Columnas Fernando Cillóniz

¿“Ellos” o “nosotros”?

Pedro Castillo – ¡qué duda cabe! – es un cínico traidor. Mintió y fingió descaradamente… antes, durante y después de ejercer el cargo de Presidente de la República; robó y coimeó a diestra y siniestra; plagió su tesis de Maestría en Educación, juntamente con su esposa; encubrió a familiares y amigos, cada cual más corrupto que el otro; vendió ascensos de altos mandos de la Policía Nacional del Perú (PNP), desmoralizando así a 140 mil efectivos subalternos. ¡Un “podrido”, en persona!

Incluso, dio un golpe de Estado (que no le ligara, es otra cosa). Además, dado que la verdad siempre sale a la luz, ha llegado a saberse que, estando ya vacado y preso por golpista, Castillo financió las asonadas de enero y febrero pasados, con una parte de las coimas que cobró (las de Sada Goray, por ejemplo). Las asonadas – todo el mundo lo sabe – fueron para propiciar el cierre del Congreso de la República, reponer a Castillo en el cargo, y convocar a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna – a la venezolana – para perpetuarse en el poder. ¡Cuánta corrupción, cuánto cinismo, cuánta destrucción, cuánto dolor y muerte! ¿Acaso eso no es traición, con todas sus letras?

La bajeza de Castillo está en él, en su humanidad, en su alma podrida. Nada que ver con su raza mestiza, su lugar de nacimiento en Chota – Cajamarca, su origen campesino, su profesión de maestro, su ideología izquierdista, su nivel socio económico… ni nada por el estilo. Dicho sea de paso, si de dinero en efectivo se tratara, Castillo no tiene nada de pobre. Al contrario, producto de las coimas que se embolsicó, el tipo es – literalmente – millonario.

A pesar de todo ello, hay personas que lo defienden. Los presidentes de México, Venezuela y Colombia, por ejemplo. Sin embargo, ese no es nuestro problema. ¡Allá los extranjeros con sus problemas! El problema es que hay peruanos – muchos peruanos – que respaldan a Castillo: Aníbal Torres, Guillermo Bermejo, Guido Bellido, Edgar Tello, Iber Maraví, Betssy Chávez, Sigrid Bazán, Verónika Mendoza, Indira Huilca y muchos más. Por otro lado, todos los que bloquean carreteras, queman ambulancias, destrozan aeropuertos, incendian comisarías, agreden a policías, y demás… apoyan a Castillo. ¿Acaso no es evidente que lo que pretenden es perpetuarse en el poder… a lo Venezuela, Cuba o Nicaragua?

Entonces, de allí viene lo de “ellos” y “nosotros” de mis últimos artículos. “Nosotros”, los que estamos por la verdad, los que valoramos la justicia, los que respetamos la libertad y los que defendemos la democracia, debemos marcar distancia respecto de “ellos”. Precisamente, porque son antipatriotas. “Ellos” no quieran la paz. “Ellos” repudian la meritocracia y el esfuerzo individual. “Ellos” son estatistas porque no confían en el talento y la capacidad de la persona humana.

En este contexto – digo yo – son ¿“ellos” o “nosotros”? En esta lucha, uno de los dos tiene que sucumbir. “Ellos” y “nosotros” somos mutuamente excluyentes… somos incompatibles. No es posible convivir – “ellos” y “nosotros” – en armonía. No es posible convivir – “ellos” y “nosotros” – en paz y prosperidad.

Como se ve, mi propuesta no tiene nada de fascista, tal como dicen aquellos amargados, muchos escondidos cobardemente detrás de seudónimos en sus redes sociales. Para mí “ellos” son los vándalos que bloquean carreteras y destruyen todo lo que encuentran en su camino; no los campesinos, por quienes siento una gran afinidad.

Para mí, “ellos” son los corruptos, los coimeros, los “mocha sueldos”, los “Niños” y todos los que respaldan a Castillo para perpetuarse en el poder; no los pobres, ni los mestizos, ni los de raza indígena, negra, blanca o amarilla, con quienes tengo una gran amistad por haber compartido con ellos toda mi vida. Yo viví mi infancia en Chincha, mi juventud en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde estudié y conviví con maestros y compañeros de todas las razas y regiones, y mi adultez la viví – y la sigo viviendo – en Ica, en la Sierra y en todo el país. ¡Viva el Perú maravilloso… de todas las sangres!

Pero no nos vayamos por las ramas. Frente a “ellos” – léase los corruptos y los vándalos – la alternativa del diálogo es inútil… incluso, ingenua. En cualquier otra circunstancia – siempre – el diálogo es la mejor alternativa. Pero no en este caso. Dialogar con vándalos o corruptos que buscan el caos y la anarquía, no tiene sentido.

Insisto (también por enésima vez). No me refiero a aquellos ciudadanos que protestan justificada y civilizadamente por los servicios que el Estado nos brinda tarde, mal y nunca: agua, salud, educación y seguridad. Yo también protesto por ello. Todos debemos protestar contra el Estado corrupto e inoperante que tenemos.

Repito… en esta guerra, son “ellos” o “nosotros”. Uno de los dos tiene que sucumbir. Y en lo que a mí respecta – que quede claro – haré todo lo que esté a mi alcance para que sucumban “ellos”, no “nosotros”. Y como van las cosas en todo el país, a pesar de haber estado a un tris de la tiranía, todo para indicar que venceremos. “Nosotros” – a diferencia de “ellos” – sí confiamos en nosotros mismos.

Fernando Cillóniz. 
Culminó sus estudios de Ingeniería Económica en la Universidad Nacional de Ingeniería (Perú). Estudió un MBA en Escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania. Ha sido director del Banco Internacional y miembro del Consejo Consultivo del Diario El Comercio. Fue ex regidor de Ica.

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