado de Vladimir Cerrón y ex escudero de Nadine Heredia, sin ninguna experiencia en temas de derechos humanos, un incapaz y un impresentable a todas luces, para ejercer el puesto.

Este ha sido el primero de cinco nombramientos que deberán darse hasta fin de año. Quedan pendientes la elección del presidente del Congreso, del Contralor General de la República, de un miembro del Tribunal Constitucional y de un miembro de la Junta Nacional de Justicia. Una sucia repartija en la que habrían participado Acción Popular, Alianza para el Progreso, Fuerza Popular, Perú Libre y Podemos Perú, quienes ya se habrían distribuido estos puestos.

Pero la cereza de la torta se puso el último jueves, cuando nuestros congresistas, haciendo gala de sus pactos contra natura y politiquería de barrio, votaron por blindar a “los niños”. Cuatro legisladores corruptos, con innumerables evidencias en su contra. “Otorongo no come otorongo” es como se dice. Favor se paga con favor. Un asco realmente.

Los corruptos congresistas Elvis Vergara, Darwin Espinoza, Jorge Flores y Raúl Doroteo fueron salvados, burdamente, por sus colegas de diferentes bancadas, de ser suspendidos y acusados constitucionalmente por los presuntos delitos de tráfico de influencias y organización criminal, tras haber sido señalados de dar sus votos a favor de Pedro Castillo y algunos de sus ministros, a cambios de cuotas de poder que manejaba el Poder Ejecutivo.

Por razones de espacio no comentaré sobre el altísimo presupuesto de nuestro Congreso, llegando a niveles irracionales y que no se condice con la calidad de su trabajo.

Lo cierto y debemos lamentarlo, es que este Congreso es una pocilga, con el perdón de los chanchos, y no tiene remedio. Es un asco.

Y que me demanden si creen que estoy difamando a alguien.

Juan Carlos SuttorAdministrador de Empresas de la Universidad de Lima. Luego de más de 25 años en el mundo de las ventas, liderando diferentes equipos comerciales, hoy comparte toda su
experiencia ayudando a empresas y a sus equipos comerciales a entender ese
fascinante mundo, siempre con el foco en la satisfacción del cliente. Actualmente es
Director Comercial de Sagros.

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