En nuestro país, el transporte acuático está subutilizado. Algo hacemos al respecto en los ríos de la Selva, pero podríamos hacer mucho más. ¿Por qué
no replicar y multiplicar – por ejemplo – el éxito del Ferry Amazonas que
transporta hasta 300 pasajeros entre Iquitos y Santa Rosa, allá en la triple frontera que compartimos con Colombia y Brasil? Una ruta fluvial preciosa, 500 kilómetros espectaculares, 12 horas de ensueño. Un sistema de transporte barato, seguro, cómodo, eficiente, entretenido y súper amigable con la naturaleza. ¡Qué más se puede pedir!
Otro poco hacemos en el majestuoso lago Titicaca en Puno… pero muy poco. El transporte acuático en los lagos de la Sierra es casi inexistente.
Sin embargo, lo que más llama la atención, es que a lo largo de los más de 2,000 kilómetros de mar infinito que tenemos frente a nuestras costas – desde Tumbes hasta Tacna – no hacemos nada significativo en materia de transporte acuático.
Nuestro mar y nuestras playas maravillosas sólo las usamos para asolearnos, para bañarnos y recrearnos, para hacer deportes acuáticos y náuticos, y para pescar. Pero para cabotaje marítimo interno; es decir, para transportar carga y pasajeros entre pueblos costeros peruanos… nada que ver.
Es verdad, usamos nuestro mar para el comercio internacional, lo cual está
muy bien. El grueso de nuestras importaciones y exportaciones se
transporta en buques que llevan todo tipo de cargas: líquidos, contenedores
y carga en general.
A ese respecto, el nuevo Puerto de Chancay va a propiciar un gran
crecimiento del transporte marítimo internacional en nuestro país. Lo cual,
también es muy bueno. Pero, lamentablemente, también tiene su problema.
¿Se imaginan cuánto más se congestionará el tráfico vehicular entre
Chancay y Lima, cuando entre en operación el mega puerto, dentro de un
par de años, más o menos? ¡Caos a la vista! El tráfico vehicular en Lima
Norte va camino a la barbarie.
Seamos realistas. Ya no hay tiempo para construir una autopista como Dios
manda – entre Lima y Chancay – que evite el desmadre vehicular que se
avecina. Y menos aún, un tren de cercanías.
La solución más evidente, eficiente y rápida es el cabotaje marítimo
interno; es decir, el transporte de carga y pasajeros entre Chancay y Lima,
vía marítima. Los puertos están. El mar está; no hay que construirlo como
las autopistas o las ferrovías. Lo único que falta son los barcos, que son
fáciles de conseguir.
Con muy poca inversión estatal, puesto que los barcos serían privados,
podríamos iniciar un proceso virtuoso, innovador, muy utilizado en otras
partes del mundo – como el cabotaje marítimo – que empezaría entre
Chancay y Lima, y luego se replicaría y multiplicaría a lo largo de toda
nuestra Costa.
Una nota previa. Los barcos de cabotaje modernos (ferry o ferris, como se
les llama) son muy rápidos. Así me han dicho algunos expertos en la
materia. Hay ferris que alcanzar hasta 40 nudos / hora. O sea, ¡74 km /
hora! Similar a los camiones de carga convencionales, con la ventaja de
que en el mar no hay obstáculos tipo semáforos, rompe muelles, cruces, ni
nada por el estilo.
Además, algunos ferris modernos permiten transportar vehículos de todo
tipo y tamaño: autos, camiones, buses y demás. Los vehículos ingresan y
salen de las naves por sus propios medios, a través de rampas sencillas. Los
choferes y pasajeros viajan, con todas las comodidades del caso en las
cubiertas de las naves. ¡Una maravilla! Además, para el embarque y
desembarque de los vehículos, se podrían utilizar los cerca de 50 terminales
pesqueros que tenemos a lo largo de nuestra Costa. ¡No hay pierde!
Y por si fuera poco… las vías marítimas son a prueba de bloqueos, a
diferencia de nuestras carreteras, donde por quítame estas pajas, y ante la
desesperante pasividad del Estado, cualquier puñado de delincuentes – con
un par de llantas quemadas y unas cuantas piedras – son capaces de impedir
el libre tránsito de vehículos y personas; paralizando al país, y partiéndolo
en dos. Uno, a un lado del bloqueo y otro, al otro. Un delito cada vez más
frecuente en nuestro cada vez más anárquico país. Delito que se está viendo
incluso en algunos ríos de la Selva. Por ello pregunto: Estado ¿dónde estás?
¿Por qué te escondes cuando irrumpe la delincuencia? ¿Por qué eres tan
débil? No se oye padre.
En fin. A lo que quiero llegar es que debemos mirar de frente al mar… no
de espaldas, como ahora. Nuestro mar podría hacer las veces de una infinita
autopista costera. Ese sueño se llama… cabotaje marítimo interno.
Fernando Cillóniz.
Culminó sus estudios de Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (Perú). Estudió un MBA en Escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Ha sido director del Banco Internacional y miembro del Consejo Consultivo del Diario El Comercio. Fue ex regidor de Ica.
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