El titular del presente artículo está inspirado en el célebre “ser o no ser…” del genial William Shakespeare (1565 – 1616). La genialidad está en la sencillez y en el profundo sentido existencial de la expresión. ¿Ser o no ser? ¿Cómo debemos afrontar la vida y el destino? ¿Ceder a la tentación de las soluciones fáciles y sumisas, o actuar con determinación frente a la realidad, tal y como es? Para el genial Shakespeare, el dilema hamletiano se refiere a la disyuntiva extrema de optar entre vivir o morir. ¡Esa es la cuestión!
Aplicada a la coyuntura peruana actual, la cuestión es: ¿ser patriótico o no? ¿Amar al Perú y desearle lo mejor, o no? No ser patriótico, en las actuales circunstancias, es ser un vándalo que bloquea carreteras, destroza aeropuertos, incendia comisarías, agrede a policías, saquea mercados y demás. No ser patriótico, en las actuales circunstancias, también es ser sumiso, pusilánime o cobarde… ¡esa es la cuestión!
Los antipatriotas peruanos, que ciertamente los hay, van a actuar, cada cual a su manera. Los cobardes van a observar, hablar, opinar, diagnosticar, pero nada más. Otros, más cobardes aún, van a tirar la piedra y esconderán la mano. Alentarán el vandalismo, propalarán odios y amarguras, revelarán sus complejos de inferioridad, pero se esconderán detrás de seudónimos en sus cuentas de Twitter o TikTok.
La pregunta entonces es ¿qué debemos hacer los patriotas frente al accionar de los antipatriotas? La respuesta de los cobardes es – nada, no hagamos nada… para eso está el Estado –. Y en parte, tienen razón. En condiciones normales, los Estados están para velar por los derechos de sus ciudadanos al libre tránsito, a la libertad de trabajar, a la seguridad y protección de la propiedad pública y privada, etc. Más aún, la Policía Nacional del Perú (PNP) está para protegernos de los delincuentes, y para protegerse a sí misma. Eso dice la teoría.
Sin embargo, contra lo que dice la teoría, el Estado peruano – nuestro Estado – está en otra. No nos protege de los delincuentes. Al menos, no en la medida que todo Estado mínimamente eficaz, debe proteger a sus ciudadanos. Entonces, reitero la pregunta y la amplío: ¿qué debemos hacer los patriotas frente al accionar de los antipatriotas, sabiendo que el Estado – nuestro Estado – no nos protege eficazmente? ¡Esa es la cuestión!
Bueno pues, como mencioné en un artículo anterior, los peruanos estamos ante disyuntivas parteaguas: ¿libertad o tiranía? ¿democracia o dictadura? ¿civilidad o barbarie? Así estamos. La alternativa del diálogo es inútil… incluso, ingenua. En cualquier otra circunstancia – siempre – el diálogo es la mejor alternativa. Pero no en este caso. Dialogar con vándalos o terroristas que buscan el caos y la anarquía, no tiene sentido.
Insisto. No me refiero a aquellos ciudadanos que protestan justificada y civilizadamente por los pésimos servicios que el Estado está obligado a brindarnos: agua, salud, educación y seguridad. Yo también protesto por ello. Todos debemos protestar contra el Estado corrupto e inoperante que tenemos.
Pero en la lucha contra la tiranía y la barbarie son ¿ellos o nosotros? Uno de los dos tiene que sucumbir. Ellos y nosotros somos mutuamente excluyentes… somos incompatibles. No es posible convivir – ellos y nosotros – en armonía. No es posible convivir – ellos y nosotros – en paz y prosperidad. Repito. Así estamos. Y el Estado – nuestro Estado – está en otra. ¡Esa es la cuestión!
A lo que quiero llegar, es que no queda otra sino luchar. No esperemos que el Estado nos defienda, porque no lo va a hacer. Y si lo hace, lo hará a medias. Sigamos el gran ejemplo de aquellos compatriotas de Puno, Cusco y Arequipa – de los que se habló muy poco, en su momento – quienes en medio de los saqueos y destrozos de enero y febrero pasado, salieron a las calles y enfrentaron valientemente a los vándalos. ¡Ese es el ejemplo de patriotismo que debemos seguir! No hay cabida para soluciones fáciles o sumisas… y menos, para la cobardía.
Cuando bloqueen carreteras e impidan el libre tránsito, salgamos todos – choferes, pasajeros, trabajadores, estudiantes, y ciudadanos en general – a desbloquear las vías. ¡No hay derecho que atenten contra la vida de niños, mayores y personas enfermas! ¡No hay derecho que atenten contra el empleo y el sustento de tantos trabajadores! Cuando destrocen aeropuertos o quemen locales públicos o privados, salgamos a defender el patrimonio de nuestro país. En la medida de lo posible, identifiquemos a los vándalos, filmémoslos, grabémoslos, tomémosles fotos, para luego denunciarlos penalmente.
CÍVICA, la Asociación Cívica del Perú (https://civica.pe/wp/) a la cual represento, está a disposición de todos los peruanos que se sientan vulnerados en sus derechos constitucionales al libre tránsito, a la libertad de trabajar, a la libertad de expresión, a la propiedad privada, a la seguridad personal, a la igualdad ante la ley… sin que el Estado haga nada por defenderlos. A la fecha, tenemos 6 denuncias penales por bloqueos de carreteras en proceso: Ica, Virú, Urcos, Espinar, Chumbivilcas y Pisco. Y no vamos a parar hasta que el Poder Judicial dicte las sentencias que correspondan… cueste lo que cueste, caiga quien caiga, le duela a quien le duela.
Luchar o no luchar… ¡luchar es la cuestión!
Fernando Cillóniz.
Culminó sus estudios de Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (Perú). Estudió un MBA en Escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Ha sido director del Banco Internacional y miembro del Consejo Consultivo del Diario El Comercio. Fue ex regidor de Ica.
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