Columnas Uri Landman

¿La victoria o el fracaso?

Uno de los distritos más ricos y pujantes de nuestro país es La Victoria, ubicado en la provincia de Lima. Cuando uno nombra a La Victoria, inmediatamente piensa en el emporio comercial de Gamarra, en el Mercado de Frutas, en la zona repuestera de la avenida Iquitos pero también en La Parada y San Jacinto. Por supuesto, no podemos dejar de mencionar al Estadio Matute, sede de los “íntimos” de Alianza Lima.

Trabajo en La Victoria desde hace décadas y antes de ello, acompañaba a mi padre cuando él administraba la distribuidora de repuestos que fundó mi abuelo hace más de 60 años. Recuerdo cuando escuchaba las sabias palabras de mi padre: “mira hijo, este hueco y esta basura están allí desde los tiempos de tu abuelo y cuando yo me vaya seguramente seguirán allí”. Mi padre se fue hace unos años, pero los huecos y basura siguen allí.

Se preguntarán ¿Cómo es posible que un distrito tan rico tenga sectores en condiciones tan deplorables? Analizaremos brevemente los motivos que nos llevaron hasta el hueco en donde estamos el día de hoy.

El municipio de nuestro distrito recauda millones de soles anuales en impuestos a los cientos de miles de comercios que hay en la zona. Piensen en los millones que se pagan en impuesto predial, arbitrios, licencias de funcionamiento, licencia por avisos publicitarios y decenas de tasas que se inventa la administración para recaudar fondos. Pero así y todo, la comuna está quebrada. Según las últimas cifras publicadas que datan del año 2021, la deuda del municipio era de 680 millones de soles. Hoy en día debe ser mucho más.

Insistimos con la pregunta: ¿si recaudan tanto dinero, como es posible que estén quebrados? Una de las razones es la pésima gestión de sus autoridades anteriores. Hemos tenido un alcalde borracho, otro que era parte de una banda criminal “Los intocables ediles”, quienes cobraban 20 millones de soles mensuales en estacionamiento irregular en Gamarra y otros 5 millones de soles más a los ambulantes ilegales por concepto de SISA, que se quedaba en sus bolsillos en lugar de las arcas de la municipalidad. Hemos tenido un alcalde futbolista que abandonó el partido a medio tiempo, dejando una serie de irregularidades en su gestión.

El día de hoy tenemos un alcalde empresario que parece tener buenas intenciones. Desde que asumió la gestión en enero de este año, ha recuperado algunas zonas que estaban invadidas desde hace años por comerciantes ilegales.  Se puede ver en las calles del distrito más presencia del serenazo. Sin embargo, soy testigo presencial que las mafias siguen operando en los diferentes niveles de la administración, a pesar de los esfuerzos del alcalde.

Una de las atribuciones que tiene la administración municipal es clausurar un local por una falta administrativa, lo cual es un despropósito. Si el inspector municipal tiene “malas intenciones”, esta norma fácilmente se puede utilizar para “extorsionar” a medianas y pequeñas empresas que subsisten con las ventas diarias. ¿Cuántas empresas pueden sobrevivir si las clausuran 15 ó 30 días y encima le ponen una multa de miles de soles?  Ante esta amenaza de quiebra, muchos comerciantes optan por “arreglar” con el inspector municipal para que los dejen trabajar y fomentan la corrupción de manera indirecta.

Imaginen cuán grave es el problema, que la Comisión de Constitución del Congreso de la República, ha aprobado un dictamen la semana pasada que prohíbe a los municipios cerrar negocios por faltas administrativas. ¿Por qué castigar a las empresas formales con una clausura y de paso mandarlas a la quiebra? De aprobarse esta ley en el Congreso en la próxima legislatura, solamente se podrán cerrar los negocios cuando exista “un peligro inminente para la vida, la salud o la propiedad de las personas”. Además, se propone que los negocios que sean clausurados de manera temporal, no se les condicione el previo pago de la multa para reabrir, pudiéndolo hacer luego de subsanar las observaciones y que esta sea en 48 horas.

Estamos de acuerdo que las empresas deben trabajar de manera formal y segura en beneficio de la sociedad, pero estas medidas abusivas de parte de los municipios no contribuyen con los empresarios, ni a promover la inversión, ni a la creación de puestos de trabajo formales. Todo lo contrario.

El alcalde de nuestro distrito tiene la oportunidad de transformar “El Fracaso” en “La Victoria”. Es una tarea titánica, ya que tiene que luchar contra mafias enquistadas en el municipio desde hace décadas, pero es una batalla que no puede perder por el bien de todos los vecinos y empresarios que trabajamos aquí.

Desde esta columna estaremos vigilantes para que nuestras autoridades cumplan con el rol para el que fueron elegidas: servir a la ciudad y no servirse de ella.

Como dicen los “íntimos”: “Desde La Victoria hasta la gloria”.

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Uri Landman
Gerente General de Motorama S.A., empresa fundada hace más de 60 años en el Perú, dedicada a la distribución y comercializamos de repuestos para la marca Ford a nivel nacional. Bachiller en ingeniería mecánica de la Universidad de Miami (1992), Grado de maestría en ingeniería mecánica con especialización en motores de combustión interna en la universidad de Miami (1994). Desde hace tres años colabora como analista político en varios portales web como lampadia, café viena y la abeja. También colabora con la edición impresa de El Tiempo de Piura. Ha colaborado con publicaciones en la versión digital de Expreso y Montonero.

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